El gobierno de Japón dejó de lado su tradicional discreción en materia diplomática y se lanzó a la ofensiva para que Indonesia aplique las reformas que reclama el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El último viaje del primer ministro Ryutaro Hashimoto a Jakarta dejó en evidencia el peligro que se cierne sobre los intereses económicos de Japón mientras Indonesia se resista a cumplir las condiciones que pone el FMI para su paquete de ayuda de 43.000 millones de dólares.
La visita de dos días de Hashimoto a Indonesia, que concluyó el domingo, no tiene precedentes en la por lo general tranquila diplomacia japonesa.
Tomar la iniciativa y presionar a otros países asiáticos para que cumplan exigencias del FMI no es algo que Tokio haga todos los días.
Kayako Kitamura, experto en asuntos asiáticos en el Instituto de Economías en Desarrollo, observó Tokio no tuvo una respuesta similar con la crisis en Corea del Sur, cuya economía tiene una estrecha vinculación con la de Japón.
"Es cierto que la posición de estos países es diferente a la de Indonesia, pues ambos aceptaron las condiciones del FMI. Pero, de todos modos, Japón no atacó el problema como lo hace en Indonesia", agregó Kitamura.
Hashimoto cosechó en Jakarta el vago compromiso del presidente Alí Suharto de que cumpliría con las reformas económicas exigidas por el FMI.
Pero Suharto advirtió que la comunidad internacional debe ser "flexible" con Indonesia, que afronta la peor crisis en décadas.
El FMI postergó la semana pasada la entrega de 3.000 millones de dólares a Indonesia debido a la supuesta reticencia del gobierno para aplicar las reformas.
Algunos expertos consideran que la visita de Hashimoto tendrá, en definitiva, un efecto positivo, pues los funcionarios indonesios suelen rechazar los dictámenes del FMI por considerar que se trata de una organización dominada en exclusiva por Estados Unidos.
"Al parecer, Suharto presta atención a unas pocas personas, y Hashimoto es una de ellas", dijo un funcionario de la Cancillería japonesa que reclamó reserva sobre su identidad en declaraciones a Nikkei, el principal diario financiero del país.
Jakarta dará más crédito, por lo tanto, a los consejos de Japón que a los de Estados Unidos y Europa.
Expertos japoneses observan que la visita de Hashimoto será más fructífera que la pléyade de visitas previas de funcionarios occidentales, entre otras razones, porque se trata nada menos que del primer ministro de la segunda economía mundial y la potencia de Asia.
Japón es el principal donante e inversor en Indonesia y el principal contribuyente bilateral al paquete de asistencia del FMI. Indonesia es, a su vez, el principal socio comercial de Japón en el sudeste de Asia.
Entre 1987 y 1997, años en los que ambos países gozaron de su mejores resultados económicos históricos, las empresas japonesas invirtieron 25.130 millones de dólares en Indonesia. Esa cifra representa 14,5 por ciento de la inversión extranjera directa total a ese país.
El comercio de Japón con sus socios asiáticos ya sufrió el efecto de la crisis regional. Las exportaciones a Corea del Sur, Indonesia y Tailandia cayeron entre 20 y 40 por ciento en enero, mientras las importaciones de Indonesia y Tailandia se ubicaron debajo de los niveles habituales.
El Ministerio de Finanzas informó que las exportaciones japonesas a Indonesia cayeron 18,3 por ciento y que las importaciones de ese origen cayeron 16 por ciento.
Los empresarios japoneses temen que Indonesia declare una moratoria a los pagos de deuda externa, pues eso disminuiría la disponibilidad de divisas para comprar materias primas e insumos o aun para repatriar beneficios.
Otra preocupación de Tokio es la dificultad de empresas indonesias para pagar sus deudas a bancos japoneses, que ya sufren los efectos de una recesión de pagos de acreedores nacionales.
El sistema financiero japonés prestó a compañías indonesias 23.200 millones de dólares, acumulados en los años de vacas gordas. Algunos expertos ya califican esa deuda de incobrable.
Pero si Japón está en realidad preocupado por la marcha de la economía indonesia, Hashimoto debería haber puesto sobre la mesa la cuestión política y la séptima reelección de Suharto, sostuvo Kitamura.
Tokio no hace lo suficiente para alentar las reformas en Indonesia si elude los asuntos políticos en las conversaciones, pues una "democracia estable" en Asia debe caracterizarse por "liderazgos verdaderos", sostuvo en un editorial el diario Asahi Shimbun. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mj/if/98