Cientos de personas huyen a diario de la crisis económica de Indonesia y se arriesgan a sufrir la detención o el castigo corporal con la esperanza de hallar empleo y mejores ingresos en las vecinas Malasia y Singapur.
"La sequía destruyó todo lo que tenía. La vida se está poniendo difícil para nosotros los pobres", dijo el campesino Sharul Sidek, mientras esperaba para abordar un bote que lo llevaría a Singapur en forma ilegal.
"A nadie le importamos. Ni al gobierno, ni a los militares. A nadie. Tengo que abandonar Indonesia, sin importar los riesgos. Al menos allá puedo hacer dinero", comentó Sidek al diario Straits Times, de Singapur.
El hombre se hallaba en un lugar clandestino donde personas desempleadas esperan ser trasladadas a Malasia y Singapur, adonde se dirigen en búsqueda de empleo y mejores ingresos.
La operación de contrabando humano es una de muchas que surgieron tras la crisis económica de Indonesia.
Mientras el desempleo, el precio de los alimentos y la tensión social se incrementan en Indonesia, Singapur y Malasia intentan rechazar la ola de "embarcados" que llega por el estrecho de Malaca.
Se calcula que de 300 a 350 indonesios se lanzan diariamente a alta mar para llegar a las costas extranjeras.
La semana pasada, Malasia lanzó una de sus operaciones navales más grandes en tiempos de paz en el estrecho de Malaca, en la que empleó barcos, botes de patrullaje de alta velocidad, helicópteros y más de 500 agentes para impedir el ingreso de los inmigrantes ilegales a la costa occidental malasia.
Singapur también reforzó el patrullaje naval en los estrechos que la separan de las islas indonesias de Batam y Bintan.
La armada de Singapur, mediante largavistas de visión nocturna, modernos equipos de radar y botes patrulla de alta velocidad, atrapó a cientos de indonesios en el mar en las últimas semanas, mientras intentaban ingresar por la noche a la ciudad estado.
Batam y Bintan se encuentran a menos de una hora (por bote de alta velocidad) de Singapur y la ciudad malasia de Johor Baru. Otras islas indonesias se encuentran a pocas horas de la costa occidental de Malasia por el estrecho de Malaca.
Pero no es fácil detectar los botes que transportan a los indonesios en el estrecho, una de las vías de navegación más transitadas del mundo.
Malasia instaló un sistema de radar nuevo, con un costo de 30 millones de dólares, utilizado originalmente para garantizar la seguridad de los botes que navegan por el estrecho de Malaca, con el fin de detectar las lanchas de alta velocidad que abandonan las aguas indonesias.
Unos 250 inmigrantes ilegales fueron detenidos a diario en los últimos días, según informaron funcionarios malasios, mientras se refuerzan las redadas policiales de supuestos escondites y lugares de trabajo.
Desde la semana pasada, más de 500 inmigrantes ilegales fueron procesados en las cortes de Singapur, la mayoría con penas de hasta seis semanas de cárcel y de tres a seis golpes de caña de ratán.
La mayoría de los inmigrantes ilegales atrapados en los dos países son indonesios, aunque existen otros de Bangladesh, Birmania, India, Sri Lanka y Tailandia.
Pero las autoridades temen a la creciente inmigración ilegal de Indonesia, debido a que la mayoría se integra con facilidad a la comunidad local, especialmente en Malasia.
Las bandas delictivas que operan desde Indonesia, Malasia y Singapur transportan su cargamento humano desde las islas indonesias con la ayuda de capitanes de barco a su orden.
Estas bandas utilizan la radio y otros métodos de comunicación modernos para controlar el movimiento de la guardia costera y elegir lugares seguros donde depositar a los inmigrantes ilegales.
A los inmigrantes indonesios, por lo general hombres entre 20 y 40 años de edad, se les cobra 100 dólares por persona para transportarlos a Singapur y Malasia.
La creciente inmigración ilegal también amenaza con enfriar las relaciones de Singapur y Malasia con Indonesia, su compañera en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
La semana pasada, el canciller de Malasia Abdullah Badawi pidió el envío de barcos navales de Indonesia para repatriar a más de 17.000 indonesios detenidos como inmigrantes ilegales desde enero.
Malasia comenzó a aplicar la temida Ley de Seguridad Interna contra las personas involucradas en la inmigración ilegal e incluso detuvo a un policía por ayudar a introducir inmigrantes indonesios.
El ministro del Interior de Singapur, Wong Kan Seng, declaró este mes en el Parlamento que, aunque se solidariza con "las personas que sufren hambre y arriesgan sus vidas para ingresar por medios ilegales", el gobierno no puede darse el lujo de demostrar poca disciplina hacia ellos.
Los inmigrantes podrían saturar a la diminuta Singapur, lo que provocaría un "grave problema nacional, social y de seguridad", aseguró.
Estas reacciones subrayan el cambio producido desde la época de mediados de los años 80 hasta 1997, cuando la barata mano de obra indonesia ayudó en gran medida a Malasia y Singapur al aceptar el trabajo tedioso y sucio que los ciudadanos de esos estados no querían hacer. (FIN/IPS/tra-en/ks/js/aq/pr/98