ESPAÑA: La informática recupera al Quijote

La informática permite recuperar en su versión y sentido originales al Quijote, la inmortal obra de Miguel de Cervantes Saavedra.

El oficial Instituto Cervantes, de España, lanzará al mercado una edición nueva, corregida y comentada de "Don Quijote de la Mancha" al celebrarse el 23 de abril un nuevo aniversario de la muerte de su autor, Miguel de Cervantes Saavedra.

Cervantes nació en la localidad de Alcalá de Henares, próxima a Madrid, en un día y mes indeterminados del año 1547.

Francisco Rico, lingüista y miembro de la Real Academia Española, dirigió a un centenar de expertos para presentar una edición sobre papel y en CD-Rom de las dos partes del libro considerado básico en la lengua castellana.

"El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha" fue publicado por primera vez en 1605, y la "Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha" en 1615.

La aplicación de la informática ha permitido comparar y analizar el texto palabra por palabra con un corpus de la lengua española.

Ese corpus (archivo alfabético e informatizado de todas las palabras y su acepción en todos los países de habla hispana) fue iniciado en 1990 y concluido cinco años después, como parte de las actividades conmemoratorias del quinto centenario del descubrimiento de América organizadas por el gobierno español.

La obra de Cervantes, contestataria en su época, como todos los escritos de entonces antes de convertirse en libro debió transitar varios pasos, desde el manuscrito al texto impreso, pasando por su transcripción por un escribiente, la censura y el regente de la imprenta.

Eso explica, dice Rico, que las ediciones posteriores a la primera y que sólo copiaron a ésta, repitieron "erratas obvias" que los cajistas (componedores de texto con tipografía en las primeras imprentas, en las que se componía manualmente letra a letra) cometieron "a centenares".

El académico citó algunos ejemplos. Así, en todas las ediciones "copiadas" se ha venido repitiendo la frase: "Aquella tempestad de palos que sobre él vía", cuando debería decir "que sobre él llovía".

O "Sobre el aumento de la necedad no asienta ningún discreto edificio", siendo lo correcto "Sobre el cimiento de la necedad…".

Y otra en la que en vez del original "suele nacer el amor con ímpetu", le hacen decir que "suelen hacer el amor con ímpetu", que no es exactamente lo mismo.

Pero también a la hora de dar su correcta interpretación a las palabras, Rico y su centenar de expertos contribuyen a aclarar incluso la primera frase de la obra: "En un lugar de la Mancha…".

"Lugar", dice, no equivale a "sitio", sino a una entidad de población muy precisa, mayor que una aldea pero menor que una villa. Por lo tanto, al hablar Cervantes de "lugar" indicó un punto preciso, una localidad de tamaño mediano, cuyo nombre omitió.

Ya en la primera edición, el propio Cervantes detectó errores de bulto, como el que hubiera pasajes en los que se aludía al robo del burro de Sancho Panza, el fiel escudero del Quijote, sin que antes se hubiera narrado el robo propiamente dicho.

Al parecer, opina Rico, algo en el escrito original debió molestar a la censura y ésta decidió eliminar algunos párrafos.

Al advertir la falta de concordancia en la primera edición, Cervantes introdujo el robo del burro, pero se equivocó y lo ubicó después de las alusiones previas que se referían al asunto.

Por eso en las ediciones posteriores aparece primero el robo, capítulos después Sancho monta en el animal y páginas más adelante alude al robo, producido con anterioridad.

En la actual edición se ubican las cosas en su lugar, pero en cada caso con notas complementarias que explican el cambio y las razones para hacerlo.

De esta manera, con tantas páginas para el análisis, la historia y la crítica como para la obra propiamente dicha, el Instituto Cervantes ha querido lanzar un Quijote "apto para estudiantes y para hispanistas, estudiosos de la lengua".

Además, colocaron la primera parte de la obra depurada en Internet, en el sitio www:/cvs.cervantes.es.

Desde las primeras ediciones de 1605 y 1615 pasó un siglo y medio sin que se agotaran, a pesar de ser realizadas en tirajes menores.

En 1755, una edición en cuatro tomos de bolsillo se impuso "de manera avasalladora", según Guillermo Serés, director adjunto de la nueva edición. Esta nueva, casi con tantas páginas de notas, análisis y comentarios como de texto original, amenaza con volver a avasallar. (FIN/IPS/td/ml/cr/98

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