Del mar de informaciones que generó la muerte del poeta y pensador mexicano Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, emerge la consagración de Carlos Fuentes como el máximo "gurú" de la literatura local.
"El rey (Paz) ha muerto, viva el rey, y el nuevo rey es Carlos Fuentes", proclamó el crítico literario Emanuel Carballo.
Para el analista político Sergio Sarmiento, la declaración de Carballo "refleja la vieja obsesión de la izquierda por buscar en la literatura mexicana a una figura que pueda rivalizar con Paz", muerto el día 19.
Paz y Fuentes son considerados los escritores más importantes del México contemporáneo, aunque ubicados en orillas opuestas del pensamiento político y con su amistad rota en 1988 por una rencilla intelectual comenzada en la revista literaria Vuelta, fundada y dirigida por el premio Nobel.
Escritores como Fernando Benítez y Elena Poniatowska creen equivocado poner a competir a Paz y Fuentes, pues cada uno de ellos labró su fama con base en méritos propios.
Paz murió a los 84 años sin haberse reconciliado con Fuentes, de 70, y dejando un estela de choques y roces con decenas de intelectuales mexicanos, que admiraban la obra literaria del autor, pero cuestionaban su pensamiento político u objetaban algunas de sus opiniones sobre la realidad social.
Luego de rehuir por varios días a la prensa local e internacional que pedía su opinión sobre su fallecido ex amigo, Fuentes se limitó a decir la semana pasada en Buenos Aires que la obra de Paz "abarca y enriquece nuestro siglo cultural, (y) también lo sobrevive".
La enemistad entre los dos escritores tuvo origen en una nota del historiador Enrique Krauze -el principal discípulo de Paz- publicada en Vuelta, en la que Fuentes fue acusado de ser autocomplaciente en sus indagaciones, usar "trampas verbales" y hacer mal uso de la historia.
Krauze sostuvo, con el respaldo de su maestro Paz, que Fuentes estaba cerca del poder político, tenía una vida frívola, tomaba partido por la izquierda debido a la moda y era el portavoz de una visión deformada de la realidad mexicana.
Fuentes exigió una disculpa pública, pero Krauze y Paz no lo hicieron. "Tuvimos una larga amistad, pero a veces se cruzan cucarachas en el camino de la amistad, cucharachas ambiciosas", dijo Fuentes al referirse al episodio.
De la controversia derivaron desencuentros entre Vuelta y Nexos, una publicación en la que colaboraba Fuentes y que denunció la dimisión y el despido de funcionarios del área cultural, supuestamente por presión de Paz, a quien sus críticos calificaban de arrogante y prepotente.
En los últimos años, quizá por su vejez y enfermedades, Paz se limitó a emitir juicios esporádicos sobre política, siempre con duras críticas a la izquierda, mientras Fuentes llevaba por el mundo su cuestionamiento del llamado neoliberalismo.
Fuentes no ocultó sus simpatías hacia el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, hoy la segunda fuerza de oposición, mientras Paz consideraba a ese grupo una reminiscencia de la "vieja izquierda" y portador de ideas caducas.
Con una obra que en cantidad es comparable a la de Paz, Fuentes es desde hace unos cinco años candidato a premio Nobel de Literatura, el galardón que en 1990 recibió su compatriota.
Fuentes conquistó la mayoría de premios literarios de México y los más importantes en lengua castellana, como el premio de las Letras Príncipe de Asturias y el Cervantes, de España, y el Rómulo Gallegos, concedido en Venezuela.
"Quizá resulta inevitable que Carlos Fuentes e convierta, a ojos de la izquierda, en el nuevo rey de la literatura mexicana", opina Sarmiento.
Pero la obra de Paz, uno de los mejores poetas del siglo en lengua española, perdurará y nadie logrará que abandone su sitial, según Benitez, para quien las polémicas que él y Fuentes, entre otros, sostuvieron con el premio Nobel, no afetcan las virtudes de éste.
La fuerte personalidad de Paz, a quien el cáncer atormentó antes de causarle la muerte, lo llevó incluso a enfrentarse físicamente en una ocasión al poeta chileno Pablo Neruda.
"El que se mete contigo siempre sale magullado, desgreñado, moreteado, acaba como jerga", escribió Poniatowska en el libro las Palabras del Arbol, dedicado a Paz. (FIN/IPS/dc/ff/cr/98