Las malogradas economías del sudeste asiático tal vez vuelvan a ponerse en forma, pero será mucho más difícil recobrar la confianza en el modelo de desarrollo que promovieron, se advirtió en un seminario académico en Sri Lanka.
La economía de los "Tigres" sirvió de modelo a países en desarrollo como Sri Lanka, que copió algunas de las fórmulas puestas en práctica en el sudeste de Asia, mientras reforzaba sus relaciones de negocios con la región, especialmente con Malasia.
Pero sus problemas financieros obligaron a Malasia a postergar la mayoría de sus proyectos en Sri Lanka y, mientras las autoridades de Colombo buscan nuevos inversionistas, crece la sensación de que debería perfilarse un nuevo modelo de desarrollo.
En un seminario realizado por la Universidad de Peradeniya en Sri Lanka, un grupo de académicos argumentó que, pese a la crisis, el milagro asiático ofrece lecciones muy importantes para los países en desarrollo.
Una de ellas es que el crecimiento económico puede lograrse con la mejora de la productividad y de los recursos humanos, disciplina industrial, una ética del trabajo y una política económica con intervencionismo estatal.
"El traumatismo que se ha producido es ejemplo de los peligros de ser succionados por el sistema capitalista mundial", advirtió Kumar David, de la Universidad Politécnica de Hong Kong.
David dijo que la crisis asiática "contiene lecciones para los países menos desarrollados sobre cómo salvaguardar su independencia económica y evitar la postración ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el capitalismo mundial".
También criticó el argumento según el cual la mala administración financiera tuvo origen en la inmadurez de los mercados nacionales, y observó que inversionistas internacionales fueron cómplices de esa situación.
"Los bancos y otras entidades financieras de Estados Unidos, Europa y Japónm, investigaban con profundidad los proyectos antes de conceder créditos, y realizaban análisis de riesgo. Pero, en el caso de Indonesia, hubo sobornos y regalos", aseguró David.
El experto destacó en Sri Lanka que los países en desarrollo deben controlar y monitorear con sumo cuidado la relación entre sus estrategias de crecimiento y su participación en la economía capitalista mundial.
"Una lección evidente de esta crisis es que la entrada y salida de capitales volátiles puede ocasionar mucho daño a economías pequeñas. Cuando están expuestos a esas fuerzas titánicas, gobiernos y bancos centrales pierden el control de la política monetaria y, en gran parte, de la política económica", agregó.
Los gobiernos deben comprender que el brillo de los mercados de valores y del flujo de capitales tienen efectos internacionales, y que incluso la inversión extranjera directa debe ser analizada en el marco de la estrategia económica nacional.
David precisó que China fue protegida de la crisis asiática por sus bases estructurales socialistas. La reforma de la economía tomó en cuenta el equilibrio de clases entre campesinos, trabajadores urbanos, la emergente clase media y los capitalistas.
"Esta estructura protegió a China de una exposición excesiva a los mercados mundiales y a los problemas regionales", argumentó David.
Y advirtió que "quizás la lección más importante para países como Sri Lanka es la necesidad de evitar el prejuicio según el cual las iniciativas públicas y colectivas están moribundas y son incapaces de lograr flexibilidad, eficiencia y éxito comercial", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/fs/an/lc/if/98