COLOMBIA: Más de 70 formas de ver teatro

El teatro mundial en sus más diversas expresiones y temas tuvo durante 17 días una cabal puesta en escena en el VI Festival Internacional clausurado el domingo en la capital colombiana.

La noche de cierre estuvo a cargo del grupo catalán Els Comendiants, que compensó al público por las dos horas de atraso en la programación a causa de la lluvia con un colorido espectáculo alusivo al enfrentamiento entre la tragedia y la comedia, iuminado con juegos de pirotecnia.

Directores de renombre como el griego Theodoros Terzopulos, el japonés Tadashi Suzuki, el uruguayo César Campodónico, el estadounidense Robert Wilson y el italiano Roberto Ciulli no solo expusieron sus espectáculos al público sino también sus ideas sobre la actualidad teatral a la critica en foros y talleres .

Más de 70 grupos procedentes de los cinco continentes y su millar de integrantes se enfrentaron a auditorios masivos tanto en escenarios presigiosos y tradicionales como en plazas y parques al aire libre.

Sigifredo Eusse, crítico de teatro del quincenario "Ultima página", de la caribeña ciudad de Barranquilla, dijo a IPS que las obras vistas desde el 27 de marzo constituyen "una inmensa y sorprendente colcha de retazos" que sería imposible de describir en su totalidad en un despacho de prensa.

Según Eusse, el japones Suzuki mostró la contraparte profundamente oriental de su "Dionisio". Hubo una controvertida y deslumbrante "Medea" china y una "Perséfone" danzarina y pictórica del norteamericano Robert Wilson, quien se proclama "ciudadano del mundo" y participo con su grupo "Europa".

Tersópulos ubicó en la cosmogonía de hoy antiguos mitos griegos con cuatro montajes internacionales, uno con su grupo Attis Teatro ("Hércules"), otro colombiano ("Las Bacantes"), y los dos restantes ("Cuerteto" y "Medeamaterial") con el trabajo de la actriz rusa Alla Demidova.

El Royal Shakespeare Company hizo un "Romeo y Julieta" respetuoso del clásico original, pero traído a comienzos del siglo XX, donde Romeo es negro y Julieta rubia, pero el presumible conflicto racial no se presenta.

El mensaje final de la obra del Royal remite a la unión universal por encima y después de las grandes tragedias.

La vigencia, también universal, de García Lorca fue reivindicada por el aclamado trabajo del Ballet Flamenco de Antonio Canales, orientado dramatúrgicamente por el catalán Luis Pascal.

El grupo de baile de Canales hizo una versión en danza de "La Casa de Bernarda Alba", donde todos los roles femeninos fueron representados por hombres. En la segunda parte recreó la tragedia española que Pablo Picaso plasmó en su cuatro "Guernica".

El crítico español José Monleón, considerado una de las figuras del festival en su campo, puso en el blanco de sus observaciones tanto a los que hacen teatro como a los que tienen en sus manos el poder de comunicar sus opiniones acerca de las obras.

En opinión de Monleón, cada vez hay menos pensamiento dentro del teatro y "esto ha hecho que la crítica teatral se empobrezca cada vez más".

Para el experto, entre el crítico y el creador escénico no existe relación ninguna y ante la ausencia de un pensamiento crítico "el teatro ha devenido una especie de bodegón de feria para quienes tienen el dinero".

El llamado de Monleón en el foro que se desarrolló el viernes apunta a que "el teatro lleve en su interior su propio cuerpo crítico".

En diálogo con Monleón el director italiano Ciulli, del Theater an der Rhur, que él mismo fundó en Alemania, afirmó que el teatro, tal como fue concebido por la sociedad burguesa "ha muerto".

Las ciudades no son como antes y el público ya no es el de los barrios céntricos, donde sigue estando la mayor parte de los teatros.

"Se necesitan nuevas estructuras y es preciso realizar un discurs que resitúe el teatro en la sociedad", afirmó Ciulli, quien trajo al festival sus montajes de "Don Juan" y "En la jungla de las ciudades", de Bertolt Brecht, "Teatro cómico" de Goldoni y "El jardín de los cerezos" de Antón Chéjov.

Ciulli afirmó que trabaja hace años con el concepto de que el actor no es un intérprete "sino un creador, un artista", y que la idea dominante en la puesta en escena del director-autor ha perdido vigencia.

"Ha llegado el momento de redescubrir al actor-autor, aunque no en el radical sentido de que los actores escriban sus textos, señaló Ciulli.

En opinión del director italiano, el futuro del teatro está en comprender que los espectadores también son autores "cuya creatividad debe ser estimulada en lugar de tratarlos como un público pasivo". (FIN/IPS/yf/mj/cr/98

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