Francia alberga más pobres que nunca antes en los tiempos modernos, con millones de personas inmersas en un círculo vicioso de deudas y privaciones cuyo primer paso es siempre el mismo, el desempleo.
El grupo de asistencia Secours Catholiques, que trabaja en el combate a la pobreza, advirtió que en 1996 detectaron 751.000 casos de familias pobres, lo cual compromete a dos millones de personas, de las cuales la mitad son niños.
"Hace más de 16 años que no veíamos este tipo de estadísticas", admitió el encargado de proyectos sobre desempleo de este grupo, Jacques Bourgeois.
La economía francesa se encuentra bajo la presión de ajustes necesarios para cumplir con los requisitos del programa de la moneda única europea, que entre otras cosas implica reducir su déficit hasta en 3,1 por ciento del producto interno bruto.
Al igual que otras naciones de la Unión Europea, donde más de 18 millones de personas están desempleadas, Francia trata de combatir el problema de sus 3,5 millones de personas sin trabajo con programas de seguridad laboral y sueldos pagados por la seguridad social.
Pero los franceses que son partidarios de una liberación de mercado al estilo de Estados Unidos advierten que al reducir las medidas de seguridad social se logra combatir mejor el desempleo, pues baja el costo del empleo.
De acuerdo con el Centro para Investigación de Política Económica, en Francia sólo 55 por ciento del costo del salario le llega al trabajador, mientras otro 45 por ciento se va en impuestos y contribuciones a la seguridad social.
En Estados Unidos, donde se crean empleos en gran cantidad, los costos no visibles son de 28 por ciento.
Los partidarios de la liberalización insisten en la necesidad de que haya más contratos de corto plazo y empleos de tiempo parcial, mientras que las empresas deberían tener más libertad para fijar salarios, y contratar y despedir a sus anchas.
"La estructura del mercado laboral está en un proceso de cambio, hacia un estado de mayor inseguridad en todas las categorías", planteó un controversial informe sobre este tema, encargado el año pasado por el ex gobierno derechista, que fue silenciosamente ignorado por sus sucesores socialistas.
El informe del Commissariat du Plan, una instancia de planificación del Estado que responde directamente al primer ministro, sugería que los efectos del desempleo también golpean a quienes tienen trabajo, pero mal pagado o sin seguridad de ningún tipo.
Además sumó los 3,5 millones de desempleados a unos cuatro millones de personas que tienen trabajos en "situación precaria", incluyendo a quienes se emplean por cortos períodos de tiempo y a los que se jubilan prematuramente.
Bourgeois, por su parte, asegura que la falta de empleo es causada por la política económica del gobierno.
"Los efectos menos visibles son la pérdida de trabajos duraderos y el aumento de la vulnerabilidad. Hay millones de personas en situación precaria a quienes el empleo ya no los protege de la pobreza", afirmó Bourgeois.
Precisó que las medidas contra el desempleo, como la flexibilización legal para permitir contratos de corta duración, son factores que aumentan la inseguridad. Los trabajadores que dependen de este tipo de contratos son presa fácil de las deudas, y muy pronto entran el ciclo vertiginoso de la pobreza.
"Se les hace imposible cubrir los costos de la vida diaria, en especial en zonas urbanas donde el costo de vivienda y energía absorbe la mayor parte de sus ingresos", comentó el experto de Secours Catholiques.
Mientras más se extiende la situación de desempleo, más difícil es superar esta condición. Treinta y ocho por ciento de los cesantes que dependen de la seguridad social y 28 por ciento de las familias ayudadas por Secours, son "grandes deudores".
El informe del Commisariat du Plan añadió otro elemento a este problema, la creciente vinculación entre el desempleo y el suicidio. Durante los 90, el grupo que lideró las estadísticas de suicidios en Francia fue el de 35 a 44 años, "lo que revela una mayor vulnerabilidad de personas en edad laboral".
Un representante de la organización no gubernamental ATD-Quart Monde, Didier Robert, aseguró que este problema fue detectado hace años, pero no se hace nada para solucionarlo.
Robert citó un estudio del Consejo Económico y Social de Francia, según el cual la mayor parte de las personas que recibían asistencia para el desempleo eran inscriptos, y luego olvidados.
"Las diversas entidades de la administración del Estado apenas si se ocupan de ellos, y cuando lo hacen dista de ser algo coherente y continuado… esta gente pasa de una situación de precariedad a otra", dijo Robert.
Añadió que el informe sorprendió a mucha gente pues no conocían la forma en la cual se administraban o se negaban los recursos a los necesitados. "Nuestro grupo está presionando a la Asamblea Nacional (parlamento) para una ley marco que le dé coherencia a las políticas públicas para enfrentar la pobreza".
Cincuenta y cinco por ciento de los franceses de 25 a 39 años ha estado desempleado al menos una vez durante la última década. Cada vez son más los adultos que tendrán la experiencia de estar sin trabajo en algún momento de sus vidas.
Y más de la mitad de los desempleados lo son por plazos tan largos que no califican para las medidas de ayuda previstas por el Estado, lo cual los lleva a recibir el mínimo previsto por la seguridad social.
A pesar de las reducciones presupuestarias, se destinaron algunos recursos extraordinarios para ayudar a los desempleados jóvenes y a los grupos de ingreso más bajo.
Sin embargo, son sólo 12.000 millones de francos, contra 30.000 millones de cortes en el gasto público, para hacer frente a un déficit que en 1997 fue de 280.000 millones (unos 45.900 millones de dólares)
"La pobreza afectará cada vez a más personas mientras la estrategia del gobierno no sea guiada por principios de solidaridad, respeto por la gente, por la balanza social y por una distribución equitativa de la riqueza", comentó Bourgeois.
Por su parte, Robert advirtió que "cuando las políticas económicas colocan a las personas como prioridad secundaria, son los pobres quienes pagan el precio".
"O uno lucha contra la pobreza, o se dedica al dinero y sus ganancias. Pero si sigue aumentando el número de pobres llegará el día en que no será posible mantenerlos, y entonces se paralizará todo el aparato económico. Es necesario considerar esta posibilidad", advirtió Robert. (FIN/IPS/tra-en/ao/mom/rj/lc-ml/dv/98