China colocó un nuevo obstáculo a Estados Unidos con una prohibición de la venta directa al público que perjudicará sobre todo a empresas norteamericanas, en un momento en que las relaciones entre ambos países empezaban a mejorar.
Usando como arma la visita del presidente estadounidense Bill Clinton a Beijing en junio, las compañías más afectadas como Amway, Avon y Mary Cay esperan ganar lo que parece ser una batalla perdida para mantener sus inversiones de 120 millones de dólares en China.
El consejero de Estado de China, Wu Yi, se reunirá con delegados estadounidenses en los próximos dos días, tras presiones de la representante de Comercio de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, durante su viaje a Beijing la semana pasada.
"No entramos en pánico", dijo Richard Holwill, director de asuntos internacionales de Amway Corp. "Confiamos en que el asunto se resolverá antes de la cumbre, de manera consistente con nuestras obligaciones legales hacia nuestros clientes".
La semana pasada en Beijing, Barshefsky dijo que el gobierno chino debe distinguir entre las empresas legales con canales de distribución identificables, y las firmas ilegales de ventas en cadena que el gobierno quiere eliminar.
El 21 de este mes el Consejo Estatal (gabinete chino), ordenó a todas las firmas en el país involucradas en cualquier forma de venta directa cerrar sus negocios antes del 31 de octubre de este año.
En el aviso publicado en diarios chinos, el Estado anunció que la meta de la prohibición es proteger los derechos de los consumidores chinos, ya que muchas ventas directas entregan productos de mala calidad.
"Delincuentes han utilizado la venta directa para crear sectas y cultos, extender la superstición y realizar actividades ilegales, afectando la estabilidad social del país", dijo el anuncio.
Los medios oficiales añadieron color político a la directiva del Consejo de Estado, presentando la venta directa como un desastre social y cultural para el pueblo chino, y diariamente presentan historias sobre sus innumerables males.
Las tres multinacionales más afectadas, Amway, Avon y Mary Cay, proveen ingresos a más de dos millones de chinos que venden una amplia gama de productos, incluyendo bienes domésticos y cosméticos.
Amway, la primera empresa mundial de venta directa de productos de limpieza, tiene la mayor parte de las tres, con inversiones de 100 millones de dólares.
Las ventas en 1997 de Amway Asia Pacific Ltd., que gestiona las operaciones chinas, alcanzó 178 millones de dólares, una cifra 80 por ciento mahyor que en 1996. La empresa se enorgullece de tener 80.000 vendedores en 40 ciudades.
Miao Li, música de 26 años, trabaja con Amway desde hace dos años, vendiendo jabón líquido, detergente para ropa y otros productos domésticos.
"No somos como otras compañías locales y nuestra red no puede ser llamada una 'sociedad rata'. Muchos de mis amigos, despedidos de empresas estatales, encontraron un ingreso y algo que hacer con Amway", sostuvo la joven.
China atraviesa la etapa más dura de las reformas económicas, intentando eliminar empresas estatales improductivas y reducir el exceso burocrático. En este clima, Beijing podría ver en el despido de trabajadores y empleados públicos un peligro secreto contra la estabilidad social.
Estadísticas oficiales se refieren a un índice de desempleo de 4 por ciento, unos ocho millones de personas, pero economistas independientes sitúan la cifra en 30 millones. Esto se suma a los 140 millones de trabajadores rurales sin empleo.
"No queremos ser parte del problema, sino de la solución", dijo Holwill, de Amway, y agregó que "podemos encontrar formas de enfrentar las preocupaciones del gobierno chino sin prohibir la venta minorista como sugiere la directiva del Consejo de Estado". (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lp/if/98