INDONESIA: Fisuras socavan el régimen de Suharto

Los problemas económicos de Indonesia quizá provoquen la caída del presidente Alí Suharto, algo que no se pudo lograr durante los 33 años de dictadura de ese país, opinan analistas.

Cuando el periodista estadounidense Allan Nairn, expulsado de Indonesia por ser una supuesta "amenaza a la seguridad nacional", fue detenido en Jakarta la semana pasada, esperaba las preguntas habituales sobre personas de su conocimiento y los contactos que tenía entre opositores del gobierno.

En cambio, el interrogador le preguntó si la mejor solución para la crisis económica de Indonesia es el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la caja de conversión monetaria aplicada por el presidente indonesio Alí Suharto, quien recientemente inició un séptimo mandato de cinco años.

Nairn respondió que tanto el FMI como la caja de conversión, que fija la moneda nacional al dólar, eran mal remedio para la crisis.

Esta respuesta desilusionó a los funcionarios indonesios, comentó Nairn al público de la Conferencia de Académicos Socialistas, del estadounidense Community College del Distrito de Manhattan. "Parecía que en verdad querían consejo financiero", dijo.

"No está claro si Suharto se podrá mantener en el poder hasta fin de año, y tampoco si el régimen del ejército podrá sobrevivir", argumentó. El gobierno de Suharto "ha sido muy sofisticado y, en ocasiones, totalitario, pero ahora está al borde del colapso y podría ser derribado".

Otros analistas opinan que algunas de las fisuras del régimen aparecieron entre los militares indonesios, que fueron la base del poder de Suharto todos estos años y derrocaron al primer presidente del país, Ahmed Sukarno, en 1965.

"Es posible que los militares respalden la expulsión de Suharto", argumentó Jaffar Siddiq, abogado indonesio por los derechos humanos. El nuevo vicepresidente, Jusuf Habibie, " es el primer civil en convertirse en vicepresidente y sé que a los militares no les gusta", señaló.

Siddiq cree que los militares pueden aprovechar los problemas económicos para instalar a un nuevo rostro en el poder que, aunque parezca más moderado, sería tan dictatorial como Suharto.

"Lo que tememos es que los militares se presenten con guantes de terciopelo y digan 'recurran a nosotros para su salvación' ", dijo Jeff Ballinger, director de Press for Change, una organización de Nueva Jersey que investiga las condiciones laborales en Indonesia.

Los problemas de Suharto se originan en la crisis económica que hizo que sus partidarios habituales, entre ellos las empresas estadounidenses, busquen una mano más estable en el poder de Jakarta.

El valor de la rupia indonesia se depreció 70 por ciento frente al dólar desde julio, cuando el temor por los préstamos impagos y el cierre de bancos en el sudeste asiático originó varias olas de ataques de especulación en los mercados de valores de la región.

Desde entonces, Suharto no se mostró dispuesto a aplicar las recomendaciones del FMI para desmantelar la economía proteccionista y de bajos salarios de Indonesia y sustituirla por una política de salarios aun más bajos con eliminación de subsidios a la gasolina y alimentos para los pobres.

Más importante 1aun es que los 50 puntos del programa del FMI afectarían directamente a la familia y los amigos de Suharto.

Suharto se presentó como un nacionalista que lucha contra los intereses occidentales en su disputa con el FMI, observó Siddiq.

Pero el presidente también sacó provecho de un sistema de "capitalismo por influencias" que, según Nairn, multiplicó la riqueza de la familia de Suharto hasta alcanzar la cifra estimada de 4.000 millones de dólares.

Jerarcas de gobierno, entre ellos el ministro de Comercio Bob Hassan, conocido como el "rey de la madera" por el control que ejerce en esta industria, son amigos de Suharto de larga data.

Entre la protección de sus propios intereses y la necesidad de evitar el descontento social por la eliminación de los subsidios, Suharto tiene grandes dificultades para aceptar las condiciones del rescate financiero de 43.000 millones de dólares del FMI.

Pero, el director gerente del FMI, Michel Camdessus, declaró la semana pasada que el Fondo "nunca duda en interrumpir la financiación cuando un país no cumple con sus compromisos". "Por supuesto, tendremos que hacerlo si Suharto ignora sus firmas y promesas", añadió.

Mientras se multiplican las manifestaciones contra Suharto, el enfrentamiento con el FMI podría generar una ola de descontento social contra el régimen. Sin embargo, advirtió Nairn, todo indica que Estados Unidos "se mantiene junto al régimen, con tenacidad y aparentemente hasta el fin".

Durante su visita a Indonesia, Nairn comprobó que el ejército y la fuerza aérea de Estados Unidos realizaron 28 ejercicios militares con soldados indonesios desde 1992, en áreas que abarcan técnicas de francotirador, guerrilla urbana, operaciones psicológicas y vigilancia.

La temida fuerza de seguridad de Indonesia, llamada KOPASSUS, participó en 20 de los ejercicios y Nairn sostuvo que este año están previstas unas 20 maniobras más con el grupo, al que se le atribuyen atrocidades en Papua Occidental, Timor Oriental y Aceh.

Nairn manifestó su preocupación por la actitud de Estados Unidos hacia los posibles cambios de gobierno en Indonesia. Washinton "quiere mantener a Suharto en el poder, pero incluso si no puede, quieren mantener intacto el estado de los militares y la policía", añadió.

El régimen de Suharto es conocido por su brutal represión, sobre todo por la matanza de al menos medio millón de personas inmediatamente después del golpe de Estado contra Sukarno, y de más de 200.000 timorenses tras la invasión de Timor Oriental en 1975.

El activista timorense y ganador del premio Nobel de la Paz José Ramos Horta dijo, después que aumentaran las protestas contra el régimen de Jakarta el año pasado, que Suharto "parece insensible a las justas demandas de cambio y participación democrática" del pueblo y que su poder parecía disminuir, incluso antes de la crisis económica.

"Podemos esperar que la espiral de la violencia se extienda en Indonesia, a medida que crezca el disenso. Este será respondido con la habitual represión. Aun la supervivencia del Estado podría correr peligo, con las posibles consecuencias sobre la estabilidad de la región", añadió Ramos Horta. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq-lp/if ip/98

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