COREA DEL SUR: Marcas extranjeras, traición en tiempos de crisis

Los negocios andan mal en Corea del Sur, pero las marcas extranjeras reciben la peor parte, ya que los consumidores las consideran una traición a este país, en medio de una profunda crisis económica.

En los últimos meses, tiendas y restaurantes que integran cadenas extranjeras debieron poner anuncios informando que sus insumos son únicamente locales y sólo contratan a empleados sudcoreanos.

Algunas manifestaciones de estudiantes quemaron productos como cigarrillos estadounidenses o bebidas alcohólicas importadas, y urgieron a la gente a boicotear los productos importados para poner a los coreanos en primer lugar.

Consumidores que antes llenaban tiendas de marcas extranjeras se niegan a llevarlas, y se enorgullecen de visitar las tiendas de ofertas.

El fenómeno es considerado una expresión de nacionalismo en un pueblo históricamente reacio a los extranjeros y enfrenta la peor situación económica en tres décadas.

Pero economistas locales alertan contra sentimientos nacionalistas que pintan a los importadores como pecadores y a los exportadores como patriotas, afirmando que lastiman al negocio de los importadores coreanos y afectan los empleos locales.

Estos sentimientos, advierten, son un obstáculo en los esfuerzos del gobierno para alejar al capital extranjero en esfuerzos desesperados por evitar el hundimiento de la economía.

Muchos ven los sentimientos tras la tendencia a comprar sólo productos coreanos como una reacción contra los problemas económicos, una pérdida del orgullo por tener que aceptar 57.000 millones de dólares de un paquete de rescate de una institución foránea como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Bajo la tutela del FMI, Corea del Sur ha tenido que, en un intento por atraer el capital extranjero, eliminar viejas normas para permitir la propiedad privada de firmas financieras y otros sectores considerados sensibles a la economía.

Estos cambios son asuntos delicados en un país que ha tenido una larga historia de interferencia extranjera, y se enorgullece de décadas de trabajo que hicieron de Corea del Sur una economía industrializada tras la guerra de Corea en los años '50.

Pero el presidente de Corea del Sur, Kim Dae Jung, afirma que es momento de llevar la economía a "nivel mundial", y que las firmas de Corea del Sur que invierten en el exterior no son colonizadoras de otros países.

Algunos efectos de la caída de las importaciones, causada por la crisis y la reticencia a las firmas importadas, comienzan a sentirse. En enero, las importaciones cayeron 40 por ciento.

Las ventas de bebidas alcohólicas están cayendo, aunque los empresarios locales se encuentran entre los más ávidos consumidores de estas bebidas. A la vez, importadores locales de vestimenta y electrodomésticos extranjeros ofrecen ahora grandes ofertas.

Las multitudes que llegaban a la calle Rodeo en Seúl, poblada con las más lujosas tiendas de mercadería importada, fueron reemplazadas por turistas japoneses en busca de compras a bajos precios.

Desalentados por la caída de las ventas y la popularidad de algunas importaciones, muchos importadores envían vestimenta y vehículos de origen extranjero a terceros países como Singapur y Hong Kong.

La campaña popular y espontánea contra las importaciones tuvo su efecto dañino sobre productores locales de marcas extranjeras conocidas.

Una víctima fue Fila Korea, la cual, hasta la caída en picada de la venta de zapatos en diciembre, había registrado un aumento de entre 20 y 30 por ciento en las ventas.

Jóvenes consumidores comenzaron a devolver los artículos comprados, diciendo que habían sido objeto de burlas por llevar marcas extranjeras.

Fila Korea tuvo que presentar en la prensa avisos de página entera afirmando que 97 por ciento de sus productos son hechos por coreanos, que sus 450 empleados son coreanos, y que aporta a Corea del Sur 100 millones de dólares en exportaciones a 53 países.

Pero el golpe contra las marcas importadas fue bien usado como oportunidad por firmas astutas. Samai Industrial Co., fabricante local de abrigos de piel, lanzó una campaña publicitaria con la bandera coreana y la leyenda "pronto recuperaremos nuestra soberanía". (FIN/IPS/tra-en/amy/js/lp/if/98

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