La Organización de las Naciones Unidas (ONU) cree que la prolongación de las guerras civiles en Afganistán y Sudán amenaza con agotar la compasión de la comunidad internacional.
"Como ocurre con otros conflictos prolongados, parece que se agota la compasión y disminuye la atención de la comunidad internacional", declaró el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El foro mundial calificó al conflicto que se libra desde hace 14 años en Sudán como una de las "emergencias olvidadas" del mundo.
"Antes la financiación bastaba para satisfacer 75 por ciento de las necesidades de Sudán. Hoy, la ONU sólo puede brindar cinco por ciento", se quejó Annan en su último informe sobre los conflictos en los dos países.
Más de un millón de personas murieron en Sudán por la guerra civil mientras otro millón podría morir de hambre.
Para Annan, Afganistán es "otra emergencia olvidada" donde la "mezcla mortal de muerte, pobreza y desastres naturales crearon una situación que compite con la de Sudán por su complejidad y sufrimiento".
La ONU pretende reunir 157 millones de dólares este año para las necesidades humanitarias de Afganistán. Pero, teniendo en cuenta la experiencia pasada, se espera que la comunidad internacional otorgue sólo entre 20 y 25 por ciento de la meta deseada.
Afganistán no se recuperó de la devastación causada por la ocupación soviética entre 1975 y 1989. La actual guerra civil se libra entre el movimiento fundamentalista Talibán y la Alianza del Norte, formada por cinco partidos, conocida formalmente como Frente Islámico y Nacional para la Salvación de Afganistán.
En Sudán, Annan sostiene que la emergencia humanitaria que afecta al país arrasado por la guerra "no puede ser más compleja y desalentadora". El secretario general expresó su preocupación porque ambos bandos en el conflicto civil utilizan el impedimento de la ayuda como instrumento de guerra.
Los combatientes "limitaron el acceso a lugares donde la gente sufre, prohibieron aviones humanitarios, incluso naves de carga esenciales, y atacaron campamentos de refugiados, camiones y trabajadores de organizaciones benéficas", aseguró.
En 1989, la ONU lanzó la Operación Salvación de Sudán con el propósito primario de brindar ayuda humanitaira. La labor de los trabajadores del foro mundial es "asegurar que la comida termine en la boca de los más vulnerables", explicó Annan.
Los voluntarios recogen la comida, la clasifican y cuentan las bolsas. "Entonces vienen las decisiones difíciles. En ocasiones hay unas 300 personas esperando, pero sólo hay 100 bolsas de alimento. Algunos caminaron durante días, sólo para descubrir que tienen que esperar días o hasta semanas más", añadió.
En sus programas de asistencia, la ONU también debe asegurar que la ayuda externa no perjudique la producción agrícola de Sudán. Por tanto, la labor del foro mundial consiste no sólo en brindar alimentos, sino también semillas y herramientas de labranza.
"Este vínculo entre la ayuda de emergencia y el desarrollo a largo plazo es esencial. Con frecuencia hay una brecha, la que debemos cerrar cuando es posible", manifestó Annan.
Por otra parte, Afganistán también sufrió un desastre natural. En febrero, un terremoto de 6,1 en la escala de Richter asoló a una aislada provincia de montaña.
Para informar del desastre, varios hombres tuvieron que viajar todo un día a pie y en burros para llegar al pueblo más cercano con comunicación radial.
Por cuestiones de seguridad, muchos gobiernos y compañías se negaron a proporcionar aviones y helicópteros, así que la carga más pesada fue transportada por camiones.
Las organizaciones humanitarias de Afganistán también luchan contra la inseguridad crónica, el saqueo y el robo en una parte del país, y con un régimen que impuso una grave situación de derechos humanos en la otra.
A pesar de las limitaciones, la ONU entregó más de 700 toneladas de provisiones a las víctimas dentro de los 30 días posteriores al terremoto.
En un informe anterior, Annan declaró que el conflicto en Afganistán es "una tragedia aparentemente sin fin y de proporciones épicas". El ansia de paz del pueblo afgano es "sistemática y continuamente traicionada por líderes y jefes de la guerra impulsados por ambiciones egoístas y sed de poder".
En el último informe, Annan destacó los "dolorosos dilemas" que enfrentan a las organizaciones humanitarias en la región de los Grandes Lagos de Africa Central que comprende a Burundi, República Democrática de Congo (ex Zaire), Ruanda, Tanzania y Uganda.
Con demasiada frecuencia, afirmó Annan, las organizaciones benéficas se encuentran aisladas en el frente de guerra porque no existe la voluntad política de los estados miembros para intervenir en el conflicto o porque discrepan sobre las medidas políticas o militares a tomar.
"A veces, observamos una tendencia peligrosa hacia el aislacionismo. Pero en el mundo interdependiente de hoy, la crisis de ayer mañana estará en nuestra puerta", advirtió Annan. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/aq-lp/dv-ip/98