Después de recorrer varios países de Asia llegó hasta la región india de Goa la marcha mundial contra el trabajo infantil, que trata de cambiar la vida de niños como Nurullah, vendedor de bolsas en el mercado de pescado de esta ciudad.
Nurullah, quien suspira al anunciar: "me gustaría ir a la escuela", trabaja todos los días para ganar entre 15 y 35 rupias (de 40 a 90 centavos de dólar) diarias para cooperar con su madre. Y en ese proceso se ha quedado sin infancia.
Hay cientos de miles de niños asiáticos que tienen una vida tan miserable como la de Nurullah. Su situación ahora está en la mira de un movimiento internacional decidido a marchar por 97 países para llamar la atención sobre el problema y lograr que se tomen medidas para tratar de acabar con esta práctica perniciosa.
Los integrantes de la marcha llegaron en los últimos días de marzo a la ciudad de Panaji, en Goa. Los 110 participantes de esta etapa, entre los cuales se encuentran personas que fueron niños trabajadores, llegaron hasta la plaza de la independencia de esta ciudad.
"Por favor, démosles a los niños la oportunidad de estudiar", dijo Makara, quien a los 14 años es un ex obrero de la construcción en Filipinas.
Lily, una niña de 13 años proveniente de Bangladesh, contó cómo su vida en Goa está dedicada a la venta de flores ofrecidas en idioma banga, que nadie entiende en esta zona.
La marcha partió el 17 de enero de Manila, capital de Filipinas, y si cumple el objetivo de que participantes en varios países del mundo logren pasar por 97 naciones, se habrá convertido en una movilización social única en la historia.
Los participantes de la marcha en esta zona de Asia viajan en autobús, y su destino final es la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, para encontrarse con representantes de gobiernos, empresas y sindicatos.
Unos 80 niños formarán parte de las delegaciones de activistas, que deberán llegar a Ginebra la primera semana de junio, cuando se esté discutiendo el contenido de una nueva convención de la OIT sobre trabajo infantil.
"La situación ha empeorado, a pesar de los esfuerzos de instituciones gubernamentales y organizaciones independientes… en Asia hay millones de adultos desempleados, pero sigue vigente la práctica de usar a los niños", lamentó uno de los activistas que organizó la marcha, el indio Kailash Satyarthi.
Según contó, la organización de esta protesta internacional fue compleja. Sin embargo, Satyarthi advirtió que las dificultades aumentaron por la falta de cooperación de las autoridades, que generan problemas relacionados con visas, fronteras y religiones.
Algunos niños que forman parte de la marcha recibieron visa para sólo dos semanas de permanencia en India, mientras los organizadores debieron llegar hasta las cortes de Nueva Delhi para lograr viajar a Ginebra con niños que hasta ahora estaban esclavizados en sus trabajos.
Así mismo, algunos participantes de la marcha terminaron en la cárcel en Indonesia, mientras que a algunos se les impidió unirse al movimiento en Malasia.
En cambio, la marcha mundial fue muy bien recibida en países como Brasil, Camboya, Filipinas, Nepal y Tailandia, donde las autoridades colaboraron con el movimiento.
Los organizadores consideran que algunos países pueden reaccionar con reservas por la posibilidad de ser expuestos ante el mundo por sus alarmantes niveles de trabajo infantil.
En India un ejército de niños trabaja en el sector agrícola, mientras que otros se desempeñan en varias actividades manufactureras, principalmente de alfombras, vidrio, diamantes y candados. También es frecuente que sean empleados domésticos.
El gobierno dice que hay 20 millones de niños trabajadores en la India, pero organizaciones no gubernamentales como la Coalición del Sur de Asia contra la Servidumbre Infantil, que dirige Satyarthi, estiman que son al menos 120 millones.
La Corte Suprema de la India ordenó que cese el trabajo infantil en las industrias peligrosas, una decisión acogida por el gobierno y los empresarios. Pero activistas de derechos humanos dijeron que el problema no fue abordado, pues ese tipo de industria sólo emplea a 10 por ciento de los niños trabajadores.
Satyarthi afirmó que todos los niños trabajadores están en situación de riesgo, pues los rigores de un empleo los privan de su derecho a la salud, la educación y el desarrollo. "Aquí no estamos hablando de niños que van a la escuela a los cuales se les pide algo de ayuda en la casa", recordó.
La idea de la marcha mundial nació en India, donde este tipo de protesta se utiliza desde hace siglos para llamar la atención de la opinión pública y las autoridades. Predicadores religiosos y luchadores por la independencia han efectuado marchas a lo largo y ancho de este vasto país.
Una de las organizadoras, Anita Haladia, dijo que cuando se lanzó la idea hubo algunas reservas. "Fue difícil convencer a las organizaciones de América del Sur sobre su efectividad, pues el concepto era desconocido para esa región".
Pero ahora, grupos de todo el mundo se sumaron a la iniciativa, con el fin de asegurarse que se discuta y se resuelva el problema del trabajo infantil. (FIN/IPS/tra-en/fn/an/mk/lc-ml/hd-pr/98