Informes de la ONU sobre la situación del desarme y los derechos humanos en Iraq truncan las esperanzas de Bagdad sobre el retiro de las sanciones comerciales impuestas por el foro mundial.
El presidente iraquí Saddam Hussein esperaba este mes el informe sobre el desarme con la ilusión de que la cooperación brindada por su gobierno a los inspectores de armas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) posibilitaría el levantamiento de las sanciones.
Pero la última evaluación del desarme iraquí realizada por la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) ofrece pocas esperanzas de que el Consejo de Seguridad de la ONU halle méritos para mitigar las sanciones.
Así mismo, un informe redactado por el relator especial Max van der Stoel, que describe una mala situación de derechos humanos, confirmó la opinión de la mayoría de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, como Estados Unidos, de que las sanciones se deben mantener.
El informe de UNSCOM sostiene que "no se pudo verificar" la afirmación iraquí de que el país ya no tiene "armas prohibidas y el equipo utilizado para producirlas". La verificación es un requisito previo para retirar las sanciones de la ONU.
En los últimos seis meses, los inspectores de armas no avanzaron mucho en su verificación de la eliminación de las armas biológicas y químicas o de los arsenales de misiles de largo alcance.
"Prácticamente no se avanzó en la verificación del desarme", señaló el informe, escrito por el presidente de UNSCOM, Richard Butler.
Durante el último semestre, se produjo el tenso enfrentamiento entre Bagdad y UNSCOM, que provocó dos crisis en noviembre y febrero, cuando Estados Unidos advirtió que lanzaría un ataque militar contra Iraq.
La crisis de febrero sólo se pudo solucionar cuando el secretario general de la ONU, Kofi Annan, llegó a un acuerdo con Saddam Hussein que permitió a UNSCOM inspeccionar lugares presidenciales en Iraq en compañía de un equipo especial de diplomáticos.
Ese equipo, en un informe redactado por el vicepresidente de UNSCOM, Charles Duelfer, reconoció esta semana que Iraq cooperó con las inspecciones. Pero, advirtió Duelfer, "quedó de manifiesto que los sitios habían sido desocupados" antes de que llegaran los inspectores.
El informe de Butler también acusó a Iraq de proporcionar información incompleta o inexacta sobre sus programas de armamentos, sobre todo con respecto a su arsenal de agentes biológicos prohibidos que, según sostuvo UNSCOM en el pasado, incluye toxinas productoras de ántrax y botulismo.
Butler añadió que UNSCOM no entregará a Bagdad, como había solicitado el gobierno iraquí, una lista con la información requerida por los equipos de inspección.
"Si UNSCOM presenta a Iraq una lista finita, no sería ilógico considerar que Bagdad pueda satisfacer sólo esa lista", omitiendo información desconocida por los inspectores de la ONU, arguyó.
Por tanto, las posibilidades de que se retiren las sanciones contra Iraq no parecen mayores ahora que hace unos meses, cuando Bagdad declaró que el embargo era su principal preocupación durante el enfrentamiento con los inspectores de armas.
Iraq tiene varios aliados, sobre todo Francia y Rusia, entre los miembros permanentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad, pero el nuevo informe sobre la falta de avances del desarme fortaleció la posición de Washington, a favor de mantener el embargo.
En los últimos días, Iraq reaccionó con ira frente a las señales de que su suerte no ha mejorado en la ONU.
Según Duelfer, un alto oficial iraquí participante en las negociaciones sobre la inspección, el general Amer Rasheed, advirtió que la búsqueda en los sitios presidenciales tendría un límite de tiempo, contra lo acordado con Annan.
El jueves, el Consejo Revolucionario de Iraq declaró que había llegado la hora de "retirar completamente e integralmente el embargo" y advirtió que, los que se oponen "al levantamiento de las sanciones, además del peso de las crisis anteriores, soportarán el peso de una nueva crisis y el daño que pueda ocasionar a nuestro pueblo".
Annan, que en las últimas semanas encargó a varios enviados el manejo de las relaciones entre la ONU y Bagdad, en lo que es la primera relación directa entre la secretaría general y el régimen de Saddam Hussein desde la guerra del Golfo, en 1991, restó importancia a las declaraciones del Consejo Revolucionario.
"Debemos tener mucho cuidado para no sacar conclusiones precipitadas cada vez que un funcionario iraquí hace una declaración", arguyó. "Hasta el momento, la cooperación ha sido buena".
Annan añadió que Bagdad no le envió información que indique una reducción de la cooperación desde el acuerdo alcanzado en febrero entre el secretario general, Saddam Hussein y el viceprimer ministro iraquí, Tariq Aziz.
"Podría ser que (los funcionarios iraquíes) se dirijan a su propio pueblo y no quiero reaccionar", dijo.
No obstante, Bagdad esperaba que sus aliados en el Consejo de Seguridad defendieran el levantamiento de sanciones este año, y está desilusionados por la falta de avances en este sentido.
Mientras, estudios de la ONU revelaron que el embargo generó el drástico incremento de casos de desnutrición y enfermedad en Iraq.
En la actualidad, el Consejo permite que Iraq venda 5.200 millones de dólares en petróleo cada seis meses, para comprar alimentos y medicinas y reparar la infraestructura.
Pero Iraq se resiste al plan "petróleo por alimentos" porque otorga a la ONU el control de demasiados aspectos de la producción petrolera y la distribución de los ingresos.
Además, otro informe de la ONU afirma que Iraq no puede extraer el petróleo necesario para generar 5.200 millones de dólares a menos que la ONU le permita reparar sus pozos petroleros y oleoductos. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq-lp/ip/98