IRAQ: Saddam Hussein usaría las sanciones en beneficio propio

Las sanciones contra Iraq podrían haberse levantado hace años si el presidente Saddam Hussein lo hubiera querido, afirmó Terence Taylor, ex miembro del equipo inspector de armas de la ONU.

"Lamentablemente para el pueblo iraquí, el embargo está siendo usado como arma por Bagdad", declaró a IPS.

"El gobierno fácilmente podría haber hecho lo necesario para poner fin al embargo, lo cual nos lleva a preguntar si hay un deseo real de obtener el levantamiento", agregó.

Las sanciones otorgan a Bagdad pleno control, porque puede decidir en gran medida quién recibe la limitada ayuda humanitaria y de hecho se transforma en "la fuente de todo lo necesario", afirmó Taylor.

Si el embargo fuera levantado, Iraq se transformaría rápidamente en una sociedad más pluralista y el gobierno perdería parte de su control, opinó Taylor, subdirector del Instituto de Estudios Estratégicos, de Londres.

Iraq demoró la aprobación del programa "petróleo por alimentos" durante cuatro años hasta enero de 1996, cuando finalmente acordó negociar un memorando de entendimiento con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Finalmente, el programa fue lanzado en diciembre de 1996 (bajo la resolución 986 del Consejo de Seguridad de la ONU) y permitió a Iraq vender cantidades limitadas de petróleo para adquirir artículos humanitarios.

Iraq puede vender en un período de seis meses 2.000 millones de dólares en petróleo y utilizar dos tercios de lo recaudado para comprar alimentos y medicinas. El resto se destina a financiar el programa de inspección de armas de la ONU y a compensar a Kuwait por los daños causados por su invasión.

Las sanciones no se levantarán por completo hasta que la ONU esté convencida de la completa eliminación de las armas de destrucción masiva de Iraq.

Aun antes de la guerra del Golfo, Iraq tenía una enorme deuda externa, que actualmente se estima en 200.000 millones de dólares. El costo directo de la guerra del Golfo se estimó en más de 50.000 millones de dólares, sólo en equipos militares.

El efecto del embargo de la ONU repercutió en toda la economía. Las exportaciones de petróleo cayeron de 2,3 millones de barriles en 1989 a 1,6 millones en 1990 y a 39.000 en 1991. Las inversiones prácticamente cesaron, y la mayoría de los servicios básicos están restringidos.

Mientras, la mortalidad infantil aumentó de 25 cada 1.000 nacimientos antes de la guerra a 92 cada 1.000 en 1994, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Treinta y dos por ciento de los niños menores de cinco años (unos 960.000) padecen desnutrición crónica, lo que significa un aumento de 72 por ciento desde 1991, y más de 4.500 mueren cada mes, informó Unicef el año pasado.

Las farmacias poseen muy pocos medicamentos y artículos médicos. El sistema de salud está al borde del colapso debido a la escasez de fármacos y otros suministros, según la Organización Mundial de la Salud.

Taylor, quien visita Iraq con frecuencia, sostuvo que los problemas son peores en el norte y el sur. "El sufrimiento es peor para los que no trabajan directamente para el régimen", afirmó.

Mientras, "las clases media y profesional han perdido lo que tenían, aunque tienen lo suficiente para comer", y los habitantes rurales se las arreglan cultivando sus propios alimentos.

Pese a todos los problemas, la mayoría de los analistas creen que la economía podría recuperarse con rapidez si las sanciones fueran levantadas. Antes de la guerra del Golfo, Iraq comenzaba a liberalizar su economía y se discutían privatizaciones.

Además, las reservas de petróleo son aún sustanciales, existe un considerable potencial agrícola y las clases medias están bien entrenadas.

Taylor admitió que las sanciones no son específicas y afectan a toda la población, pero subrayó que Bagdad tiene la capacidad de ponerles fin simplemente cumpliendo con las directivas de la ONU sobre la eliminación de sus armas de destrucción masiva.

Admitió, sin embargo, que detectó cierto cambio de actitud del gobierno iraquí tras el último enfrentamiento con Estados Unidos, que implicó la amenaza de acción militar.

"Iraq sabe ahora que no puede seguir en la misma vía y desea evitar el uso de la fuerza", dijo Taylor. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/ml/ip/98

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