La reforma económica de Rusia llegó hasta el norte de Siberia, donde golpea duramente a los indígenas con un efecto inesperado: cortes presupuestarios dejaron a los lobos fuera de control y ahora devastan las manadas de renos.
La población de renos de Anadyr, en el noreste de Siberia, disminuyó de 500.000 cabezas a sólo 50.000 a causa de la plaga de lobos. La situación se considera grave, pues afecta el único medio de subsistencia de millares de indígenas.
"Si la situación sigue así, los renos estarán en peligro de extinción, privando a estas personas de su fuente de alimentos y ropa", advirtió un representante del gobierno local de Chukotka, Yuri Zhulin.
En el área autónoma de Chukotka hay más de 500 granjas de renos. El año pasado, estos pastores de la tundra perdieron más de 30.000 cabezas a causa de los incendios, el frío y los lobos.
Sólo en esta zona, los lobos mataron a 10.000 renos este año, mientras que en 1997 se perdieron 12.000 cabezas por esta causa.
Los lobos incluso atacan cuando los pastores de la manada los están mirando, impotentes para detener la carnicería. Zhulin aseguró que esto es consecuencia de la reducción en las medidas de control estatales.
"Los lobos se apoderaron de los campos porque durante los últimos tres años las autoridades no han hecho nada para regular su población", añadió el funcionario de Chukotka.
El gobernador de la región, Alexander Nazarov, declaró a 1998 como el año de la batalla contra la plaga de lobos. El primer paso fue la formación de un grupo especial de caza de estos animales.
La situación generada por la falta de control de los lobos influye en un cambio que se produce desde hace tiempo en el modo de vida de los indígenas de Siberia.
La región autónoma de Chukchi, vecina de Alaska, es un ejemplo de este cambio. Hace 10 años albergaba inmensas manadas de renos, pero ahora sólo queda 25 por ciento de ellas, según Yelena Montada.
Montada es una chukchi de Pevek que trabaja en el centro de información L'auravetlan de Moscú, donde activistas indígenas del norte y el extremo oriental de Rusia reciben herramientas para buscar mejoras en sus condiciones de vida y defender sus derechos humanos.
El pastoreo de renos no es sólo una actividad tradicional, sino que se trata de un modo de vida que está en extinción, advirtió Montada.
Geólogos y mineros han destruido importantes sectores de pastoreo, además de provocar incendios que acaban con el liquen, principal alimento de los renos.
Al mismo tiempo, las difíciles condiciones económicas de Rusia también se proyectan hacia esa aislada región, donde tanto los pastores como los comerciantes que compran carne y pieles tienen pocos recursos para operar.
"Los pastores enfrentan problemas de deudas impagas, lo cual genera una increíble pobreza que amenaza la estabilidad social de las tribus", explicó Montada.
"Están cambiando sus renos por una botella de vodka, mientras las autoridades regionales y locales se rehusan a ver y a comprender esta situación crítica, lo cual genera desilusión y apatía", agregó.
Los jóvenes ya no quieren quedarse en la tundra o en las pequeñas aldeas donde no hay dinero, y según contó Montada se van a las pueblos más grandes "pero no logran adaptarse, comienzan a beber y pierden las ganas y la capacidad de trabajar".
La vida de estos pastores de Siberia es deprimente, sin más comida que la carne de venado, sin equipamiento de ningún tipo, sin velas. "Los viejos esperan la muerte, tristes porque ya no hay nadie a quien entregarle su sabiduría, a quien legarle su modo de vida".
Aumentan los nacimientos de niños con problemas, mientras los suicidios y accidentes provocados por el alcohol son la principal causa de muerte entre los hombres de 30 a 35 años de edad.
Montada culpa a "la versión pervertida y horrible de la economía de libre mercado que impera en Rusia". Considera que el gobierno debería ejercer más controles en la zona, y además garantizar las condiciones de vida.
"Los Chukchi son como todos los humanos, quieren vivir con dignidad", añadió.
Pero los problemas van más allá de la región siberiana de Chukotka. En el área autónoma de Koryak, en la península de Kamchatka, la población de lobos aumentó de 150 a 800 ejemplares, que el año pasado mataron a 10.000 renos.
Sólo en enero desparecieron otros 1.100 renos, sin que haya recursos suficientes para realizar un control efectivo de los lobos. En Magdan Oblast ya quebraron casi todas las granjas que se dedicaban al pastoreo.
El vicegobernador de Magadan, Vyacheslav Moskvichev, explicó que hay una mezcla de bajos niveles de vida, empeoramiento de servicios veterinarios y aumento en la población de lobos.
La baja calidad de vida en el distrito norteño de Evenk, donde las manadas de renos disminuyeron en 10.000 cabezas, es ocasionada por políticas que se iniciaron en la era soviética, aseguró Joachim Otto Habeck, del grupo conservacionista Evenki Society.
"Hubo un desarrollo de infraestructura, pero la vida de los Evenks fue impactada por la estrategia soviética de acabar con el nomadismo, forzándolos a establecerse en un área", dijo Habeck.
Tras el colapso de la Unión Soviética, la situación empeoró porque se detuvo el desarrollo de infraestructura por falta de inversión, y personas que habían sido forzadas al sedentarismo por 60 años habían perdido su autosuficiencia.
"Ahora que están acostumbrados a vivir en pueblos, ya no son capaces de alimentarse a sí mismos", aseguró Habeck. Los costos del transporte, liberalizados, les impiden moverse en la región, donde las distancias son enormes.
El tema de la comida es duro. Los evenks normalmente viven de lo que se les da en los pueblos, pero cuando la situación se dificulta, también falta la comida.
Los barcos sólo pueden llegar hasta la zona en junio, y por lo tanto el avión es el principal medio de abastecimiento.
"La producción de carne de reno podría contribuir a mejorar el abastecimiento de esta región, pero sería necesaria una infraestructura más adecuada", explicó Habeck, quien dijo que los alimentos básicos en este momento son el pan y el vodka.
El único problema es que la cría de renos requiere trasladarse de un lugar a otro, tal como se hacía cuando los evenks eran nómades.
Por si fuera poco, la situación ambiental en todo el noreste de Rusia sólo puede empeorar, ya que las autoridades concedieron siete autorizaciones para realizar grandes explotaciones de gas y petróleo. (FIN/IPS/tra-en/ai/jmp/rj/lc-ml/en-pr-dv/98