Más de 200 años después de que la Revolución Francesa denominara Derechos del Hombre a los derechos humanos, la ONU y varios gobiernos mantienen un discurso sexista, que discrimina a las mujeres, advirtió hoy Amnistía Internacional.
"A pesar de su larga lucha por los derechos humanos, las mujeres siguen sufriendo un estatuto de segunda clase en su propio país y en la ONU", señaló Amnistía en vísperas del Día Internacional de la Mujer, que se celebra este domingo.
"En ocasiones, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) utiliza un discurso de derechos humanos sexista, y no incluye la perspectiva de género en forma sistemática en sus informes" relativos a esos mismos derechos, agregó Amnistía Internacional, cuya sede se encuentra en Londres.
El documento del grupo humanitario es especialmente crítico de los países francófonos, y propone reemplazar la expresión "droits de l'Homme", o derechos del Hombre, por "droits humains" (derechos humanos) u otra expresión no sexista.
La denominación cuestionada surgió con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789, que, según Amnistía Internacional, no engloba a las mujeres y no trata a los hombres y mujeres como seres humanos en igualdad de condiciones.
"Muchas personas de lengua francesa reconocieron esta situación y renunciaron al uso de la expresión 'droits de l'Homme'. Pero gobiernos y organizaciones, e incluso la ONU, siguen utilizándola", puntualizó Amnistía.
El discurso de esos gobiernos y entidades "no se adaptó a los cambios" ni tomó nota de "la inclusión de la perspectiva de género en el ámbito de los derechos humanos", añadió el informe, titulado "What's In a Word?" (¿Qué contienen las palabras?).
Amnistía sostiene que esa insistencia en un viejo lenguaje indica la negativa a tratar los derechos humanos de las mujeres con seriedad. Esos derechos deben ser especialmente protegidos, para acabar con "asesinatos, torturas, 'desapariciones', juicios arbitrarios, muertes por honor y la violación como arma de guerra".
El informe, redactado también con motivo del 50 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que se cumple este año, recomienda a la ONU, las agencias gubernamentales y no gubernamentales, emplear "un discurso de derechos no sexista e inclusivo".
Amnistía Internacional destacó que, ya en 1791, las mujeres protestaron por el lenguaje discriminatorio de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Etta Palm D'Aelders, una holandesa que participó en la Revolución Francesa, solicitó ese año la igualdad de enseñanza para las niñas y la igualdad de derechos para las mujeres.
"Ha sido devuelta al hombre la dignidad de su ser al reconocer sus derechos", y no debe permitirse "que las mujeres sufran bajo una autoridad arbitraria", declaró D' Aelders ante la Asamblea Nacional francesa.
También en 1791, activistas por los derechos de las mujeres desafiaron el documento original de 1789 con una Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana.
"Las mujeres nacen libres y permanecen en igualdad de derechos ante los hombres", se leía en esa declaración alternativa, redactada por Olympes de Gouge.
De Gouge fue acusada de pretender convertirse en estadista en olvido de las virtudes propias de su sexo. Fue ejecutada en la guillotina en noviembre de 1793 y el mismo año, D'Aelders tuvo que abandonar Francia.
"La convicción de que todas las mujeres, incluso las revolucionarias, debían permanecer en el hogar, fuera de la vida pública, unió a los hombres, por encima de todo otro desacuerdo", afirmó Amnistía.
Revolucionarios franceses como Babeuf, Marat, Hebert y Robespierre condenaron la participación de la mujer en asuntos públicos, a pesar de que las mujeres tuvieron un papel fundamental en la revolución de 1789.
Las mujeres intervinieron en la toma de la cárcel de la Bastilla, punto de partida de la Revolución Francesa, y marcharon a París para exigir pan. Las francesas finalmente consiguieron en 1944 el derecho al voto y a ser candidatas a cargos electivos.
Pero Amnistía no sólo encuentra fallas en los hombres de la historia francesa, en cuanto a sensibilidad en materia de género. El sexismo sobrevive en la ONU y en gobiernos de todo el mundo, aseguró.
La causa de "la falta de iniciativas para las mujeres" en el ámbito gubernamental y de la ONU es que la inclusión de la perspectiva de género en los documentos de derechos humanos no está completa.
"Para rectificar esta situación, los organismos nacionales e internacionales que investigan violaciones de derechos humanos deben considerar de modo sistemático el atropello de los derechos humanos de las mujeres, e incluso los derechos económicos, sociales y culturales" de éstas, señaló Amnistía.
Las mujeres no sólo son "invisibles" en algunos informes de derechos humanos de la ONU, sino que no están suficientemente representadas en agencias del foro mundial, con la excepción de aquellas que se concentran en la mujer.
Debe lograrse lo antes posible el equilibrio de género en esas agencias internacionales, "para incorporar los asuntos de las mujeres a todos los ámbitos de la ONU", exhortó Amnistía.
No obstante, reconoció progresos en algunos terrenos, como la adopción por la ONU, en 1993, de la Declaración de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y el nombramiento, en 1994, de una Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer.
Pero Amnistía sostuvo que los derechos de la mujer no fueron integrados sistemáticamente a la mayor parte de la labor de la ONU.
"Los derechos humanos de las mujeres sólo fueron reafirmados en la Declaración de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, casi 50 años después de la creación de la ONU", advirtió.
En todo el mundo se niega a las mujeres la igualdad de derechos ante la ley, en nombre de la cultura o la tradición, y aquellas son atacadas por "invocar sus derechos, reclamar cambios o por defender a su familia o a su comunidad", concluyó Amnistía Internacional. (FIN/IPS/tra-en/dds/aq-ff/hd/98