/DROGAS Y NARCOTRAFICO/

El gobierno de Colombia recibió con beneplácito la calificación que otorgó Estados Unidos a su lucha antidrogas, que no fue una "certificación" plena, si bien carece de los efectos negativos de una "descertificación".

Para la canciller de Colombia, María Ema Mejía, la nueva calificación representa "un reconocimiento a los esfuerzos que el país ha realizado", a pesar de que "todos los países del mundo" criticaron "por ineficiente" el proceso estadounidense de certificación.

Washington descertificó en 1996 y 1997 a Colombia en la evaluación que cada año efectúa a 30 países en los que operan redes de narcotraficantes, pero este año decidió otorgar la certificación "por razones de interés nacional", al igual que a Paraguay.

El diario El Tiempo, primero en circulación en Colombia, informó el jueves que un informe del Congreso de Estados Unidos cuestiona la ley que obliga a la Casa Blanca a emprender el proceso de certificaciones, por considerar que conduce a errores y fracasos.

Colombia es consciente de que aún no ha ganado la batalla contra el narcotráfico, dijo Mejía, quien anunció que su meta es ahora imponer el multilateralismo como única vía para derrotar a esta actividad ilegal.

El embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Esguerra, sostuvo que la decisión significa un avance respecto de la situación en que se encontraba el país los dos últimos años.

De acuerdo con la actual decisión, la Casa Blanca entiende que Colombia no ha mejorado en materia de lucha contra el narcotráfico, pero, de todos modos, decidió otorgar la certificación para no afectar los intereses estadounidenses en el país sudamericano.

Estados Unidos otorga la "certificación plena" a los países que reciben su cooperación en materia de lucha antidrogas y actúan según los parámetros que establece Washington.

La "certificación por razones de interés nacional" recae en los países sobre los que la Casa Blanca tiene algunas diferencias en la materia.

La Casa Blanca "descertifica" a los países que no cumplieron con eficiencia con sus directivas, lo que les impide recibir fondos estadounidenses de cooperación para el desarrollo.

Además, los representantes estadounidenses ante organismos multilaterales de crédito niegan su voto a préstamos en beneficio de esos países e incluso pueden sufrir sanciones económicas y comerciales por decisión de ese país.

La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, afirmó el jueves que la certificación de Colombia responde a la intención de "obtener mayor cooperación, y respaldar a aquellos funcionarios que tratan de hacer que se cumpla la ley".

Albright reconoció en tal sentido la gestión del director de la policía colombiana, general Rosso Serrano, al tiempo que criticó al gobierno de Ernesto Samper por "no demostrar apoyo político completo a estos esfuerzos".

Mientras, México, que tiene graves problemas de corrupción, obtuvo la certificación plena. "Sobre Colombia siguió pesando la sospecha de que el presidente Samper recibió fondos del narcotráfico para su campaña electoral en 1994", dijo a IPS el politólogo Luis Valencia.

Luis Villegas, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), afirmó que, independientemente de las diferencias que tenga con Samper, Washington debe mejorar su opinión sobre la lucha contra el narcotráfico en Colombia.

Con la nueva calificación, Colombia recibirá de Estados Unidos la asistencia para el desarrollo que se había suspendido, los delegados estadounidenses ante los organismos multilaterales volverán a avalar sus créditos y el gubernamental Eximbank (Export- Import Bank) financiará operaciones de comercio exterior.

Además, los inversionistas estadounidenses recuperarán su confianza en Colombia luego de que, tras dos años de descertificación, la inversión desde ese país bajó de 70 a 50 por ciento del total de la inversión extranjera.

A pesar de que en los dos años consecutivos que Colombia fue descertificada el presidente Bill Clinton no aplicó sanciones económicas al país, empresarios y comerciantes afirman que la decisión afectó la economía de los dos países.

Un tercio de las exportaciones colombianas, alrededor de 11.000 millones de dólares en total, tienen como destino Estados Unidos, y un tercio de las importaciones proceden de Estados Unidos.

La Cámara de Comercio Colombo-Americana atribuyó a la descertificación la pérdida de 875 millones de dólares en inversiones estadounidenses.

Entre las empresas afectadas por la descertificación de 1997 figura el Oleoducto Central de los Llanos (Ocensa), que en su informe anual señaló que se vio en la necesidad de "refinanciar un crédito de 296 millones de dólares" que le había otorgado el Eximbank.

La decisión de no descertificar a Colombia se produce en momentos en que el país se prepara para elegir en mayo al sucesor de Samper, lo que, según algunos analistas, influyó en la medida. (FIN/IPS/yf/mj/ip/98

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