La Organización Internacional del Trabajo (OIT) debe compenetrarse más en su papel de "conciencia social del desarrollo" y podría demostrarlo con propuestas concretas para enfrentar la crisis de Asia, sugirió la filipina Nieves Confesor, que aspira a dirigir el organismo.
Confesor, ex secretaria de Trabajo y asesora presidencial para Asuntos Laborales, compite por el puesto de director general de la OIT con el chileno Juan Somavía. La elección, que se realizará el 23 de marzo en Ginebra, determinará cuál de los dos será el sucesor del belga Michel Hansenne.
La candidata filipina afirma que las propuestas sociales de la OIT para lidiar con el impacto de la globalización, reflejado en situaciones como la crisis de Asia oriental, deberían tener la misma relevancia que los planteamientos económicos de gobiernos e instituciones multilaterales.
Hasta ahora, las medidas para contrarrestar los efectos de la crisis en Asia se han concentrado en los aspectos financieros y en recomendaciones de política económica emanadas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, hizo notar Confesor.
El aspecto social sólo comienza a ser considerado después, cuando es evidente que la población está muy afectada y descontenta por la situación. Sin embargo, las consideraciones sociales deberían ir de la mano con aquellas de índole macroeconómica o financiera.
"La OIT debería formar parte del primer equipo que visita un país, junto al FMI", planteó.
Confesor añadió que la OIT es una organización capacitada para realizar este tipo de operaciones, pues cuenta "con la experiencia de numerosos países a los cuales apoyó durante la aplicación de programas de ajuste estructural" y ello le permite contribuir a "minimizar la posibilidad de error".
"Los planes de estabilización no fueron demasiado beneficiosos para los trabajadores en ninguno de los países donde se pusieron en práctica", comentó la candidata.
"Me gustaría una OIT capacitada para actuar como la institución internacional más autorizada en política social, consultada por el FMI, el Banco Mundial y otras instituciones cuando sea necesario asumir la dimensión social de planes de ajuste o estrategias financieras y comerciales", expresó.
Confesor cuenta con el respaldo de todos los países de Asia para asumir el máximo puesto de la OIT. Su candidatura también es respaldada por naciones en desarrollo de Africa y otras.
Si gana, será la primera mujer y la primera representante de Asia en ocupar la dirección general de la Organización Internacional del Trabajo, que cuenta con 172 estados miembros y 79 años de historia.
Por su parte Somavía, quien presidió el Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la Organización de las Naciones Unidas en 1993- 1994, tiene el respaldo de América Latina y de Estados Unidos, de acuerdo con fuentes diplomáticas en Asia.
Somavía dirigió el proceso de preparación de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social que se llevó a cabo en Dinamarca en 1995.
Según comentaristas locales, la competencia por la dirección general de la OIT entraña el debate de temas como las relaciones entre comercio y trabajo o la humanización del proceso de globalización.
Para la candidata filipina, lograr que la dimensión social no sea obviada en la carrera por el desarrollo constituye un desafío más importante que la armonización de normas comerciales y laborales anhelada por las naciones industrializadas.
El debate sobre este tema ya comenzó. Países industrializados sostienen que debe existir una normativa laboral universal aceptada en el marco de negociaciones comerciales, pero naciones del Sur argumentan que se trata de una fórmula para imponer el proteccionismo.
En la última ronda de negociaciones para la creación de la Organización Mundial del Comercio, los delegados coincidieron en que la OIT era un foro más apropiado para debatir sobre la relación entre comercio y trabajo.
Ahora hay expectativa por ver cómo va a continuar este debate bajo la nueva dirección de la OIT.
Filipinas no tiene demasiados problemas al abordar asuntos comerciales, pues se trata de un país con reputación democrática, pero respalda a otros países en desarrollo.
El gobierno filipino es consciente de que su candidata deberá representar a naciones como China o Indonesia, que suelen estar en la mira de países industrializados por no respetar los derechos laborales.
El trabajo infantil es citado con frecuencia como una de las realidades que los países deben erradicar, pero Confesor criticó a una comunidad internacional más interesada en soluciones políticas que socioeconómicas para este problema.
"No se está apuntando hacia el origen de este problema, que casi siempre es la pobreza", advirtió.
Citó su experiencia de Filipinas, donde niños liberados de trabajos forzados fueron devueltos a sus hogares pero al poco tiempo retornaron a sus ocupaciones debido a la necesidad de ingresos familiares y a la falta de escuelas.
"Las regulaciones y leyes no son suficientes para eliminar el trabajo infantil", sostuvo Confesor.
Por otra parte, consideró que la OIT debería concentrarse en la protección de los trabajadores, en especial de las mujeres, frente a una economía globalizada que puede ser más eficiente en términos económicos, pero que afecta los intereses laborales.
Confesor también dijo que espera "una cultura de diálogo y consensos" en la OIT, ya que el trabajo de director general "no se trata de prescribir ni de imponer soluciones". (FIN/IPS/tra-en/js/lc-ml/lb-dv/98