La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y gobiernos de Africa buscan declarar en julio una moratoria a las pequeñas armas en el continente, dado su creciente uso en guerras y conflictos.
Ivor Fung, experto en desarme y proyectos de desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dijo a un panel del foro mundial que los gobiernos africanos están cada vez más conscientes de que "no puede haber desarrollo en un medio inseguro".
Como resultado, los gobiernos de Africa occidental se proponen la moratoria de tres años a la exportación, importación y producción de pequeñas armas.
Las posibilidades de que la mayoría de las naciones africanas respalden la moratoria son altas aunque, destacó, "no es de cumplimiento obligatorio, sino sólo una medida política".
Fung y otros expertos afirman que hay decenas de millones de armas livianas, rifles y metralletas inundando Africa y haciendo difícil la paz en sociedades heridas por la guerra, desde Malí a Mozambique.
La ONU lleva adelante programas para desmovilizar a los soldados y comprar y destruir armas en muchos países africanos que han pasado por recientes guerras civiles, como Liberia, Angola y Mozambique.
Aunque algunos esfuerzos de misiones de paz de la ONU intentan desarmar a ex combatientes, no hay un mandato paralelo para desarmar a las poblaciones civiles, por lo cual las armas se mantienen en circulación.
En algunos países como El Salvador y Sudáfrica, dijo Michael Renner, investigador de WorldWatch Institute, con sede en Washington, las armas usadas por ex combatientes fueron bandas de criminales, o grupos de combatientes en países vecinos.
El mes pasado, en un paso simbólico contra el tráfico de armas en Africa, 13 generales y almirantes de todo el mundo se reunieron en Arusha, Tanzania, para discutir la paz y la seguridad en Africa y firmar un acuerdo comprometiéndose a "buscar la solución pacífica de las disputas".
La ONU fue exhortada desde el genocidio de 1994 en Ruanda a investigar la forma en que se cumplen los embargos contra las armas.
Joost Hiltermann, director del Proyecto de Armas de Human Rights Watch, dijo que, en un caso, un comerciante sudafricano de armas, un importante banco francés fueron citados en una compleja transacción con milicias genocidas de hutus ruandeses.
Estas milicias en el ex Zaire (ahora República Democrática de Congo), recibían grandes cantidades de pequeñas armas, avergonzando a Francia, principal aliado del gobierno ruandés.
"Lo que da resultado no son las leyes y los embargos como tales, sino la vergüenza, dijo Hiltermann. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lp/ip/98