Las Fuerzas Armadas de Colombia admitieron hoy que "puede esperarse lo peor" de los combates en el sudeste del país contra la guerrilla, que, según expertos, asestó a los militares el más duro golpe en la historia del conflicto.
El comandante de las Fuerzas Armadas, general Manuel Bonett, manifestó su preocupación por la suerte de las tropas, pero afirmó que los combates continuarán sin tregua en la región donde se presume está el líder de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Manuel Marulanda.
El ejército dejó en evidencia este jueves su incertidumbre acerca del número de muertos que deja el combate que libra desde el domingo en las selvas del departamento de Caquetá.
Las fuerzas del gobierno reconocieron nueve muertes en sus filas, pero integrantes de las FARC pidieron a la Cruz Roja en comunicaciones radiotelefónicas asistencia para retirar los cuerpos de 70 militares muertos y a 30 heridos. En esas comunicaciones, admitieron tener ocho prisioneros.
Otras versiones indican que entre militares, guerrilleros y civiles el número de muertos podría llegar a 100. Bonnet dijo que "puede esperarse lo peor".
Los enfrentamientos se libran con intensidad en la región del Caguán, en Caquetá. Las FARC son el grupo guerrillero activo más antiguo de América Latina.
Según las Fuerzas Armadas, el mal tiempo reinante en la región y lo inhóspito de la selva ha dificultado las comunicaciones y la acción de las tropas lo que les impide conocer el número de muertos.
De ser ciertos los informes interceptados a los guerrilleros, el ejército habría recibido el peor golpe de los ultimos años, observó Luis Valencia, de la Facultad de Ciencias Políticas de la privada Universidad de Los Andes.
Valencia dijo a IPS que existe una gran confusión sobre la actuación del ejército y que los colombianos aún no saben si lo que ocurrió fue una emboscada de la guerrilla o, como informó el gobierno, una "ofensiva" de los militares para contrarestar presuntos planes de sabotaje a las elecciones del domingo.
La Presidencia de la República informó este miércoles que los combates son consecuencia de operaciones del ejército contra el narcotráfico y en prevención de "atentados terroristas" ante las elecciones legislativas de este domingo.
Valencia se preguntó si es posible que el ejército haya planeado una ofensiva con 120 soldados sabiendo que el Frente Sur de las FARC cuenta con más de 400 hombres en esa zona.
De ser ciertas las cifras del número de bajas y capturados, el serio golpe sufrido por el ejército tendrá múltiples efectos, agregó.
En primer término, Valencia considera que la incertidumbre del ejército respecto del paradero de sus propios hombres afecta su imagen, mientras la guerrilla hace gala de gran capacidad de movilización, comunicación y concentración de tropas.
"El golpe pone en evidencia la debilidad del ejército para enfrentar a la guerrilla", algo que resulta notorio "hace varios años", afirmó el experto.
La capacidad estratégica de la guerrilla quedó de manifiesto en ataques como el del 15 de julio de 1994 a la base militar de Orito, en el sur de Colombia, que custodiaba una estación de bombeo de petróleo. Allí murieron 22 militares.
En abril de 1995 se produjo una emboscada contra seis vehículos del ejército en Puerres, también en el sur, donde 32 militares murieron y 14 más resultaron heridos.
Pero el golpe más fuerte contra las Fuerzas Armadas fue el 30 de agosto de 1996, cuando las FARC tomaron la base militar de Las Delicias, en el departamento de Putumayo, también en el sur. Allí resultaron muertos 28 soldados, mientras otros 60 quedaron retenidos por la guerrilla diez meses.
Seis días después del ataque a Las Delicias, el 6 de septiembre, los insurgentes atacaron otra base militar en la selva meridional del Guaviare, donde murieron 24 militares.
El 17 de enero de 1997, diez infantes de marina fueron secuestrados por las FARC luego de un ataque en la selva del Chocó, en el noroeste, que dejó tres muertos. Los infantes retenidos fueron liberados el 15 de junio de 1997 junto con los 60 soldados de Las Delicias.
El último ataque de las FARC al ejército se produjo el 21 de diciembre de 1997 en la base militar en el cerro de Patascoy, en el sur del país, donde murieron 11 soldados y 18 más estan aún en poder de la guerrilla.
Estos ataques fueron duros golpes a la imagen del ejército, pero "lo peor que se puede hacer es acusar a esa institución de ineficiente o recortarle su presupuesto de gastos", dijo el ex consejero del gobierno Gonzalo de Francisco.
"Eso implicaría un doble mensaje muy nocivo. Sería decirle a la guerrilla que ganaron", afirmó De Francisco. (FIN/IPS/yf/mj/ip/98