La derogación de una ley que restringía el acceso de Vietnam a beneficios comerciales y de inversión de Estados Unidos abrió esta semana el camino a mejoras del vínculo económico entre ambas dos naciones tras años de enemistad.
El gobierno de Bill Clinton ordenó no aplicar contra Vietnam la norma de 1974 que niega a los países comunistas que restringen la emigración el acceso a créditos, préstamos y garantías en materia de comercio e inversión.
Clinton desoyó en su resolución la persistente oposición de la derecha del Partido Republicano.
La decisión permitirá a empresas estadounidenses que realizan negocios con Vietnam el acceso a programas de comercio e inversiones con el respaldo del oficial Banco de Exportaciones e Importaciones (Exim Bank), y a seguros de riesgo de la Corporación de Inversión Privada en el Extranjero (OPIC).
"El principal motivo para tomar esta decisión fue el cambio que hemos detectado en Vietnam en los últimos 15 años, período durante el cual se le permitió emigrar legalmente de ese país a casi medio millón de personas", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry.
"El presidente consideró que la adopción de esta medida era de interés nacional, pues tras los progresos registrados creemos importante estimular un mayor progreso en el futuro", agregó McCurry.
La medida beneficia a grandes empresas que reclamaban a Washington mejoras a las relaciones con Vietnam desde 1993, cuando Clinton tomó posesión de la presidencia, comentó la directora del Consejo de Comercio Estados Unidos-Vietnam, Virginia Foote.
"Esta es una muy buena noticia. Es un progreso importante para las relaciones bilaterales y para las empresas de Estados Unidos que quieren hacer negocios con Vietnam, y los vietnamitas ahora nos considerarán como un socio más confiable", dijo Foote a IPS.
La decisión de fijar una excepción para Vietnam de la norma conocida como Enmienda Jackson-Vanik es el paso más importante para normalizar las relaciones económicas que se ha dado en los últimos cuatro años, cuando Estados Unidos levantó el embargo comercial contra esa nación del sudeste asiático.
El embargo estaba vigente desde 1975, cuando las tropas de la comunista Vietnam del Norte ocuparon la capital de Vietnam del Sur, Saigón, rebautizada tras la unificación del país Ciudad Ho Chi Min.
Mientras las compañías de Estados Unidos demostraban impaciencia por contar con instrumentos para invertir en un país que podría ser el último "tigre" de Asia, Washington se concentraba en el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
En julio de 1995, 20 años después de la guerra, se restablecieron esas relaciones, y el año pasado hubo intercambio de embajadores. El de Estados Unidos, Peter Peterson, es un ex aviador que pasó seis años en Vietnam como prisionero de guerra.
Este diplomático figura entre los funcionarios que más han insistido por la normalización de las relaciones económicas con Vietnam, secundado por otros veteranos de la guerra, entre ellos el ex prisionero John McCain, quien pertenece al Partido Republicano.
La mayor parte de la oposición a la apertura con Vietnam procede de legisladores de extrema derecha, liderados por el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Jesse Helms.
Antes de que Clinton firmara la excepción el miércoles, Helms efectuó fuertes llamamientos a favor de los Montagnards vietnamitas, grupos aborígenes reclutados por Estados Unidos para combatir.
Cientos de integrantes de los montagnards emigraron a Estados Unidos durante los años 80, pero aún hay 900 a la espera de permisos de emigración en Vietnam, según el Departamento de Estado (cancillería).
Muchos de los montagnards residen ahora en Carolina del Norte, el estado de Helms.
"Se ignora la necesidad de demostrar mejorías considerables en materia de democracia y derechos humanos. No puedo dejar de concluir que el gobierno abandonó una vez más al pueblo de Vietnam", dijo Helms.
La medida influirá en las relaciones económicas, pero aún no las normaliza completamente. Washington y Hanoi deberán retomar el mes próximo las negociaciones para un tratado de comercio e inversiones, que según algunos analistas de las relaciones bilaterales podría estar listo antes de fin de año.
Cuando este tratado sea aprobado y ratificado, Vietnam será elegible para los programas de "nación más favorecida".
Desde que se levantó el embargo hace cuatro años hasta fines de 1996, empresas estadounidenses comprometieron inversiones por más de 1.300 millones de dólares en Vietnam.
Esa cifra coloca a este país en el sexto lugar en materia de colocación de capitales, después de Japón, Taiwan, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur, según el Consejo de Comercio.
"La mayor parte de la inversión extranjera en Vietnam es asiática", dijo Foote, quien advirtió que la crisis económica en Asia oriental y el levantamiento de las restricciones aprobado por Clinton representan una oportunidad importante para hacer negocios en ese país.
Varias empresas de Estados Unidos están interesadas en proyectos de infraestructura. General Electric aspira a vender turbinas para plantas de electricidad. Carterpillar prevé una importante demanda de maquinaria pesada y Boeing la apertura de un mercado interesante para la aviación comercial.
Se trata de tres empresas de grandes dimensiones que suelen apoyarse en el Exim Bank para obtener el financiamiento que permita a países de pocos recursos acceder a sus costosos productos.
Por otra parte, 19 compañías que tienen proyectadas inversiones por 900 millones de dólares en Vietnam preguntaron al OPIC si obtendrían su respaldo, informó el presidente de esta agencia, George Muñoz.
"Las empresas están ansiosas por tomar la delantera en uno de los mercados más prometedores del sudeste asiático", comentó Muñoz.
Sin embargo, la ansiedad de los empresarios de Estados Unidos se ha visto mediatizada en los últimos años por la lentitud de las reformas y por una inmensa burocracia, que en ocasiones se comporta de manera impredecible.
La nueva dirigencia vietnamita, liderada por el jefe del Partido Comunista Le Kha Pieu y por el primer ministro Phan Van Khai, no ha dado señales claras sobre su programa de reformas económicas.
Foote consideró que "este año va a ser muy importante". La crisis asiática no logró poner de acuerdo a los principales dirigentes vietnamitas sobre la velocidad y la orientación de la reforma y "algunos están preocupados, mientras otros piden acelerar el paso", agregó. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lc-mj/if/98