Ecologistas de Puerto Rico advierten que un radar que la armada de Estados Unidos instalará en el territorio para detectar aviones contrabandistas de drogas no será eficaz y tendrá efectos nocivos para la salud.
El radar, conocido como ROTHR, tendrá dos instalaciones. Una estará en la base militar estadounidense de Fort Allen, en la localidad meridional de Juana Díaz, utilizada como campamento para refugiados haitianos en 1980.
Esta parte del radar iba a ser instalada en principio en el poblado de Lajas, en la zona sudoccidental del territorio, pero una campaña masiva y una manifestación de 60.000 activistas por la paz y la independencia, en octubre de 1995, obligaron al gobierno de Washington a buscar otra ubicación.
Ahora, los residentes de Juana Díaz ya están organizando la oposición a la construcción del radar en Fort Allen.
El gobierno local realizó audiencias públicas para discutir el polémico asunto en marzo del año pasado y, entre decenas de ciudadanos que presentaron su testimonio, el único que se pronunció a favor del ROTHR fue el portavoz de la armada estadounidense.
La otra instalación se erigirá en la localidad insular de Vieques, al este de la isla principal de Puerto Rico. La mayor parte de la población siente antipatía hacia la armada de Estados Unidos, ya que ocupa más de dos tercios de la localidad.
Pero los opositores del ROTHR argumentan que el radar no será eficaz porque fue diseñado para detectar bombarderos soviéticos y no aviones pequeños.
El químico Neftalí García sostuvo que, según informes oficiales del gobierno estadounidense, la mayor parte de las drogas ilegales que ingresan a Estados Unidos lo hacen por vía terrestre, desde México, o marítima.
Según estos informes, un sistema que sólo puede detectar aviones hará un aporte ínfimo a la guerra contra las drogas, observó.
García, quien presentó su candidatura como ecologista independiente para el Senado de Puerto Rico en 1992 y 1996, añadió que el radar no puede detectar aviones que vuelen a menos de 150 metros sobre el nivel del mar, lo que revela su inutilidad en el caso de naves transportadoras de drogas, de vuelo bajo.
Residentes de Juana Díaz y Vieques integraron una delegación puertorriqueña que manifestó su oposición al radar en Washington este mes.
La delegación mencionó un estudio de 1994 cuya conclusión fue que la manera más efectiva de usar el dinero de los contribuyentes en la lucha contra las drogas consiste en la prevención a través de la medicación y el tratamiento de los drogadictos.
Oponentes del radar también aseguran que la radiación electromagnética que generarán sus instalaciones tendrá efectos nocivos para la salud de los habitantes en zonas cercanas, a pesar de que el gobierno de Estados Unidos lo negó.
La instalación en Vieques resulta especialmente preocupante ya que será construida a unos 500 metros de un centro poblado.
Durante su visita a Washington, los activistas visitaron la Casa Blanca y el Congreso.
El funcionario Jeffrey Farrow, director de un comité gubernamental sobre Puerto Rico, los recibió y consideró legítimas sus inquietudes sobre las consecuencias nocivas para la salud de la radiación electromagnética del radar.
Juan Rosario, uno de los seis integrantes de la delegación, indicó que el congresista José Serrano, nacido en Puerto Rico, brindó su apoyo incondicional a la campaña contra el radar.
Serrano les aseguró que hará todo lo posible para aplazar la construcción del radar hasta que las interrogantes ambientales sean aclaradas.
Los activistas también se reunieron con colaboradores de los representantes Luis Gutiérrez y Nydia Velázquez, ambos nacidos en Puerto Rico. Los congresistas también prometieron solicitar al presidente estadounidense Bill Clinton que detenga el proyecto del ROTHR.
Así mismo, los activistas también denunciaron los antecedentes de la compañía Raytheon, contratada para dirigir el sistema de radar. La firma estadounidense, señalan, está involucrada en un escándalo por sobornos en Brasil.
Según la prensa brasileña, Raytheon sobornó a funcionarios de Brasil para conseguir el contrato de construcción de un sistema de radar que vigilará la cuenca amazónica.
Los activistas también temen que el radar esté relacionado con el Proyecto de Investigación Avanzada de Alta Frecuencia Auroral (HAARP) que las fuerzas armadas de Estados Unidos planean desarrollar en Alaska.
El HAARP pretende alterar la composición de la ionósfera mediante poderosas descargas de radiación de microondas. Activistas de Alaska advierten que podría modificar los patrones climáticos del planeta.
HAARP, el ROTHR y experimentos atmosféricos realizados por la NASA (National Aeronautics and Space Administration) en Puerto Rico forman parte del intento de Estados Unidos de desarrollar una capacidad "bélica cibernética", según García.
El movimiento de la isla de Vieques contra el radar tiene antecedentes en cinco décadas de organización y activismo contra la armada estadounidense.
Durante la segunda guerra mundial, la marina de guerra de Estados Unidos tomó por la fuerza la mayor parte de la isla, lo que dejó a su población, ahora de 8.000 habitantes, en medio de tres bases militares.
Los militares estadounidenses utilizan a Vieques como campo de fuego, con constantes bombardeos de misiles y metralla.
"Vieques es el mejor ejemplo de destrucción e injusticia ambiental en América", declararon los opositores de ROTHR a la prensa.
"La armada de Estados Unidos destruyó arrecifes de coral, lagunas, manglares, cocoteros, playas, especies en peligro, peces y otros organismos marinos", denunciaron.
Los oponentes del ROTHR también enviaron una carta al presidente estadounidense Bill Clinton en la que sostienen que su decreto de 1994 sobre justicia ambiental está siendo flagrantemente violado por la marina en Vieques. Hasta ahora, la carta no recibió respuesta. (FIN/IPS/tra-en/cr/cb/aq-ml/en/98