El Consejo de Seguridad de la ONU está listo para reimponer un embargo de armas contra la República Federal de Yugoslavia en respuesta a la violenta represión de los reclamos de autonomía en la provincia sureña de Kosovo.
El embajador de Estados Unidos, Bill Richardson, quien apoya las sanciones, anticipó que el Consejo podría aprobarlas tan pronto como este martes, aunque reconoció que algunos países aún discuten la redacción del proyecto de resolución.
Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña se aferran al plan de votar un embargo de armas antes del día 31, un plazo fijado por el Grupo de Contacto, integrado por seis de los países más poderosos del mundo.
Sin embargo, dos miembros permanentes con poder de veto del Consejo (Rusia y China) se oponen a ciertos aspectos de la resolución y podrían convertir en una dura batalla cualquier intento de imponer un embargo.
Rusia, aliada de Belgrado, solicitó un límite de tiempo para las sanciones contra Yugoslavia, que actualmente está integrada por Serbia y Montenegro.
Aunque China se opone al embargo, es improbable que utilice su poder de veto por ahora.
El proyecto de resolución respaldado por Estados Unidos obligará a los países a "impedir la venta o suministro a la República Federal de Yugoslavia, incluido Kosovo, de armamentos y materiales derivados de todo tipo, como armas y municiones, vehículos militares, equipamientos y repuestos".
El Consejo de Seguridad podría retirar las sanciones, señala el proyecto, si el gobierno de Belgrado entablara un diálogo sobre el estatuto político de Kosovo, retirara de la región unidades especiales de la policía y permitiera que observadores de derechos humanos visiten la zona en conflicto.
Se trata de la primera vez que el Consejo de Seguridad amenaza con reimponer las sanciones a Belgrado desde el levantamiento del embargo que afectó a Yugoslavia y sus aliados serbios de Bosnia, el año pasado.
Las sanciones, impuestas en mayo de 1992 debido a la creciente guerra por Croacia y Bosnia-Herzegovina, fueron levantadas en parte a fines de 1995 y totalmente en 1997.
La campaña por la resolución surgió sólo una semana después de que Washington fracasara en su intento por conseguir el consenso sobre sanciones adicionales, durante un encuentro en Bonn de los seis países del Grupo de Contacto, que también incluye a Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia.
El Grupo de Contacto otorgó al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic un plazo de cuatro semanas para cumplir las demandas de diálogo con grupos independentistas de Kosovo y retirar de las provincia las fuerzas vinculadas con una reciente represión que dejó al menos 85 muertos.
No obstante, es improbable que Milosevic cumpla las demandas en pocas semanas, o que siquiera lo intente, dado que Belgrado insiste en que la crisis de Kosovo es un asunto interno de Yugoslavia. (FIN/IPS/tra-en/fah/ml-aq/ip-hd/98