(Arte y Cultura) URUGUAY: Alivio de luto para la dictadura

Mario Delgado Aparaín recorría hace más de tres décadas el interior rural de Uruguay porque sus padres buscaban trabajo. Hoy, es un escritor exitoso traducido a siete idiomas.

Delgado Apararaín no podía imaginar entonces que sería uno de los cinco finalistas del premio Alfagura-España, luego de competir con más de 600 colegas con su novela "Alivio de luto", que en mayo comenzará su periplo internacional al lanzarse en Argentina, Chile y Uruguay.

El título, que se refiere al color púrpura que antiguamente utilizaban los dolientes para dejar atrás el hábito negro del duelo, transcurre en el período de transición entre la dictadura uruguaya (1973-1985) y la democracia en Uruguay.

La novela narra el esfuerzo de un profesor de la Facultad de Humanidades para reivindicar la dignidad de la hija de un amigo que fue detenido por los militares.

El relato está ambientado en el interior del país y tiene varios puntos de contacto con "La balada de Johnny Sosa", la novela que proyectó al escritor.

Al igual que "La balada…", está ambientada en el pequeño pueblo de Mosquitos y muchos de los personajes son los mismos. Entre ellos Werner Valero, un coronel "que fue el prototipo de los oficiales que detentaron el poder en el interior del país", dijo Delgado Aparaín a IPS.

Las primeras lecturas infantiles del escritor fueron los "western" ambientados en Estados Unidos, surgidos de la pluma de Zane Grey o Marcial Lafuente Estefanía y publicados en España. Delgado Aparaín siempre se preguntó si un "western" uruguayo podría trascender de la misma forma que aquéllos.

Su propia trayectoria le respondió la interrogante, porque sus novelas, emparentadas con ese estilo, "tienen éxito entre lectores turcos, alemanes o griegos" pues "los lectores perciben valores universales pese a los estereotipos estadounidenses".

En "Alivio de luto", "incursiono en la hipótesis de que la crisis de identidad política de los militares puede surgir de que por su valoración de los símbolos patrios no supieron distinguir entre los patriotas y los alcahuetes", dijo.

"Es muy difícil desprenderme del ambiente rural, especialmente teniendo en cuenta que mi niñez transcurrió deambulando por el medio rural con mi padre en busca de trabajo", relató.

Pese a ello logró acceder progresivamente a los bienes culturales, "porque mi madre, cada vez que podía, traía a casa un libro como si fuera un tesoro".

A los 47 años, Delgado Aparaín logró un sueño que para muchos escritores uruguayos mayores que él es casi imposible de alcanzar.

Sus obras son traducidas al holandés, portugués, alemán, italiano, griego, turco e inglés y es junto con Mario Benedetti, Eduardo Galeano y Juan Carlos Onetti uno de los escritores uruguayos de mayor proyección internacional.

Sin embargo, trascender las fronteras de este país de 3,1 millones de habitantes no fue sencillo. "Estamos muy lejos del epicentro cultural del mundo, que en general es móvil. A veces está en España, otras en Francia, y otras en Estados Unidos", arguyó.

Para insertarse en el mundo internacional, no alcanza con que la obra sea traducida, sino también intervenir en los circuitos de mesas redondas, conferencias y encuentros de escritores que organizan los operadores de la industria editorial, explicó.

"Los escritores uruguayos estamos lejos de esa realidad y de asumir que ese mundo existe. Actualmente no es posible pretender trascendencia solo con escribir una obra para el medio local", argumentó.

La fortuna estuvo del lado de Delgado Aparaín al conocer a una agente alemana, "cuya función empresarial ni siquiera sabía que existía", durante una feria literaria en Francfort.

"Así descubrí que la intervención de un agente es necesaria y que forma parte de la dignificación de la terea del escritor, lo que le permite abandonar la escritura 'amateur' sin llegar a la prostitución y a la dependencia del mercado", dijo el escritor.

Delgado Aparaín aún no ha logrado vivir exclusivamente de su trabajo como escritor, pero está convencido de que lo alcanzará. Mientras tanto, continúa como empleado de la alcaldía de Montevideo y comparte con sus amigos de siempre un café en cualquier esquina de la capital uruguaya. (FIN/IPS/rr/mj/cr/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe