En la negociación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), los gobiernos latinoamericanos están repitiendo los errores cometidos por México en el acuerdo con Estados Unidos y Canadá, se señaló en el Foro Parlamentario celebrado en esta capital dentro de la Cumbre de los Pueblos.
La experiencia mexicana dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) fue motivo de preocupación en una cita dominada por la crítica a cómo los gobiernos latinoamericanos han negociado la creación del ALCA, que se lanzará oficialmente este domingo en Santiago en la II Cumbre de las Américas.
"Los parlamentos han quedado absolutamente al margen de la negociación del ALCA y se pretende que simplemente ratifiquen los acuerdos", dijo a IPS el senador chileno Jorge Lavandero, del Partido Demócrata Cristiano, fuerza mayoritaria de la coalición de gobierno en el país anfitrión de la reunión de presidentes.
Una crítica similar, pero en un tono mucho más duro, formuló la diputada brasileña María Tabares, del opositor Partido de los Trabajadores (PT), quien aseguró que "los presidentes se han convertido en cajeros, vendedores de empresas y firmadores de acuerdos sin participación de los parlamentos".
Los parlamentarios de la delegación del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México debieron responder la mayor cantidad de consultas, tanto en el Foro como en los pasillos del Hotel Tupahue de Santiago, donde se celebra la Cumbre de los Pueblos de América que concluye este sábado.
"En la negociación del ALCA, los gobiernos latinoamericanos están cometiendo el mismo error que cometió México en la negociación del TLC, al someterse al liderazgo de Estados Unidos", dijo a IPS el diputado Jesús Martín del Campo.
El parlamentario del PRD subrayó tres consecuencias negativas para su país del acuerdo comercial firmado con Estados Unidos y Canadá: la eliminación de la representación sindical en la industria maquiladora, la feminización de la fuerza laboral, con la consiguiente pérdida salarial, y los basureros tóxicos.
"Estos tres factores ya se están extendiendo al resto de la región aún antes de iniciarse las negociaciones del ALCA", advirtió el diputado mexicano.
La economista Rocío Mejía, asesora de la bancada de senadores del PRD, indicó que en el proceso de negociación del ALCA ya se están observando los mismos problemas surgidos con la firma del TLC en México, donde no se logró el crecimiento económico pronosticado ni se generaron los puestos de trabajo prometidos.
"La economía mexicana más que estructurarse se ha desestructurado, produciéndose una polarización entre las grandes empresas transnacionales y algunas mexicanas que han logrado subirse al carro de la exportación, y todas las demás, que se han visto perjudicadas", afirmó la experta.
Alejandro Villamar, de la Red Mexicana de Acción para el Libre Comercio, quien presentó a los parlamentarios las conclusiones del Foro sobre comercio y medio ambiente de la cumbre alternativa, coincidió con el análisis de los parlamentarios del PRD, pero lo expresó "en términos menos elegantes".
"Los gobiernos están cayendo en la ilusión de creer que el aumento de inversión extranjera y de flujos comerciales aumentará el crecimiento económico sin considerar los costos políticos, sociales y ambientales internos, con lo cual ponen en riesgo la propia identidad de los países y la gobernabilidad", aseguró.
En este sentido, considera que la experiencia de México desde la entrada en vigor del TLC en enero de 1994 es clara y debe ser tenida en cuenta por los restantes países latinoamericanos.
"Pueden aumentar las exportaciones pero su crecimiento se ha hecho a costa de la destrucción de las capacidades productivas nacionales, absorbiendo el país el alto costo de deuda ambiental y social", señaló.
En cuatro años, México duplicó el valor de sus exportaciones, que treparon en 1997 a 123.000 millones de dólares, superando los 116.000 millones que suman de las del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) más Chile.
Sin embargo, el 80 por ciento del valor de esas exportaciones están controladas por menos de 300 empresas, en su mayoría transnacionales, apuntó Villamar, quien puntualizó que para poder exportar esos 123.000 millones de dólares el país requirió 121.000 millones de importaciones en el mismo año.
Pero además, "esos ritmos de crecimiento del valor de las exportaciones no fue acompañado de un aumento del empleo proporcional, por la sencilla razón de que muchas exportaciones requieren uso intensivo de capital, no de mano de obra", indicó.
Como ejemplo mencionó el caso de la industria maquiladora, implantada básicamente en el norte de México, pero que se está extendiendo al interior del país y a América Central, que exporta por valor de 47.000 millones de dólares.
"De ese monto, sólo dos por ciento eran componentes nacionales, el restante 98 por ciento eran importaciones", afirmó el activista mexicano.
En la industria no maquiladora, el porcentaje de componentes nacionales cayó en los cuatro años de vigencia del TLC de 32 a 18 por ciento, lo que significó la destrucción de más de 20.000 empresas y la pérdida de más de 2.000 millones de empleos
"Esto mismo se puede reproducir en todo el continente con el ALCA, aunque en realidad ya se está reproduciendo en los países centroamericanos con el modelo maquilador de la industria de la confección", advirtió el representante de la Red Mexicana de Acción para el Libre Comercio. (FIN/IPS/ag/dv-ip/98