El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, aseguró hoy que su país se mantiene como un firme defensor de la OPEP y no es responsable del hundimiento de los precios del petróleo en el mercado mundial.
Al rendir su cuarto y último informe anual ante el Congreso, Caldera pidió "serenidad y firmeza" a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) para enfrentar la crisis que mantiene el precio del crudo más de cinco dólares por debajo de su cotización promedio de 1997.
La caída del precio del petróleo ha enfrentado a Venezuela con Arabia Saudita, el mayor exportador mundial del producto, que acusa al único socio americano de la OPEP de incidir de manera determinante en la crisis por su abierta rebeldía contra el sistema de cuotas de la organización.
Caldera fijó su posición sobre la crisis petrolera en una larga introducción a su rendición de cuentas de 1997. Fue una de sus escasas intervenciones públicas sobre el problema desde que los precios iniciaron su declive en enero.
El mandatario aseguró que el hundimiento de los precios del petróleo no constituye "una verdadera tragedia" para Venezuela, como sucedió otras veces, porque la economía tiene instrumentos para enfrentar la abultada merma de los ingresos previstos.
El petróleo aporta 40 por ciento del presupuesto, 23 por ciento del producto interno y 77 por ciento de las divisas del país, y cada dólar que cae el precio del barril de exportación significa en terminos anuales 1.200 millones de dólares menos en los ingresos nacionales.
El precio promedio del barril venezolano en lo que va de año es de 12,3 dólares, cuando inicialmente se proyectó que se cotizaría a 15,5 dólares y en febrero se bajó esa meta a 14 dólares.
Caldera alertó a los grandes consumidores que una debacle de los precios "es insensata" porque obliga a algunos productores a vender por debajo del costo de extracción, lo cual genera una situación que en caídas precedentes, como las de 1986 y 1988, siempre reimpulsó los precios a niveles excesivos.
El presidente afirmó que la baja de precios "no se puede atribuir al hecho de que Venezuela produzca por encima de las limitaciones que con rigidez extemporánea se pretende imponer por el actual sistema de cuotas de la OPEP".
Venezuela ejecuta desde 1996 un intensivo plan de expansión de su producción, con una inversión de 60.000 millones de dólares, destinado a elevar su capacidad de producción a seis millones de barriles diarios en el 2006, bajo la premisa de que para entonces se habrán retirado del mercado varios actores.
La capacidad productiva del país es hoy de alrededor de 3,7 millones de barriles diarios y su bombeo real asciende a unos 3,45 millones de barriles de crudo, cifra que podría elevarse en unos 200.000 barriles adicionales antes de concluir el año.
La cuota que le asignó la OPEP a Venezuela para el actual semestre se sitúa en 2,58 millones de barriles diarios de crudo, dentro de un tope colectivo de 27,5 millones.
Un informe difundido esta semana por la Agencia Internacional de Energia indica que la producción real de la OPEP sobrepasa los 28 millones de barriles.
Caldera dijo en el Congreso que Venezuela "se mantendrá firme" en su posición de no bajar su producción, y adujo que la merma de uno o varios exportadores "lo que hace es crear un espacio que inmediatamente es llenado por otros, miembros o no de la organización".
Además, aseguró que Venezuela cuenta con la ventaja de una producción totalmente colocada por acuerdos de mediano plazo y un costo de extracción ligeramente superior a dos dólares "por lo que cuenta con un amplio trecho para resistir las maniobras de los manipuladores del mercado".
"Somos fundadores de la OPEP" en septiembre de 1960 "y la hemos defendido en todas las circunstancias", afirmó el presidente de 82 años, que gobernó el país anteriormente entre 1969 y 1974 para retornar al poder en febrero de 1994.
Pero Caldera subrayó que la OPEP ya no tiene control del mercado porque produce solo 28 millones de los 75 millones de barriles diarios que se están bombeando al mercado.
Según el presidente venezolano, la OPEP mantiene influencia sobre el mercado, pero sería ilusorio pensar que basta reducir su producción unos cientos de miles de barriles para que "los precios suban automáticamente".
Planteó que la organización realice un estudio inmediato y a fondo sobre las perspectivas de consumo de energía a nivel mundial, la cuestión del cambio climático y otros aspectos que inciden sobre el sector de la energía y que requieren una respuesta estratégica de la OPEP.
El mandatario recordó que Venezuela propuso en febrero una reunión de productores de la OPEP e independientes para "armonizar planes productivos" no solo en beneficio de los productores sino de los consumidores.
Caldera ratificó que Venezuela no aspira a precios demasiado altos, como los que se dieron en la década del 70, pero que cuanto más desciendan más desequilibrio al alza seguirá después, y eso debe ser tenido en cuenta por los grandes consumidores.
El gobierno debió recortar en febrero el presupuesto de 1998 en 1.400 millones de dólares y llevarlo a 20.500 millones de dólares, tras la baja del valor del barril de 15,5 a 14 dólares.
El ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, dijo este jueves que por ahora no está contemplado un nuevo ajuste en vista de la agudización del declive, sino que se está actuando para equilibrar el presupuesto por la vía de mayores ingresos.
El barril de exportación venezolano se cotizó este jueves en torno a 10,7 dólares, lo que sitúa el precio en su nivel más bajo desde 1988 y acercándose a la sima en que llegó a hundirse en 1986, por debajo de los nueve dólares. (FIN/IPS/eg/mj/en if/98