Las autoridades de la capital de Brasil están preocupadas por la creciente presencia de jóvenes entre quienes son sorprenedidos portando armas ilegalmente.
La repartición que se ocupa de los niños y adolescentes fue quien capturó en 1997 la mayor cantidad de armas entre las 37 dependencias del Distrito Federal de Brasilia.
De las 1.658 armas de fuego incautadas, 210, que representan 12,66 por ciento, estaban en poder de jóvenes de entre 13 y 17 años.
"La desestructuración familiar y la miseria son las principales causas del aumento de la violencia entre niños y adolescentes registrado en los últimos años", afirmó la jefa del departamento de Niños y Adolescentes de Brasilia, Suzana Machado.
La funcionaria participó el viernes en el primer seminario sobre explotación sexual de niños y su exposición al consumo de drogas, que se realizó en la capital brasileña.
Las estadísticas oficiales revelan un preocupante aumento de la criminalidad entre los jóvenes y adolescentes.
Hasta 1996, a nivel nacional, entre los delitos que involucraban a menores, el número de hurtos era superior al de robos con violencia. Pero la situación se revirtió en los últimos dos años.
Machado considera sin embargo que todavía se está a tiempo para revertir la situación. " Con el esfuerzo de todos, la familia, la sociedad y el gobierno, podemos rescatar a la infancia", destacó.
"El adolescente aprende todo con mucha facilidad, pero aprende lo que le enseñan", afirma Machado, que critica el abandono en que se encuentran los adolescentes en la mayoría de las ciudades brasileñas. "Están solos en el mundo".
Las armas incutadas por las autoridades son guardadas en una sala, que funciona como depósito. Las que están en condiciones de uso son entregadas al Ministerio del Ejército, y posteriormente redistribuidas de acuerdo a las necesidades de las distintas reparticiones.
Para la jefa del servicio de control de armas y explosivos, Lucia de Fatima, las tres medidas esenciales para enfrentar el problema son educación, salud y trabajo. "Estas son las medidas que hacen la diferencia".
El aumento de la violencia en los adolescentes y jóvenes, añadió, "es un reflejo de la negligencia con las clases menos favorecidas".
"Defiendo con ahinco el Estatuto del Niño y el Adolescente, que es hermosísimo y dicta normas del primer mundo. Lo que falta es que trabajemos para ser una población del primer mundo", sentenció.
El servicio de armas y explosivos recibió entre mayo y noviembre del año pasado 5.400 armas, como resultado de la campaña por el registro de armas en situación irregular.
Pero "imagino que aún existen muchas armas clandestinas", concluyó de Fatima. (FIN/IPS/dv/98