Muy pocos políticos de partidos gobernantes desafiaron abiertamente el orden establecido en los años que siguieron a la independencia de este país sudafricano, en 1980.
Ahora, sin embargo, prominentes políticos de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) se animaron a hacer lo impensable: sugerir que es hora de que el presidente Robert Mugabe, en el poder desde 1980, se retire.
Algunos analistas consideran esto como una señal de que el gobierno podría estar al borde del colapso, aunque es muy pronto para decirlo. Al menos, sostienen, constituye una gran diferencia con respecto al nivel de apoyo de que gozaba Mugabe en los 80.
"La administración de Mugabe está en clara decadencia", sostuvo el experto en ciencias políticas John Makumbe, de la Universidad de Zimbabwe.
"Este proceso no puede detenerse, y lo único que podrán hacer es desacelerar la caída. Mugabe y sus partidarios le harían un favor al país si renunciaran a sus intentos de detener el proceso, para que no haya violencia", opinó.
Altos funcionarios del partido de gobierno habrían solicitado la remoción de Mugabe como parte de una campaña que parte de la prensa denomina "Mugabe debe irse".
Aunque el parlamentario Dzikamai Mavhaire, de quien se dijo que pidió la renuncia de Mugabe, afirmó que fue malinterpretado, los analistas creen que existe una creciente brecha entre los máximos dirigentes de ZANU-PF.
En las últimas semanas, Mugabe viajó por todo el país y sus audiencias reafirmaron que él es el líder y debe continuar siéndolo. También se pidió la expulsión de sus detractores del partido.
Aunque la supuesta oposición a Mugabe dentro del partido coincide con el descontento público por la actuación de su gobierno, ambas cosas no deben confundirse, advierten los analistas.
La oposición intrapartidaria se manifestó principalmente en la discusión sobre el número de mandatos que un presidente puede servir. La Constitución no lo establece aunque fue modificada 14 veces desde 1980, pero últimamente, varios parlamentarios pidieron una nueva reforma para limitar el número de mandatos.
Esto, según Makumbe, no significa que las fuerzas democráticas tengan poder en el parlamento de 150 miembros, donde ZANU-PF retiene 118 de los 120 escaños electos. El presidente designa 20, mientras los restantes 10 son elegidos por un colegio.
"Han estado en el poder 17 años y ahora quieren cambiar su imagen. Creo que es demasiado tarde, porque perdieron credibilidad", dijo Makumbe a IPS. (FIN/IPS/tra-en/lm/km/ml/ip/98