Las sanciones impuestas a Yugoslavia por las seis principales potencias del mundo en respuesta a la represión en Kosovo evidencian la proyección internacional del caso de esa provincia serbia de mayoría albanesa.
Pero algunos analistas advirtieron que las resoluciones tomadas el lunes en Londres por el Grupo de Contacto, conformado por Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia, pueden ser insuficientes y tardías.
"Soy pesimista" acerca de las perspectivas de paz en Kosovo, declaró Dean Allen, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
"No parece haber perspectivas de acuerdo entre Serbia", que está unida a Montenegro en la Federación de Yugoslavia, "y la población albanesa" de la provincia, dijo Allen.
La mayoritaria etnia albanesa de Kosovo obtuvo un limitado apoyo del Grupo de Contacto a su esfuerzo por internacionalizar la crisis.
"Está en marcha otra campaña de limpieza étnica. Las únicas razones que el presidente (Slobodan) Milosevic entiende son las que imponen un precio a su comportamiento inaceptable", advirtió en Londres la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright.
Milosevic, presidente de la nueva Federación de Yugoslavia, es acusado por la comunidad albanesa de Kosovo de violación de derechos humanos y de asentar población serbia en la provincia para alterar su composición étnica.
Los albaneses de Kosovo, que tienen el apoyo de la vecina Albania, también señalan que Milosevic suprimió en 1989 el estatuto de autonomía que la provincia mantenía desde 1974.
Según Tasos Kokkinides, del no gubernamental Consejo de Información de Seguridad Británico-Estadounidense, de Londres, la reunión del lunes demostró que la importancia de los hechos en Kosovo trasciende las fronteras de Yugoslavia.
El ejemplo de la república autónoma rusa de Chechenia "demuestró que la comunidad internacional puede intervenir" en cuestiones internas de países europeos, dijo Kokkinides, especialista en asuntos de los Balcanes.
La mediación de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Chechenia no resolvió los problemas creados por la campaña por la independencia de esa provincia de Rusia, "pero alivió la tensión", agregó.
La OSCE no tomó posición ante la demanda de independencia de Chechenia, y el Grupo de Contacto explicó el lunes que no apoya ni el cisma ni el actual estatuto de Kosovo en Yugoslavia.
"Nadie debe interpretar erróneamente nuestra posición respecto de la esencia" del conflicto, señaló el Grupo de Contacto, a cuya reunión asistieron cinco cancilleres y un funcionario de menor rango del gobierno de Rusia.
La solución del conflicto en curso "debe contemplar la integridad territorial de la República Federal de Yugoslavia, los principios básicos de la OSCE y la carta de la Organización de las Naciones Unidas", se agregó en la declaración.
También es preciso "tener en cuenta los derechos de los albaneses de Kosovo y de todos los habitantes de esa provincia", según los participantes en la reunión de Londres.
El Grupo de Contacto es partidario de otorgar un estatuto especial a los habitantes de Kosovo y a la misma provincia, como parte integrante de Yugoslavia.
Ese estatuto especial debe promover una "autonomía sustancialmente mayor" y el autogobierno.
"Tengo algunas diferencias con esa idea. El estatuto que Kosovo tuvo hasta 1989 fue fundamentalmente producto del equilibrio interno de una Yugoslavia mucho mayor que la actual" y se concedió durante la guerra fría, observó Allen.
"Dudo que el mismo estatuto pueda aplicarse sin alteración en la reducida Yugoslavia de hoy día", agregó. "Temo que sea demasiado tarde" para la solución pacífica del problema".
El derogado estatuto de autonomía autorizaba el idioma albanés en las escuelas y la celebración de las fechas islámicas, entre otras concesiones a la etnia mayoritaria de Kosovo.
Milosevic aseguró la supresión de la autonomía de la provincia con un poderoso despliegue de fuerzas de seguridad. Eliminó el albanés como lengua oficial de Kosovo y reformó los programas de enseñanza.
También habría intentado asentar allí a serbios que habían huido del territorio de Krajina, en Croacia, según asegura la comunidad albanesa.
En respuesta, los albaneses de Kosovo eligieron en 1992 un gobierno "en la sombra", declararon la independencia de la provincia y crearon un sistema paralelo de educación, salud y seguridad social.
La tensión se agudizó en 1996, al entrar en escena el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK). Se cree que esa organización separatista fue fundada por albaneses exiliados en Alemania y Suiza y que obtiene armas de contrabando de Albania.
También se atribuye al UCK una serie de golpes terroristas, perpetrados los últimos en la limítrofe Macedonia.
Graves abusos cometidos por los serbios en las últimas semanas agravaron la situación, y Estados Unidos y la Unión Europea (UE) temen la configuración de "un escenario de pesadilla", en el que el conflicto se ampliaría a Macedonia, Albania, Grecia, Bulgaria y Turquía.
Pero Kokkinides cree que los acuerdos tomados en Londres impedirán el impacto de la crisis en los países vecinos.
"La comunidad internacional demostró el lunes que, si bien tiene escaso espacio de maniobra, puede tomar algunas decisiones para contener el conflicto" en los límites de Kosovo. Eso es de alta importancia", expresó.
Para asegurar ese propósito, la OSCE debe desempeñar en Kosovo un papel semejante al que tuvo en Chechenia, y sin pronunciarse acerca de la demanda de independencia de los albaneses, advirtió.
En segundo lugar, Yugoslavia debe ser readmitida en la OSCE, que suspendió su afliación a causa del conflicto de Bosnia- Herzegovina. Las condiciones deben ser su colaboración con la misma OSCE y que permita a los representantes de la organización el libre acceso a Kosovo.
Mientras, Gran Bretaña anunció este martes planes para implementar las decisiones del Grupo de Contacto. Tony Lloyd, alto funcionario de la cancillería británica, visitará los Balcanes como representante de la presidencia de la Unión Europea, que corresponde en este momento a su país.
Su misión lo llevará a partir de este miércoles a Macedonia, Albania y Serbia.
Así mismo, los jefes de gobierno y los ministros de Relaciones Exteriores de 26 naciones se congregarán el jueves en Londres, para discutir la situación de los Balcanes en general y de Kosovo en particular. (FIN/IPS/tra-en/dds/pd/ff/ip hd/98