Miembros del movimiento rastafari de Sierra Leona sufren persecución por su colaboración con la derrocada dictadura militar del comandante Johnny Paul Koroma.
"Lincharemos a los traidores que se llaman a sí mismos rastas, porque vimos claramente cuál fue su papel en la carnicería perpetrada contra el pueblo de este país", advirtió un líder juvenil, Sam Conteh.
Numerosos rastafaris se cortaron su característico cabello trenzado y pasaron a la clandestinidad para huir de quienes los acusan de ayudar a la dictadura.
"Me corté el pelo porque no quiero cargar con la culpa del comportamiento de algunos rastas", dijo un joven, llamado Reuben. Los rastafaris, o Hijos de las Doce Tribus de Israel, son unos 5.000 en Sierra Leona.
Luego de que la ECOMOG, la fuerza de paz desplegada por la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental, derrocara el mes pasado al Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas, Reuben presenció la golpiza que una multitud propinó a otro rastafari.
"Lo ataron con una cuerda, cortaron su cabello a la fuerza y lo golpearon", declaró.
Los seguidores del movimiento rastafari son conocidos en Sierra Leona por su peinado, su sencillo estilo de vida, sus artesanías y su banda musical, los Israelitas.
Varios rastafaris fueron expulsados de su hogar, otros sufrieron saqueos y muchos permanecen ocultos desde el derrocamiento del régimen militar.
El templo rastafari, Garveyite Passe, situado en la zona occidental de Freetown, se encuentra desierto.
Destacados representantes de las Doce Tribus respaldaron abiertamente a los militares que en mayo depusieron al presidente constitucional Ahmed Tejan Kabbah.
El anciano rastafari Ras Oray Simeon incluso declaró su apoyo al golpe, en entrevista con la prensa internacional.
Los militares respondieron a ese respaldo permitiendo la venta, distribución y el consumo de marihuana, utilizada en sus rituales religiosos por los rastafaris.
Pero no todos los rastafaris se pronunciaron de igual modo que Simeon. "Fue una traición absoluta a nuestra causa. Los rastas no deben trabajar para Babilonia (la dictadura), porque esta estaba en contra de la paz y el progreso", exclamó Reuben.
Varios rastafaris armados de fusiles AK-47 participaron junto al ejército en combates librados cuando las fuerzas de ECOMOG, encabezadas por Nigeria, lanzaron la Operación Tormenta de Arena, el 25 de febrero, para derribar la dictadura.
El movimiento rastafari se encuentra en crisis y dividido. dos. Aquellos que apoyaron a la dictadura mantienen el nombre de Doce Tribus, mientras que el nuevo grupo por la democracia se denomina a sí mismo Raíces Profundas.
"Nunca me uniré a los rastas políticos y comerciantes que tomaron las armas y participaron activamente en las actividades de la junta militar", aseguró un rastafari del nuevo grupo. (FIN/IPS/tra-en/lf/pm/aq-ff/ip/98