CUBA: Octavio Paz, desconocido y admirado

El poeta y ensayista mexicano Octavio Paz murió sin que su obra fuera publicada en Cuba, donde era al mismo tiempo desconocido para el lector común y admirado por buena parte de los intelectuales.

Para algunos no es más que un nombre, para otros la obra del Premio Nobel de Literatura 1990 viene acompañada del sabor de lo prohibido, entra por los aeropuertos en el bolso de algún escritor y pertenece a la clase de libros que no se prestan.

Durante años las autoridades culturales en este país socialista nada quisieron saber de un hombre a quien identificaban como "un enemigo acérrimo de la Revolución cubana", pero, al parecer, Paz, muerto el domingo, tampoco quería saber de Cuba.

"Las diferencias políticas se impusieron a la cordura de la cultura. Quizás haya tiempo ahora de editarlo. Sería muy útil", dijo a IPS el escritor Rafael Acosta, el único intelectual en este país que se ha dedicado al estudio sistemático de la obra de Paz.

Acosta reveló que hace unos cinco años, la Casa de las Américas, una de las más importantes instituciones culturales cubanas, preparó una antología de Paz, cuya publicación no fue autorizada por el mexicano.

El intento se insertó en una política de mayor tolerancia en el ámbito de la cultura que propuso, siempre con mucha cautela y dejando claras las distancias, separar las diferencias políticas e ideológicas del valor real de las obras artísticas y literarias.

Pero Paz no aceptó recibir a Acosta, quien intentó visitarlo en México para que diera luz verde a su edición en la isla. "Yo sabía que el impedía su publicación en Cuba, pero quería que me lo dijera de su boca", dijo.

Paz visitó Cuba en 1938. Tras el triunfo de Fidel Castro en 1959 fue un admirador de la revolución cubana, hasta que se produjo la invasión soviética a Checoslovaquia, en 1968, y trascendió el llamado "caso Padilla".

La campaña oficial contra el poeta Heberto Padilla, acusado de publicar obras contrarrevolucionarias, dio paso en 1970 a lo que se conoce en la actualidad como la "década gris" de la cultura cubana.

Guiadas por la interpretación esquemática de las palabras de Castro, "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada", las autoridades de la cultura vetaron la publicación de un gran número de autores y obras.

Para el escritor Leonardo Padura, que en 1996 ganó en España el premio Café Gijón, el choque de Paz con Cuba "empezó con malos entendidos, como empezó con Mario Vargas Llosa, y como empezó y no continuó con Julio Cortázar y Gabriel García Márquez.

En cuanto a las "diferencias antagónicas entre Paz y las autoridades cubanas", Padura lamentó que el mexicano no tuviera "la capacidad de ironía que tuvo (Jorge Luis) Borges y que se tomara tan en serio" su activismo de "derecha".

Debido a la "falta de comprensión" de Paz de Cuba y a la incomunicación de ambas partes, "la distancia se fue haciendo mayor, y terminó siendo prácticamente insalvable", agregó.

El abismo que se abrió entre Cuba y Paz llevó a este último a criticar e incluso censurar en su revista Vuelta al poeta y ensayista cubano Antón Arrufat por su decisión de permanecer en la isla, según testimonio de Arrufat.

Así y todo, y a pesar del conocimiento fragmentado que prima en muchos casos, Paz es reconocido entre la intelectualidad cubana como uno de los grandes escritores y pensadores de la cultura hispoanoamericana de todos los tiempos.

"No nos fue ajeno, como nostros no lo fuimos para él", dijo Arrufat.

Cintio Vitier, uno de los más destacados intelectuales católicos de la isla, que lo conoció en 1949 y matuvo una extensa correspondencia con Paz, aseguró que ambos mantuvieron la amistad por encima de todo.

El poeta Roberto Fernández Retamar, director de la Casa de las Américas y miembro del Consejo de Estado de Cuba, dejó a un lado las diferencias políticas y consideró la muerte de Paz una "gran pérdida para nuestras letras en general".

"Fue un enorme poeta y ensayista, con quien me unía una amistad que empezó a fraguarse en 1960, en París, donde coincidimos por nuestro trabajo, de modo que también pierdo a un amigo", declaró Fernández Retamar.

Senel Paz, guionista de la película "Fresa y Chocolate" (1993) que fuera nominada al Oscar, señaló que la "falta de comprensión" de Paz hacia Cuba no significó que dejara "de querer e interesarse en lo cubano".

Los lamentos en Cuba por la muerte del escritor dan lugar a la esperanza de que, al fin ahora, se olviden los rencores y el lector pueda disfrutar de una de las obras más sólidas de este siglo.

"Ojalá que el lector cubano pueda tener ahora una valoración más tranquila de la figura de Octavio Paz, lejos del lleva y trae de la política y del afán de la búsqueda de lo prohibido, que interfieren en toda lectura racional", dijo el critico de cine Arsenio Cicero. (FIN/IPS/da/ff/cr ip/98

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