Los derechos humanos y Tibet serán lo más pesado del equipaje de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, en la visita de dos días a China que cumplirá a partir de este miércoles.
El viaje de Albright marcará el terreno que pisará Bill Clinton a fines de junio, en el primer viaje de un presidente estadounidense desde la masacre de Tiananmen en 1989.
La secretaria de Estado anunciará la disposición de Washington a levantar las sanciones impuestas a China tras esa tragedia. A cambio, Washington reclamará concesiones en materia de derechos humanos y la reanudación de conversaciones con el Dalai Lama, líder espiritual de Tibet.
Los gestos de buena voluntad de Estados Unidos se producen tras la liberación este mes del disidente chino Wang Dang y el anuncio de Beijing en marzo de su intención de firmar la Convención de las Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos.
Diplomáticos en la capital de China anticipan que Albright reclamará a sus interlocutores la liberación de presos tibetanos y la apertura del diálogo sobre la situación de esa región.
Las próximas liberaciones dejarían en evidencia cuán lejos el gobierno chino está dispuesto a avanzar para mejorar los vínculos con Estados Unidos, hoy en su mejor nivel en los últimos años.
Alentado por la liberación de los disidentes Wei Jingsheng en noviembre y de Wang este mes, Washington ha puesto el ojo sobre los monjes y monjas tibetanos presos.
En el primer lugar de la lista se ubica Ngawang Choepel, académico y musicólogo de la Fundación Fulbright, acusado de espionaje y detenido en Tibet, territorio que China controla como "región autónoma" desde que la ocupó por la vía militar en 1951.
Albright ofrecerá el aflojamiento de algunas sanciones impuestas en 1989 si se registran más gestos positivos luego de la cumbre de junio.
De las sanciones de 1989 aún vigentes, la que tiene más posibilidades de ser levantada es la negativa a empresas estadounidenses de hacer uso de pólizas de la gubernamental Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero para proyectos en China.
Hasta ahora, el gobierno de Clinton no ofrece levantar la prohibición de venta de armas y equipos policiales, un asunto considerado demasiado delicado. Por eso, ambas partes concentran su atención en otros pasos más fáciles de tomar.
Beijing y Washington confían en contar con una "línea caliente" cuando se realice la visita de Clinton. Eso ya había sido anunciado en octubre, cuando el presidente de China, Jiang Zemin, visitó Washington, pero la concreción del proyecto se postergó debido a "problemas técnicos".
El gobierno de Clinton le ha prestado mucha atención a los derechos humanos en China, pero aun así desvinculó este asunto de las cuestiones comerciales.
Cuando otorgó al país asiático las concesiones comerciales correspondientes a la categoría de "nación más favorecida" en 1994, Washington recibió críticas por la excesiva "blandura" con que trata al país asiático.
Los vínculos han mejorado en los últimos meses, pero los activistas critican al gobierno estadounidense por mostrar mayor cordialidad cuando no se registran como contrapartida avances reales en materia de derechos humanos.
Las organizaciones humanitarias recibieron con beneplácito la liberación de Wang, uno de los dirigentes estudiantiles de las manifestaciones prodemocráticas reprimidas en Tiananmen, pero recuerdan que aún permanecen 2.000 presos políticos en las cárceles chinas.
El ex estudiante Li Hai fue arrestado y condenado a nueve años de prisión en 1995 por elaborar y difundir una lista de 158 presos con largas sentencias por su participación en el movimiento prodemocrático de 1989, solo en Beijing.
"¿Cómo Clinton puede visitar la plaza Tiananmen en junio si que cientos de ciudadanos chinos aún permanecen en prisión por su actividad en 1989?", preguntó la organización Human Rights in China en una carta dirigida a Albright la semana pasada, en la que se incluyó la lista de Li.
"Los que figuran en la lista, y muchos otros individuos anónimos encarcelados en toda China por su vínculo con las manifestaciones de 1989 no son tan conocidos como Wang Dang, pero sus vidas y libertades son iguales en importancia", agregó el grupo, conducido por exiliados chinos radicados en Nueva York.
El diario The New York Times sostuvo la semana pasada que la liberación de Wang fue parte de un acuerdo entre Washington y Beijing rubricado en marzo, según el cual Estados Unidos se comprometió a rechazar una resolución de condena contra China en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Albright confía en que mantendrá la presión sobre el gobierno de China para que reanude el diálogo con el Dalai Lama.
Representantes de Beijing se negaron en ocasiones anteriores a conversar con Gregory Craig, coordinador del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos para asuntos tibetanos, quien fue, de todos modos, incluido en la delegación de la funcionaria.
Funcionarios estadonidenses solicitarán a China permiso para visitar al joven Panchen Lama, reencarnación del fallecido décimo Panchen Lama y líder secular tibetano elegido por Beijing, quien estaría cumpliendo arresto domiciliario en la capital china, según organizaciones independentistas.
Los activistas protibetanos atribuyen el arresto a la intención de China de designar en su lugar un líder más proclive a cumplir con sus intenciones. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mj/ip hd/98