Un programa en Argentina, Cuba, Arabia Saudita y Tailandia, que involucra a 20.000 mujeres embarazadas, intenta mostrar que los controles prenatales pueden limitarse a sólo cuatro, en lugar de los ocho a 12 recomendados tradicionalmente para garantizar la salud de la madre y el niño.
El ensayo, avalado por la Organización Mundial de la Salud, busca medir su eficacia en países en desarrollo, donde suelen combinarse la necesidad de hacer eficiente el uso de recursos financieros con el fenómeno de mujeres pobres que escapan a los controles poniendo en riesgo su salud y la del recién nacido.
El médico Guillermo Carroli, encargado del proyecto en Argentina, dijo a IPS que el objetivo final consiste en comparar el nuevo sistema con el vigente, si satisface igual o no a la madre y al personal médico, y si es más o menos oneroso que el que prevé visitas mensuales.
En las primeras décadas del siglo, en Europa se impuso un sistema de controles mensuales que continúa vigente. El promedio de visitas recomendadas por expertos sanitaristas es de ocho a 12, aunque en países pobres las mujeres no van más de cinco veces al control y muchas sólo una vez: el día del alumbramiento.
"Si el nuevo sistema es igual o mejor que el actual debería aplicarse en todo el mundo para mejorar la atención sanitaria de madres y niños, incluso en países desarrollados, porque se demostraría que no resulta efectivo hacer más controles de los necesarios", sostuvo el médico.
El proyecto, que está en distintas etapas en los cuatro países involucrados, consiste en un protocolo básico en el que se fijan los controles que deben realizarse a las embarazadas de bajo riesgo en cada una de las cuatro visitas.
Si las mujeres tienen riesgo medio o alto no pueden ingresar al plan. Este sería el caso de personas con antecedentes de niños prematuros o de bajo peso, o embarazadas con diabetes, hipertensión, problemas cardíacos o renales. Tampoco ingresan las menores de 16 o mayores de 40 años.
Las que se incorporan al plan deben someterse a los cuatro controles. En las visitas, además de ser examinadas, reciben vacunas, suplementos de hierro para prevenir anemias y de ácido fólico para evitar enfermedades neurológicas. Además, se les controla el peso y la presión sanguínea.
Carroli dijo que si el obstetra pide un exámen de orina a una embarazada de escasos recursos, se arriesga a que no vuelva más. En cambio, si utiliza una tira reactiva con la orina que la mujer aporta en la misma consulta, el control se cumple de una vez.
Lo mismo ocurre con la vacuna antitetánica, que en lugar de proyectada para el quinto mes de gestación, como en el sistema vigente, en el nuevo se aplica en la primera consulta.
En cuanto a las ecografías, a las que se apela con frecuencia en centros privados de atención del embarazo, no están incluidas en el ensayo porque no se consideran efectivas en casos de bajo riesgo y, por lo tanto, son innecesarias, remarcó Carroli.
Las mujeres prestan su conformidad para participar de la investigación, que en Argentina se aplica en nueve hospitales públicos de la ciudad de Rosario, bajo la coordinación del Centro Rosarino de Estudios Prenatales, dirigido por Carroli.
Finalizado el reclutamiento de mujeres -unas 5.000 en cada país- y la revisión de todo el período de gestación hasta llegar al parto, los datos serán comparados con los casos que se controlan mediante el sistema vigente en otros ocho hospitales.
Dentro de la comparación, tanto en el sistema nuevo como en el tradicional, ingresan también mujeres que llegan a la primera consulta a los ocho o nueve meses, un hecho frecuente entre las embarazadas de escasos recursos que no puede quedar fuera de la estadística.
Los expertos podrán entonces hacer inferencias respecto de los datos resultantes de morbimortalidad materna e infantil en ambos sistemas de control.
En Tailandia es donde el programa está más avanzado, ya que finalizó el seguimiento de las pacientes y se están elaborando conclusiones. En Cuba, Argentina y Arabia Saudita el proyecto termina entre este año y el próximo, y recién entonces llegará la puesta en común con las recomendaciones.
Carroli indicó que Cuba fue elegida porque allí se registra uno de los promedios de control periódico más altos del mundo: 16 visitas de rutina durante todo el embarazo. En Tailandia son ocho visitas, en Arabia Saudita 10 y en Argentina cinco, lo que permite hacer comparaciones.
El programa pretendi inclur a un pas africano pero ningún centro reunía los requisitos necesarios para garantizar el resultado de la investigación. También se buscó incorporar a Suecia o a otro país industrializado, pero no hubo interés oficial en participar del programa.
El médico reveló que, hasta ahora, la mayoría de las embarazadas de bajo riesgo que llegan a los nueve hospitales involucrados en el programa aceptan participar, firmando su conformidad. Luego del parto, deberán llenar un cuestionario sobre su evaluación del sistema.
En forma paralela, se realiza en los cuatro países un análisis económico en el que se comparan los gastos que deben efectuarse en el programa nuevo y en el tradicional, de manera de aportar a los responsables de planificar políticas sanitarias todos los elementos para una decisión. (FIN/IPS/mv/ag/he/98