Venezuela, que esta semana vendió su petróleo al precio más bajo en una década, reiteró su decisión de mantener elevada su producción de crudo, desoyendo pedidos de sus socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
"No podemos renunciar a nuestra producción porque sería una irresponsabilidad con nuestra población, y, además, si nos retiramos de un mercado vendrán otros a llenar ese vacío", dijo el ministro de Energía, Erwin Arrieta.
Venezuela produce más de 3,3 millones de barriles de crudo por día, pero su cuota de producción, según el reparto convenido en la OPEP, es de 2,58 millones de barriles diarios.
En su defensa, Arrieta aduce que la OPEP "se ha convertido en un club de pinochos, donde todos mienten" acerca de la producción.
Caracas, sin embargo, está a favor de que la OPEP e importantes productores ajenos a la organización pacten durante algunos meses no seguir saturando el mercado, dijo Luis Giusti, presidente del grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Pero sería un acuerdo "que tome en cuenta el nivel de producción actual", y no basado en el sistema de cuotas "que está desfasado respecto de las características de nuestro negocio", agregó Giusti.
Ese planteamiento conforma una contraoferta de Venezuela a sus socios en la OPEP, cuyo Comité de Monitoreo del mercado (Irán, Kuwait y Nigeria) se reunirá este lunes en Viena.
Sin embargo, socios árabes han insistido en que Venezuela limite su producción, y a pedido de varios de ellos el líder libio Muammar Gaddafi telefoneó el martes al presidente Rafael Caldera para instarlo a un acuerdo que apuntale los precios.
Caldera expresó su interés porque la OPEP efectúe un "análisis serio y realista" de la situación del mercado, y subrayó al gobernante libio que la caída de los precios no debe atribuirse a la sobreproducción venezolana, dijo Arrieta.
Tres semanas atrás, en términos semejantes, dialogaron Caldera y el presidente iraní Mohamed Jatami. Se está produciendo "un enjambre de conferencias telefónicas" entre los socios de la OPEP, y también productores ajenos a la OPEP, dijo Arrieta. "Estamos en contacto también con México y Noruega".
Los responsables petroleros venezolanos apuestan a que el desplome del mercado es un elemento coyuntural, avivado por manipulaciones de los corredores y por factores sicológicos, y aguardarán por lo menos una semana antes de revisar, por segunda vez este año, sus estimados de ingresos para 1998.
Una luz de esperanza se filtró este miércoles, cuando el mercado londinense reportó a la apertura un alza de 21 centavos por barril en la cotización del Brent del Mar del Norte, al venderse a 13,19 dólares frente a 12,98 el martes.
El Brent es uno de los marcadores para los más de 70 millones de barriles que diariamente se transan en el mercado mundial, y la subida de precio puede apreciar, con efecto de cascada, el valor de los restantes crudos.
El petróleo venezolano, "coctel" de crudos un poco más pesado que el promedio de la OPEP, se vendió el martes a 10,60 dólares el barril, un nivel semejante al de 1978 y un precio puntual que es el más bajo desde 1978 y recuerda la depresión de 1986, cuando los valores cayeron bajo los 10 dólares.
Todavía no hay amenaza de recesión para la petrolizada economía venezolana, aunque sí caída de sus metas de crecimiento y, sobre todo, de sus ingresos fiscales, una verdadera mala noticia en un año de elecciones generales.
"Estamos frente a una crisis que nos está pegando duro a todos", tanto a los socios de la OPEP y como a los productores ajenos a ella, comentó Arrieta.
La OPEP, que por primera vez en 1996 logró la meta trazada en 1983 de vender su barril (de una cesta de siete crudos) a 21 dólares, el martes lo transó a 11,76 dólares.
"Yo creo que si alguna bondad tiene esta crisis es que está moviendo la estructura de la OPEP para que se sacuda y cambie sus estrategias, que son obsoletas y agotadas: las cuotas no han funcionado y ese sistema hay que revisarlo", insistió Arrieta.
A diferencia de sus socios de la OPEP, que acuden con crudo al mercado ocasional (spot), Venezuela fundamentalmente lo dirige a refinerías propias en Estados Unidos y Europa, o a clientes con quienes por otra parte comenzó a asociarse en grandes proyectos de exploración y producción.
Ello permitió a Giusti ufanarse de que Venezuela "no despacha barriles de crudo realengos, que vayan de una puerta a otra del mercado buscando colocación".
En Venezuela han desembarcado 58 empresas de 14 países para explotar segmentos del negocio que durante casi dos décadas, tras la nacionalización de la industria, fue monopolio del grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Hoy día, PDVSA y las compañías venidas del exterior tienen planes para invertir más de 65.000 millones de dólares en 10 años, y los proyectos se basan en mercados cautivos.
"Hacemos grandes esfuerzos por penetrar esos mercados. No podemos abandonarlos ahora", observó José Toro, un director de PDVSA.
Venezuela argumenta además que principalmente posee crudos pesados, a diferencia de sus socios en la OPEP, con gran producción de livianos. Los proyectos para colocarlos en refinerías de conversión profunda "no pueden estar supeditados a cuotas", insistió el ex jefe de PDVSA Andrés Sosa.
Sin embargo, todas las autoridades que esta semana se pronunciaron sobre el asunto insistieron en que Venezuela debe continuar en la OPEP. "Más aún, nuestro interés es fortalecerla, dotándola de una nueva agenda", dijo Giusti.
Arrieta dijo que es hora de que la OPEP desarrolle nuevas propuestas de entendimiento entre productores y consumidores de energía, sobre los impuestos en los países industrializados ("carbon tax") y las restricciones a los combustibles fósiles en el marco de pactos internacionales sobre cambios climáticos. (FIN/IPS/jz/mj/en if/98