Mayra Benítez, una cubana de 20 años que estudia arquitectura en la Universidad de La Habana, reconoce sin vergüenza que ella enamoró a Rogelio Menéndez, su primer y único amor hasta el momento.
"Y por qué me daría pena (vergüenza). En realidad somos nosotras las que decidimos cuando comienza una relación", dice Mayra, quien asegura que aunque los hombres piensen lo contrario, cada vez son más las mujeres que toman la iniciativa.
"Rogelio y yo nos cruzamos varias veces por la misma cuadra hasta que un día él venía tomando helado y yo lo miré, le sonreí, y le dije que se había manchado su camisa. Ya llevamos tres años juntos", cuenta.
Su caso no es el único. Un estudio presentado este mes durante un seminario sobre sexología reveló que las jóvenes cubanas de fines de los 90 son más liberadas que sus antecesoras.
La nueva liberación no plantea cambios bruscos en materia de sexo, más bien rompe uno de los más viejos esquemas del machismo arraigado en la sociedad cubana, que establece que el hombre se declara y la mujer "se pelea" (termina la relación).
Más del 50 por ciento de las jóvenes entrevistadas dijeron que si les agradaba un joven se lo expresaban claramente, aunque reconocían que las mujeres suelen ser menos decididas a declarar su amor que los hombres.
Para "acercarse a un hombre y enamorarlo" las muchachas prefieren las fiestas y las discotecas, donde el ambiente relajado y el baile son propicios para el acercamiento. Pero es norma no escrita que la iniciativa debe partir del hombre.
Incluso la generación de los nacidos en los años 60, que hace más de una década protagonizó una revolución sexual en la isla, asume el protagonizmo masculino en el inicio de toda relación.
Las personas que rondan los 35 años pasaron su adolescencia defendiendo el derecho a la relación sexual extramatrimonial, pero en la mayoría de los casos sin perder los roles tradicionales que se le asignan a cada género en la pareja.
La encuesta citada por la prensa cubana arrojó que los adolescentes de ambos sexos, todos menores de 20 años, dan prioridad a la apariencia física sobre los valores de la persona a la hora de seleccionar una pareja.
Para los hombres, el principal requisito es que la muchacha sea atractiva y, sobre todo, delgada, mientras que en el plano espiritual prefieren a las de buen carácter y procuran que compartan sus gustos, bailen bien y sean cariñosas.
Las mujeres los prefieren altos y delgados, de ojos llamativos, cuerpos atléticos y, además, sean caballerosos, educados, fieles y considerados.
Los entrevistados dividieron las relaciones amorosas de estos tiempos en "formales" y "musicales", aquellas que se establecen para disfrutar un momento.
Las mujeres entre 31 y 45 años dijeron que les siguen agradando que los hombres las busquen, aunque aseguran que ellas dicen la última palabra. Y si bien la mayoría el romanticismo mantiene plena vigencia, algunas dan prioridad a la satisfacción material y física.
Un estudio del médico Miguel Lugones, realizado entre 300 jóvenes de 14 a 19 años en un municipio de la capital cubana, reveló que 64 por ciento consideró que las uniones íntimas deberían comenzar antes de los 15 años.
El 84 por ciento de los varones y el 62 por ciento de las mujeres consideró necesarias las relaciones sexuales y se debían tener antes del matrimonio.
Este resultado coincide con un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana entre 1.146 personas de los dos sexos, que reveló como muchos cubanos se consideran las personas más fogosas y eróticas del mundo.
De acuerdo con las mujeres, los hombres cubanos son excelentes, activos, fogosos, calientes, sensuales, insaciables. Entre sus defectos apuntan los de inestables, machistas, promiscuos, groseros y mujeriegos.
Los hombres valoran a sus compañeras como buenas, románticas, tiernas, cariñosas, creativas, desarrolladas, atractivas, ardientes, inteligentes, integrales y excelentes, pero las critican por ser prejuiciadas, promiscuas e interesadas.
Pero lo que más preocupa a los expertos locales son las opiniones erradas que existen ya desde la adolescencia sobre las relaciones sexuales y sus consecuencias.
El estudio de Lugones reveló que cerca del 60 por ciento de los adolescentes no valora acertadamente los riesgos que pueden correr con el embarazo en esta edad.
Entre los jóvenes encuestados predominó la opinión de que los anticonceptivos deberían usarlos sólo las mujeres, para las que, sin embargo, el sexo era una responsabilidad compartida por los dos integrantes de la pareja.
Los expertos también mostraron preocupación porque 75 por ciento de los adolescentes de ambos sexos entrevistados mencionó el aborto inducido, que se realiza de forma legal en la isla, como un método anticonceptivo más.
Un estudio del Centro Nacional de Educación Sexual sobre el embarazo en la adolescencia reportó la no utilización de métodos anticonceptivos durante sus primeras relaciones sexuales en el 80 por ciento de los hombres y el 90 por ciento de las mujeres.
Otro tanto ocurre con la protección contra enfermedades de transmisión sexual, que presentan un aumento en los últimos años, y buena parte de ellos prefiere vivir sin pensar que existen.
"Hace mucho tiempo que decidí usar preservativos, sin embargo, se que no soy la media. La mayoría de mis amistades no quieren oír hablar de esas cosas", dice Yanet Toirac, estudiante de quinto año de comunicación social. (FIN/IPS/da/ag/pr/98