Bolivia abrirá las llaves del gigantesco gasoducto que construye al Brasil para transportar gas natural argentino, cuando sus reservas no basten para abastecer la demanda brasileña.
Ese trato será posible gracias al Acuerdo de Alcance Parcial sobre Integración Energética, firmado el mes último en Buenos Aires los presidentes Hugo Banzer, de Bolivia, y Carlos Menem, de Argentina, y cuyo contenido fue conocido y difundido este fin de semana.
El documento firmado por Banzer y Menem se apoya en el respeto al principio de libre intercambio y transporte de energéticos.
El acuerdo es el punto de partida de la largamente pregonada "integración energética" de Sudamérica, que comenzará a realizarse a través de extensos gasoductos que, a la manera de venas de acero, unirán a los países transportando gas natural.
Bolivia venderá un volumen creciente de ocho a 16 millones de metros cúbicos diarios de gas natural a Brasil a partir de 1999, cuando finalicen las obras del gasoducto entre Río Grande (Bolivia) y los estados de Mato Grosso do Sul, Sao Paulo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande del Sur.
El gasoducto binacional tendrá un diámetro de 32 pulgadas y una extensión de 3.061 kilómetros, de los que sólo 557 kilómetros corresponden al lado boliviano.
El gas natural boliviano será utilizado por unas 470 grandes empresas metalúrgicas, químicas, petroquímicas y fabricantes de cerámica de Brasil.
El contrato boliviano-brasileño, firmado en 1993 y modificado en 1995, establece también que los volúmenes podrán crecer hasta 22 y 30 millones de metros cúbicos diarios, que es la capacidad máxima de las tuberías, si las partes así lo decidieran.
Con el acuerdo firmado por Banzer y Menem, Argentina se convertirá en proveedor de gas natural a Brasil, utilizando el gasoducto boliviano en el momento en que las empresas que operan en Bolivia no logren satisfacer la demanda brasileña.
Para el presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Carlos Salinas, el convenio que incorpora a Argentina convertirá a este país en centro distribuidor de gas del Mercosur, un bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y al que están asociados Bolivia y Chile.
De allí a su extensión al resto de Sudamérica queda poco, destacó Salinas, que considera esta iniciativa el primer paso de un futuro acuerdo de libre comercio de la región.
Las reservas probadas y probables de gas natural boliviano suman unos 5,6 billones (trillones estadounidenses) de pies cúbicos.
Las empresas petroleras que operan en Bolivia tienen previsto invertir más de mil millones de dólares en los próximos tres años en trabajos de exploración para certificar la existencia de 4,1 billones de pies cúbicos adicionales de reservas posibles de gas.
"Si en estos tres años no se puede certificar esas reservas, Argentina tendrá la primera opción para mandar su gas del norte y atender la demanda"de Brasil, dijo Salinas.
El gobierno boliviano calcula que, de todas maneras, ni el total de las reservas de gas de Bolivia junto con las del norte argentino y las de los campos de Camisea en Perú, son suficientes para cubrir las necesidades energéticas de Brasil.
Según el viceministro boliviano de Energía e Hidrocarburos, Carlos Alberto López, las reservas probadas de gas de Argentina, Bolivia y Perú totalizan 21 trillones de pies cúbicos, mientras la demanda brasileña está calculada en 23 trillones hasta el año 2010.
El acelerado proceso de integración energética que se desarrollando en el Cono Sur de América incluye también, además de la comercialización de gas natural, la compra-venta de electricidad.
Y en este nuevo rubro, el país comprador será nuevamente Brasil: actualmente, autoridades brasileñas y bolivianas proyectan un acuerdo para la exportación de electricidad de Bolivia, que será formalizado este mes en Brasilia.
"Brasil necesita de Bolivia" en materia de energía eléctrica, "y quizá también de Argentina y Perú", afirmó el viceministro López, uno de los responsables del proyecto de venta de fluido eléctrico.
En previsión de la futura venta de energía eléctrica, el acuerdo suscripto por Banzer y Menem incluye igualmente un compromiso mutuo para alentar la inversión privada en operaciones hidroeléctricas conjuntas en ríos compartidos por Argentina y Bolivia.
En el caso boliviano, el gobierno ha decidido que los proyectos de integración energética estarán exclusivamente en manos del sector privado. (FIN/IPS/jcr/ff/if/98