FINANZAS: Sistema financiero mundial se somete a autoescrutinio

Ministros de Finanzas y directores de bancos centrales de todo el mundo se reunirán la semana próxima en esta capital para analizar los mecanismos institucionales del sistema financiero internacional.

La crisis financiera del sudeste asiático, que renovó la discusión sobre la estructura de la economía mundial, dominará los temas a tratar en las Reuniones de Primavera (boreal) del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre los días 13 y 17, informaron funcionarios de las instituciones.

A la vez, activistas y analistas querrán indagar sobre las propias instituciones financieras. "Todos hablan de cambiar la arquitectura, pero también hay que prestar atención a los arquitectos", dijo Lisa McGowan, economista y coordinadora de la organización estadounidense Red 50 Años Bastan.

El FMI está bajo presión para mejorar su actuación como vigilante mundial de la economía, sobre todo después de las críticas que recibió por no haber previsto la caída del peso mexicano en 1994 o el actual colapso asiático.

El FMI también solicitará a su Comité Interino la aprobación de un código de conducta que estipule la mayor apertura financiera de sus estados miembros.

La función del código no sería estipular normas que los gobiernos deban cumplir, sino fijar metas para eliminar prácticas secretas a las que la institución responsabiliza de dificultar su conocimiento y socavar la confianza de los inversores, señalaron fuentes al tanto de las propuestas.

Al FMI se le exigirá mayor transparencia en un informe que divulgará el lunes un Grupo de Estudio del FMI, integrado por jerarcas de la institución, académicos, funcionarios del Congreso de Estados Unidos y organizaciones no gubernamentales (ONG).

El informe recomienda, entre otras cosas, que se publiquen las actas de las sesiones del consejo ejecutivo después de un lapso de cinco años, frente al actual período de silencio de 30 años.

Los estados miembros también analizarán proyectos de revisión de los estatutos del FMI que permitirían a la institución añadir la liberalización de los mercados de capital a su mandato, hasta ahora limitado a abrir las economías al comercio de bienes y servicios y controlar su funcionamiento.

En los últimos meses, el FMI se esforzó por recordar a los miembros y los medios de comunicación que los directores del organismo aprobaron el nuevo mandato el año pasado. Pero la idea no es popular y la prensa financiera publicó un flujo constante de críticas de académicos, funcionarios y ejecutivos.

Muchos se quejan de la posibilidad de mayor inestabilidad a medida que los países se ven obligados a abrir sus mercados financieros al capital extranjero.

Algunos, a favor de las iniciativas "orientadas al mercado", advirtieron que no se debe permitir que el FMI, un organismo burocrático intergubernamental, fije las condiciones y el ritmo de la liberalización. Otros acusaron a la institución de querer perpetuarse.

Otra fuente de discusión es el intento del FMI de aumentar 45 por ciento su base de capital, de unos 200.000 millones de dólares a casi 300.000 millones. Los directores de la institución aprobaron el aumento, pero la parte que le corresponde a Estados Unidos, unos 14.500 millones, está estancada en el Congreso.

Si Washington, el mayor accionista del FMI, no paga, los demás contribuyentes quizá se nieguen a entregar su parte.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, advirtió, tras una reunión con el director gerente del FMI, Michel Camdessus, y miembros de comités clave del Congreso, que las reservas del Fondo son muy bajas y la institución no podrá hacer frente a otra gran crisis financiera.

El FMI destinó 35.000 millones de dólares a los paquetes de rescate financiero de Corea del Sur, Indonesia y Tailandia.

El Banco Mundial también podría sufrir por la falta de fondos ya que prometió 16.000 millones de dólares a los rescates financieros mientras disminuyen las ganancias de sus préstamos con tasas de interés del mercado, así como la demanda de los mismos.

El Banco espera entregar unos 11.000 millones de dólares en préstamos este año, mucho más que los 2.000 millones que había previsto hace sólo cuatro meses.

Esta situación, advirtió el Banco Mundial a sus miembros, puede provocar la caída de sus ingresos netos a menos de 900 millones de dólares este año, y quizá por debajo de esa cifra en los próximos años, frente a los 1.300 millones que obtuvo en 1997.

Mientras las instituciones financieras se quejan de su pobreza, las ONG se quejarán en nombre de los pobres.

En cuestión estará la iniciativa para reducir la deuda de los Países Pobres Fuertemente Endeudados (PPFE) y la reposición de capital de la Asociación de Desarrollo Internacional (IDA), la agencia de créditos blandos del Banco Mundial que presta a los países con ingresos por habitante menores a 785 dólares.

La iniciativa PPFE, la primera medida que intenta aliviar la cifra adeudada por los países pobres a otros gobiernos, bancos y organizaciones financieras internacionales, está en peligro, sostiene un informe de la organización humanitaria Oxfam International.

Los criterios para elegir a los países que se beneficiarán con la iniciativa no se adaptan a las necesidades de los estados endeudados y los beneficios tardan en llegar.

En algunos casos, sobre todo en Mozambique, devastado por la guerra civil, la iniciativa de hecho podría generar un pago mayor de la deuda, advirtió la organización. La crítica es especialmente atendible porque Oxfam fue una de las primeras ONG que respaldó la PPFE.

A diferencia de los préstamos con tasas de interés del mercado y del sector privado del Banco Mundial, la IDA se financia con aportes de los donantes, que se renuevan cada tres años.

El trienio actual, IDA-11, terminará el 30 de junio y se espera que el Banco solicite un incremento de 20 por ciento del monto existente de 22.000 millones de dólares.

"La reducción mundial de la asistencia para el desarrollo hace que la reposición del capital de IDA sea más urgente", arguyó un documento de Oxfam esta semana. "Muchos de los países más pobres no reciben capital privado y seguirán dependiendo de la ayuda de los donantes".

Pero el Banco Mundial, que prometió aumentar los préstamos para los programas sociales, en realidad disminuyó la financiación para la educación, la salud, la nutrición, la prevención del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y la planificación familiar.

Eso debe cambiar, exhorta Oxfam, y el Banco Mundial debe aumentar la efectividad de sus préstamos incrementando la participación pública en la elaboración de sus Estrategias de Asistencia a los Países y en la preparación de sus sesiones del Grupo Consultivo, en el cual los donantes se distribuyen la responsabilidad para financiar el desarrollo de los estados. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq-lp/if/98

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