El Congreso de Estados Unidos se niega a aprobar 6.300 millones de dólares solicitados por el presidente Bill Clinton para financiar un proyecto de reducción de emisiones de gases causantes del recalentamiento de la Tierra.
Documentos de la Casa Blanca demuestran que los planes del Senado no incluyen la financiación del programa de Clinton, cuyo fin es promover nuevas tecnologías y reducir la liberación de gases con efecto invernadero, según un informe del diario estadounidense Financial Times.
Un informe de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca concluyó que "es seguro asumir que la resolución del Senado no brinda respaldo suficiente para esta importante iniciativa".
La Casa Blanca considera al paquete de incentivos impositivos y subsidios para fuentes de energía renovables, esencial para reducir el costo de las emisiones.
Además, el programa es considerado necesario para convencer a los países en desarrollo, entre ellos Brasil, China, India y México, de que se comprometan a reducir sus propias emisiones.
El Senado y la Cámara de Representantes han dicho que no ratificarán el Protocolo de Kyoto, negociado en diciembre en Japón, sin ese compromiso de países en desarrollo. La cámara presentará sus propias propuestas para 1999, a ser negociadas con la Casa Blanca.
Las emisiones de gases con efecto invernadero por la quema de carbón, gas y petróleo, provocan el recalentamiento de la superficie de la Tierra y cambios en el clima mundial, según la enorme mayoría de los científicos.
Un panel internacional de expertos predijo en 1995 que las temperaturas mundiales promedio podrían subir entre uno y 3,5 grados Celsius durante el próximo siglo.
El hecho de que 1997 fue el año más cálido en los registros y que nueve de los últimos 11 años presentaron nuevas marcas de temperaturas cálidas aumenta la idea de que las emisiones de gases con efecto invernadero están elevando la temperatura promedio.
Con el transcurso del tiempo, estos cambios pueden causar cambios climáticos, incluyendo mayor frecuencia e intensidad de las tormentas, inundaciones, olas de calor y sequías.
Para enfrentar esta amenaza, países industrializados acordaron en la Cumbre de la Tierra, en 1992 en Río de Janeiro, reducir sus emisiones de gases con efecto invernadero 10 por ciento por debajo de los niveles de 1990.
El acuerdo no es de cumplimiento obligatorio, por lo cual muchos países, entre ellos Estados Unidos, aumentaron sus emisiones desde entonces.
El Protocolo de Kyoto fue el primer intento de un acuerdo de cumplimiento obligatorio para reducir las emisiones.
Bajo este acuerdo, 38 países industrializados acordaron reducir sus emisiones de seis gases invernadero alrededor de seis por ciento entre el 2008 y el 2012. Pero muchos de los detalles, entre ellos la participación de los países en desarrollo, aún deben definirse en negociaciones futuras.
Industrias petroleras, del carbón y muchos senadores estadounidenses luchan contra esfuerzos por reducir las emisiones alegando que reducirlas dañará la economía, y advierten que si los países en desarrollo no se comprometen con límites de reducción, Estados Unidos estará en desventaja económica.
Antes del comienzo de las negociaciones en Japón, una coalición de grandes compañías y asociaciones petroleras, de carbón y gas natural lanzaron en los medios una campaña de 13 millones de dólares contra el tratado.
La campaña se centró en que es económicamente injusto para Estados Unidos que países en desarrollo no se comprometan con metas de reducción de emisiones.
Pero algunas industrias, en un intento por dar una imagen más "verde", se distanciaron de la coalición contra el Protocolo de Kioto. El martes, el Grupo Royal Dutch/Shell asestó un golpe a las presiones del combustible fósil retirándose de la coalición. British Petroleum hizo un anuncio similar hace más de un año.
El miércoles, la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Madeleine Albright volvió a plantear que los países en desarrollo deben comprometerse con cronogramas, al igual que las naciones industrializadas.
Aunque reconoció los peligros potenciales del cambio climático, en un discurso en el Museo Nacional de Historia Natural, Albright anunció una ofensiva diplomática para estimular a países en desarrollo a asumir compromisos obligatorios.
La secretaria de Estado admitió que Estados Unidos es el mayor productor de gases invernadero, pero subrayó que dentro de dos décadas podría ser China. En una década, todos los países en desarrollo podrían ser fuente de la mayoría de las emisiones, agregó.
Los países en desarrollo, no obstante, ya están dando pasos significativos para reducir las emisiones, dijo Jonathan Lash, presidente del Instituto Mundial de Recursos, con sede en Washington.
En un discurso el miércoles en el Banco Interamericano de Desarrollo, Lash dijo que "los países en desarrollo, por razones financieras, alcanzaron mayores reducciones de dióxido de carbono, en relación a sus emisiones proyectadas, que muchos países industrializados".
China redujo sus subsidios al petróleo hasta 55 por ciento en relación a la década pasada. Otros países en desarrollo, entre ellos Brasil, India y Sudáfrica cortaron los subsidios mientras promueven activamente la eficiencia energética y los recursos renovables como la energía eólica.
Brasil, por ejemplo, inició un agresivo programa para usar en automóviles alcohol etílico obtenido de la caña de azúcar, con la meta de reducir la dependencia del petróleo extranjero. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lp/ip en/98