La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, finalizó hoy una visita de dos días a Beijing en preparación de la llegada en junio del presidente Bill Clinton.
Aunque no hubo revelaciones de importantes acuerdos con China, Albright alabó el cálido diálogo entre ambos países. La canciller estadounidense mantuvo conversaciones de alto nivel con el presidente chino Jiang Zemin y el nuevo primer ministro Zhu Rongji.
Así mismo, se reunió con el viceprimer ministro Qian Qichen y el ministro de Relaciones Exteriores Tang Jiaxuan.
"El diálogo entre China y Estados Unidos está produciendo resultados", dijo Albright el jueves, un día antes de dejar Beijing. "Es un generador de cambios, y ayudó mucho a mejorar nuestras relaciones en relación a dos años atrás".
Los temas discutidos en las conversaciones bilaterales varían del control de armas a los derechos humanos y el comercio. El tema de Taiwan fue destacado como "el más sensible e importante en las relaciones chinoestadounidenses", según el portavoz de la cancillería china Tang Guoqiang.
El protavoz dijo que se discute la firma de un nuevo documento definiendo la política de Washington y Beijing hacia Taiwan, pero no dio más detallles. China considera a Taiwan como su provincia renegada y ve la reunificación como una de sus principales metas políticas.
En más de una ocasión China pidió a Estados Unidos que reitere por escrito que Taiwan es parte de China, y que Washington reducirá sus exportaciones de armas a la isla.
Sobre los derechos humanos, otro tema espinoso en las relaciones, Albright dijo que las autoridades chinas le aseguraron que "se están logrando avances" para cumplir las demandas de Estados Unidos para la liberación de más prisioneros de conciencia.
Con la liberación de los disidentes Wei Jingsheng y Wang Dan, ahora exiliados en Estados Unidos, muchos activistas defensores de los derechos humanos plantearon temores de que Estados Unidos reduzca su presión sobre Beijing en esta área.
En una conferencia de prensa el jueves, Albright presentó una visión positiva de las relaciones entre ambas potencias que supera la masacre de Tiananmen, de 1989.
Pero sus palabras contrastaron claramente con las del portavoz de la cancillería Tang Guoqiang, quien el mismo día justificó la posición del gobierno chino.
Tang dijo que "si no hubiéramos tomado las medidas apropiadas para detener la turbulencia política en 1989, China no habría mantenido la estabilidad social y la economía no se hubiera desarrollado tan rápidamente".
"En ese caso", continuó, "China no habría sido capaz de hacer una contribución a la paz y la estabilidad mundial y ayudar a estabilizar la crisis económica asiática".
Beijing espera que durante la visita de Clinton en junio, la primera de un presidente estadounidense desde la masacre de Tiananmen hace nueve años, Washington levante algunas de las sanciones impuestas después de la sangrienta represión de la manifestación estudiantil.
Las sanciones incluyen la prohibición del acceso de China a los beneficios de las estadounidenses (Overseas Private Investment Corp (Corporación de Inversión Privada en el Exterior) y Trade Development Agency (Agencia de Desarrollo Comercial).
A cambio, Washington pretende mayor tolerancia de Beijing ante Tibet y la libertad religiosa. Albright dijo que mantuvo "extensas discusiones" sobre el tema con el presidente Zemin, y que ambas partes revisan cuestiones relacionadas al alivio de las sanciones.
"La cuestión de Tibet es de gran importancia para nosostros", dijo. "Urgimos al gobierno chino a reiniciar un diálogo con el Dalai Lama".
La meta de China de acceder a la Organización Mundial de Comercio (OMC) tras años de negociaciones fue otra parte clave de los dos días de reuniones de Albright en Beijing.
Washington presiona por la firma con Beijing en junio de un acuerdo de acceso al mercado como paso hacia el ingreso a la OMC. Pero las autoridades chinas parecen reticentes a permitir una mayor liberalización en momentos de duras reformas económicas para el país e incertidumbre regional con la crisis de Asia.
"Los chinos continúan avanzando hacia una mayor democracia, dado nuestro gran déficit comercial (50.000 millones de dólares estadounidenses en 1997), nos gustaría que se apresuraran". "Quedan ocho semanas hasta la cumbre, y dejamos en claro que deberán apurarse", agregó.
Durante la visita de Albright se firmó un acuerdo entre Beiijng y Washington para instalar una línea telefónica que una a ambas presidencias. "Esperamos que la línea esté lista para la prueba durante la cumbre en junio", dijo la secretaria de Estado. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lp/ip hd/98