TRABAJO: Los sindicatos también se transnacionalizan

Las campañas y éxitos de los sindicatos del mundo crecen a medida que la fuerza de trabajo se internacionaliza, mientras el capital se une a través de fronteras, destacaron expertos.

Cuando varias importantes aerolíneas decidieron formar una alianza estratégica, las tripulaciones de Lufthansa, United Airlines y Air Canada temieron que sus salarios y condiciones de trabajo se hundieran al mínimo denominador común.

Pero las tripulaciones tenían una ventaja, dijo Elaine Bernard, directora ejecutiva del programa de sindicatos de la Universidad de Harvard, ya que disfrutaban de viajes aéreos casi gratis para reunirse y organizarse.

Como resultado, cuando sus compañías se unieron en la Star Alliance of Airlines, y comenzaron a asignar a las tripulaciones de menores salarios a las flotas más ricas, las tripulaciones formaron su propia alianza transnacional, llamada Cabinet, con capacidad de defender sus intereses laborales comunes.

Según acordaron sindicalistas reunidos en una Conferencia de Académicos Socialistas en el Borough of Manhattan Community College, esas alianzas son cada vez más comunes, a medida que los trabajadores enfrentan un mundo cada vez más globalizado.

"El capital trabaja muy rápido, más rápido que nosotros", alegó Jean-Pierre Page, presidente del departamento internacional del izquierdista Comité General de Trabajadores (CGT) de Francia. "Estamos atrasados. La necesidad de solidaridad nunca fue tan importante".

En muchos países, dijo David Abdulah, director de investigaciones de la Unión de Trabajadores del Petróleo de Trinidad y Tobago, los programas de ajuste estructural y los tratados de inversión bilateral fortalecen el poder de las corporaciones, a expensas de la fuerza laboral local.

"Hemos regresado al estado de las plantaciones en términos del control de la economía, totalmente en manos de las corporaciones (transnacionales)", dijo Abdulah.

En Trinidad y Tobago, compañías como Amoco y Exxon son responsables de aportar unos 2.000 millones de dólares al año por inversión extranjera directa.

Uno de los resultados es la construcción de proyectos con uso intensivo de capital como una planta de gas líquido de 1.000 millones de dólares que sólo dará trabajo a 83 personas, incluyendo 16 expertos contratados fuera de Trinidad.

Jakob Moneta, editor de la publicación del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de Alemania, destacó que las corporaciones tienen ahora la flexibilidad de buscar los costos mínimos en toda Europa debido a los altos niveles de desempleo regional.

Más de cinco millones de personas en Alemania pueden estar desempleadas, en un país de unos 81 millones de habitantes, declaró Moneta.

"La gente está aplastada por el desempleo, pero los desempleados comienzan a movilizarse", dijo. En Amsterdam, una reciente "Euromarcha" contra la desocupación atrajo a 50.000 manifestantes de toda Europa, desde Finlandia hasta Grecia.

En Francia, el espíritu de unidad entre los trabajadores, y el sentimiento de solidaridad con la fuerza de trabajo internacional, aumentó desde la campaña "Invierno de descontento" de 1995-96, la cual llevó al país a la parálisis, dijo Page.

La mayor coalición laboral estadounidense, la Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), se reunió el año pasado con funcionarios de la CGT en Francia.

Una reunión de ese tipo hubiera sido impensable unos años atrás, alegó, una referencia a la política de la guerra fría que antes hacía imposible una alianza entre la centrista AFL-CIO y la procomunista CGT.

Las nuevas asociaciones internacionales se parecen menos a sindicatos y más a amplios movimientos sociales, dijo Bernard, mientras Page agregó que las asociaciones necesitan causas comunes en las que respaldarse. "Debemos construir estrategias comunes", sostuvo.

Una de estas estrategias favorecidas por sindicatos europeos es brindar mayores oportunidades de empleo para acortar la semana laboral de 40 horas.

El gobierno socialista del primer ministro de Francia Lionel Jospin prometió el año pasado reducir las horas de trabajo en Francia de 40 a 35, sin una pérdida concomitante de los ingresos, pero aún debe aprobar la propuesta, tras protestas de empresarios franceses.

Moneta dijo que esta medida mantendría la tradición de la unidad entre los trabajadores. En 1889, por ejemplo, sindicatos que se unieron a la Primera Internacional decidieron que uno de sus primeros proyectos sería movilizar a trabajadores de Europa tras la meta de la jornada laboral de ocho horas, en ese entonces una tarea difícil.

Page señaló ejemplos de éxitos de los trabajadores organizados, entre ellos la huelga de camioneros del año pasado contra United Parcel Service en Estados Unidos, y la creación de un fuerte movimiento social en Corea del Sur que jugó un papel desatacado en la elecicón del presidente Kim Dae Jung. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lp/lb/98

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