El germen de una nueva guerra en los Balcanes se alimenta en la provincia de Kosovo, en el sur de Serbia, donde experientes militares yugoslavos dados de baja comandan el clandestino Ejército para la Liberación de Kosovo (UCK).
Los serbios consideran a Kosovo "la cuna" de su estado medieval, al punto que el presidente Milan Milutinovic la llama "la Jerusalén de Serbia".
Pero en esta provincia, despojada de su autonomía en 1989 por el líder serbio y hoy presidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic, residen casi dos millones de albaneses étnicos y menos de 200.000 serbios.
En los últimos meses, el moderado Ibrahim Rugova, otrora líder indiscutido de los albaneses de Kosovo, parece haber perdido base política ante las acciones del UCK.
El UCK fue creado en 1996, y desde entonces se le han atribuido numerosos atentados con docenas de muertos. La organización reivindicó los ataques en declaraciones enviadas a medios de comunicación que responden a los albaneses étnicos.
Las víctimas de los ataques fueron serbios o albaneses étnicos considerados "colaboradores del régimen serbio" por el grupo armado.
Los analistas temen que el UCK refleje el estado de ánimo dominante en la provincia.
"Existe cada vez más temor de que Kosovo, el dominó que siempre se sacude pero de algún modo permaneció enhiesto durante el colapso de la antigua Yugoslavia, esté preparándose para su propio alzamiento independentista", dijo un diplomático occidental en Belgrado.
Esto constituiría una amenaza contra la paz en los Balcanes, agregó.
Estos temores se afirman con varios atentados en la antigua república yugoslava de Macedonia de los cuales el UCK ha reivindicado responsabilidad. Fueron un ataque con bomba en un edificio judicial en Gostivar en diciembre, ataques simultáneos a estaciones de policía en Kumanovo y Prilep el 4 de enero.
Alrededor de 40 por ciento de la población de Macedonia son albaneses étnicos.
El tamaño y organización del UCK es un misterio. Analistas de los medios en Belgrado coinciden en que la mayoría de sus integrantes son personas comunes. Durante el día, son profesores, estudiantes u obreros, pero por la noche responden al llamado del "mensajero".
El UCK está organizado de modo de mantener estricta confidencialidad sobre sus planes e integrantes, de modo de reducir la posibilidad de infiltración externa.
Cada unidad se compone de hasta tres hombres, y uno solo de ellos tiene contacto con la instancia superior del grupo, según informes de la prensa albanesa en Pristina, la capital de Kosovo.
Ningún integrante del UCK almacena gran cantidad de armas en su casa. Hay viviviendas especiales en la denominada "zona liberada" en el poblado de Drenica, donde se oculta el arsenal. Un responsable las lleva a los "soldados" antes de cada acción y las devuelve luego al escondite.
Los "soldados" del UCK llevan máscaras negras. En una ocasión, en noviembre, asistieron al funeral de un profesor albanés en el poblado de Lausi. Frente a unas 15.500 personas allí concentradas, tres integrantes del UCK se sacaron las máscaras y mostraron el rostro en público por primera vez.
El entrenamiento no es problema. En un país donde las pistolas y los rifles automáticos son comunes tanto en los hogares serbios como en los albaneses, el manejo de armas, aun para mujeres, es parte de la vida familiar.
La obtención de armas no es difícil en Kosovo, en especial después de los problemas sociales que alborotaron a la vecina Albania el año pasado. "La frontera es tan porosa que cientos de miles de pequeñas armas ingresaron al país", informaron los diarios Vreme y NIN.
Unos 500.000 albaneses de Kosovo que viven en países occidentales ayudan a pagar esas armas, al abonar un "impuesto" sobre los ingresos de tres por ciento a las instituciones de la autoproclamada República de Kosovo, cuyo gobierno está radicado en Alemania.
El presidente de esta república, Bujar Bukosi, otrora un estrecho aliado de Ibrahim Rugovia, es, al parecer, uno de los líderes del UCK, según medios periodísticos independientes.
Los oficiales del UCK proceden por lo general del antiguo ejército yugoslavo o la fuerza policial y fueron expulsados de sus filas por el régimen de Milosevic.
"Son profesionales muy eficientes. Sus unidades son también muy profesionales. El UCK debe figurar entre las cinco organizaciones de su tipo con más experiencia en materia militar de todo el mundo", dijo Bozidar Spasic, un ex alto funcionario de seguridad de Serbia.
"Los ataques del UCK son del tipo de 'primera fase' del terrorismo, pues opera entre su propia gente y dentro del territorio que se pretende dominar", explicó Spasic.
"Las autoridades no tienen capacidad de destruir o impedir los ataques del UCK", agregó.
Azem Bllasi, un albanés étnico que fue un alto funcionario de la antigua Yugoslavia y hoy es abogado en Pristina, describió el UCK como "el brazo militar del movimiento de liberación nacional".
"Es algo parecido al Ejército Republicano Irlandés (IRA). Si Serbia decide mantener sus ojos cerrados y no atender el problema de los albaneses étnicos, lo único que podemos esperar es una escalada del conflicto armado", sostuvo Vllasi. (FIN/IPS/tra- en/vpz/pd/mj/ip/98