Las víctimas de acoso sexual en el trabajo serán protegidas en Italia por la ley y recibirán una indemnización económica de sus agresores, si bien esa conducta no se considerará delito, según un proyecto aprobado en el Senado.
La iniciativa, votada el jueves en la cámara alta y cuya aprobación es segura en la Cámara de Diputados, establece que los empleadores deberán "prevenir las molestias".
"Por primera vez serán introducidas en nuestro código sanciones contras la violencia en oficinas y fábricas", dijo Carlo Smuraglia, del Partido Democrático de Izquierda (PDS), principal fuerza del gobierno de centroizquierda que conduce Romano Prodi.
Smuraglia, presidente de la Comisión del Trabajo del Senado, impulsó el proyecto y sostuvo que constituye una de las normas más avanzadas del mundo.
Pero, dijo, se trata de una materia difícil de definir. "A veces, la frontera entre el acoso y una situación un poco pesada, pero aceptada por la mujer, es sutil", sostuvo. Esa es la razón por la que se decidió no tipificar esa conducta como delito, explicó.
Una investigación patrocinada por la Unión Europea (UE) reveló que 40 por ciento de las italianas han sufrido al menos una vez en su vida una frase que interpretaron como chantaje sexual.
El proyecto de ley prevé que el juez podrá establecer en apenas 48 horas tras la presentación de la denuncia la sanción económica que recaerá sobre el acosador, y que tanto mujeres como hombres pueden ser víctimas de esta falta.
El primer artículo define el acoso sexual como "un acto claramente indeseable" percibido por la persona afectada "como lesivo de su dignidad y de su libertad".
El episodio se considerará aun más grave si el acosador es superior de la víctima en el lugar de trabajo. Pero el proyecto indica que se podrá proceder también contra un empleado que haya acosado a una persona de grado superior .
También se considerará acoso las molestias sufridas en el marco de una relación de colaboración no permanente.
La iniciativa impone sanciones administrativas a quien trate de aprovecharse de la ley para "obtener ventajas en el trabajo" al denunciar un acoso inexistente. Eso puede ocasionar al demandante una acusación penal por falso testimonio.
El centroderechista partido Forza Italia rechazó el proyecto. El senador Andrea Pastore sostuvo que la iniciativa recurre a "normas de difícil definición, que pueden ser utilizadas para beneficiar intereses en lugar de prevenir" el acoso.
Mientras tanto, la derechista Alianza Nacional (AN) se abstuvo. El senador Giovanni Mulas afirmó que el proyecto deja "demasiado espacio a las interpretaciones", lo cual a su juicio dará origen a conflictos en los lugares de trabajo.
La empresaria Marina Salomón afirmó que la ley debe ser "severa, inflexible y dura". "Yo no soy una feminista histórica, pero he conocido demasiados casos de acoso contra mujeres que me pedían trabajo porque su jefe en la empresa donde trabajaban las perseguía", dijo.
"Y no eran mentiras. Lo he sufrido yo personalmente. Una vez, al término de una reunión de industriales, uno de ellos me acosó, y yo lo mandé a paseo. Pero estábamos al mismo nivel. Solo puedo imaginar como se sentirá una empleada con el terror de perder el puesto de trabajo", agregó Salomón.
Por esta razón, dijo, la ley debe ser dura para que le dé temor a los hombres.
Aunque existe riesgo de que pueda ser mal utilizada, "vale la pena porque un país civilizado debe contar con normas que defiendan a los más débiles", manifestó.
Salomón descree de la imagen del hombre perseguido, injustamente acusado de acoso, y también de la de la jefa que acosa a un hombre. "Alguna tonta existe siempre, pero una mujer que llega al poder tiene una conciencia que procede de su historia secular", sostuvo.
La periodista de televisión Alda D'Eusanio, por su parte, cuestionó el proyecto. "Si en el 2000 una mujer necesita de una ley para hacerse valer y respetar, quiere decir que estamos muy mal", dijo.
"Si a una mujer no le gusta una cierta actitud del hombre, debe reaccionar incluso con una buena bofetada", concluyó. (FIN/IPS/jp/mj/hd/98