Los últimas reservas de bosque de manglar que existen en Ecuador estarán permanentemente vigiladas a partir de hoy por organizaciones sociales y ambientalistas nacionales e internacionales, que emprendieron una campaña en su defensa.
La campaña internacional es una iniciativa de un grupo de pescadores y recolectores de moluscos de la provincia costera de Esmeraldas, 360 kilómetros al noroeste de Quito, y tuvo acogida entre la comunidad científica ecuatoriana y en agrupaciones internacionales como Greenpeace.
Seis científicos de Greenpeace viajarán a Ecuador en julio a bordo del célebre barco Rainbow Warrior para estudiar el impacto social, económico y ambiental de la tala de los bosques de manglar por el cultivo de camarón.
Elmer López, coordinador de Greenpeace en América Latina en el área de bosques y biodiversidad, dijo que los expertos de la organización presentarán un estudio sobre los efectos de la devastación de los manglares "y una serie de sugerencias para proteger las últimas reservas de estos bosques".
Los esfuerzos anteriores para detener la tala indiscriminada de los manglares "no han servido, a pesar de que existen rigurosas leyes para su protección", comentó Gina Chávez, de la organización Acción Ecológica de Ecuador.
La campaña internacional se mantendrán de forma permamente "hasta que exista un verdadero cambio y se asegure de alguna manera la protección de este ecosistema", consideró Chávez.
"Es la última carta que tenemos para mantener los poco que queda de estos bosques, que representan una forma de vida para miles de personas", comentó a IPS Fany Mina, dirigente de un grupo de mujeres recolectoras de moluscos de la comunidad de Muisne, en Esmeraldas.
Muisne, San Lorenzo y Limones son las regiones de la provincia de Esmeraldas donde aún se mantienen importantes reservas de manglar. Varias organizaciones de estas localidades, agrupadas en la Coordinadora Provincial de Esmeraldas por la Defensa del Manglar, participan en la campaña.
A finales de la década del 70, las empresas dedicadas al cultivo del camarón comenzaron a desplazarse desde las provincias de Guayas y Manabí, en la costa del Pacífico sur, hacia Esmeraldas, debido a al incremento en el precio internacional del crustáceo.
Ecuador es hoy el segundo productor mundial de camarón, después de Tailandia, y esta rubro le representa la tercera fuente de ingresos por exportación luego del petróleo y el banano.
Los bosques de manglar son una especie de filtro entre el agua salinizada del mar, el agua dulce de los ríos y la tierra, lo que permite que ahí se reproduzcan decenas de especies de peces, crustáceos y moluscos por las condiciones climáticas y por la abundancia de alimento.
Pero también es el lugar ideal para el establecimiento de piscinas de cultivo de camarón, que a lo largo de 20 años han ocupado 65 por ciento del área de los bosques de manglar.
De las 210.000 hectáreas de manglar que existían en 1978 solo quedan unas 75.000, dijo a IPS Luis Suárez, de la fundación ecuatoriana Ecociencia.
En la reserva ecológica Cayapas-Mantaje, en Esmeraldas, están asentadas 42 piscinas de cultivo de camarón que ocupan 4.500 de las 22.800 hectáreas de bosque de manglar, aunque se trata de "una región protegida por el Estado", apuntó Suárez.
En 1995, bajo el gobierno de Sixto Durán Ballén (1992-1996), se sancionó una ley de protección para el manglar, donde se estableció la ejecución de un plan de manejo, uno de delimitación y otro de patrullaje en etapas.
Según Ecociencia, a pesar de la existencia de esta norma, que impone sanciones penales a los depredadores, diariamente se reciben denuncias de tala indiscriminada del manglar y expansión de las camaroneras.
Los efectos de sobre la población "son drásticos", afirmó Mina. "No hay trabajo porque la pesca y la recolección de conchas ha disminuido. Además, las camaroneras prefieren contratar a personal especializado de otros lugares", agregó la dirigente.
Muchos hombres han abandonado sus hogares en busca trabajo en otras localidades del país o fuera de él. Los índices de violencia han aumentado en esas regiones.
Especies de moluscos, como la concha prieta, y de crustáceos, como el cangrejo azul, que antes representaban la principal fuente de ingresos para los pobladores de los manglares, "ahora ya no existen prácticamente", arguyó Mina.
"Ni siquiera podemos sembrar tomates o maíz como antes", ya que, al desaparecer la barrera natural contra el viento formada por los manglares, "la tierra que antes era fértil ahora no sirve para la siembra", concluyó Mina.(FIN/IPS/mg/mj/en/98