China procurará reconocimiento a su cada vez mayor liderazgo internacional en la segunda cumbre de Asia- Europa que se celebrará este jueves y viernes en Londres, mientras los tigres del sudeste asiático lamen sus heridas.
La cumbre concentrará su atención en la crisis financiera que afecta a Asia oriental desde julio, pero que dejó intacta a China.
"China tiene dos años para crecer antes de que Asia se recupere de la crisis. Si todo ocurre como quiere el primer ministro Zhu Rongji, quizá presenciemos la emergencia de la región liderada por Beijing en lugar de Tokio", dijo Denis Fred Simon, de la firma consultora china Andersen Consulting.
Los analistas de la región ya están analizando las principales diferencias entre China y Japón que impulsan la bolsa de valores de Beijing.
China está implementando una importante reestructura económica mientras los movimientos de Tokio son percibidos como demasiado débiles.
De la misma manera, la seguridad de Beijing de que no habrá de devaluar la moneda, el yuan, es visto como una ayuda esencial para la alicaída Asia oriental, mientras Japón recibe críticas porque sus importaciones desde el sudeste del continente son insuficientes.
Se prevé que Zhu, quien asumió su cargo a mediados de marzo, consiga en Londres el apoyo internacional para el atrevido paquete de reformas de su país y el reconocimiento a su firme promesa de mantener la estabilidad del yuan.
Zhu, considerado como un reformista sin ambages, causó revuelo durante una conferencia de prensa por televisión en febrero al decir que uno de sus principales objetivos será asegurar que China mantenga un crecimiento económico de ocho por ciento y que el yuan siga estable entre las debilitadas monedas de Asia.
"Es nuestro objetivo y debemos lograrlo para el bienestar de China y en aras de la prosperidad de Asia. Sin importar lo que esté adelante, una mina terrestre o un abismo, no tengo temores ni dudas. Seguiré mi camino", declaró.
La decisión de China de no subirse a la ola de devaluaciones monetarias que desbordó a la región desde julio tiene un alto precio. Mantener la estabilidad del yuan frente a otros productores de Asia con monedas depreciadas encarece los artículos chinos en comparación con los de sus vecinos.
Está previsto que el crecimiento de las exportaciones de China descienda este año a la mitad del 21 por ciento logrado en 1997. Esto significa que el país no podrá depender de las exportaciones, uno de los motores de la economía en el pasado, para mantener la prosperidad de la economía ya enlentecida.
Pero, sin importar el costo económico, Beijing asume el crédito político de cargar con él con la esperanza de que mejore su imagen en Asia y eleve su estatura internacional.
Este mes, Dai Xianglong, presidente del Banco Central chino, dijo que su país consiguió una gran victoria al minimizar las consecuencias de la crisis monetaria asiática en aras de Hong Kong, la estabilidad económica de Asia y del resto del mundo.
"Pero, para lograr este objetivo, debemos soportar el dolor y pagar cierto precio", dijo Dai.
Para combatir los efectos de la crisis, el gobierno elaboró un programa de gastos para crear empleos e impulsar la economía.
Los detalles del paquete, que depende del gasto público masivo en infraestructura, recuerda al "New Deal" (Nuevo Programa) del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), que rescató a su país durante la gran depresión económica de los años 30.
En el próximo trienio, el gobierno promete invertir 750.000 millones de dólares en carreteras, vías férreas, sistemas hídricos, agricultura y protección al ambiente. Beijing espera que esta iniciativa haga que la economía se rija en función de la oferta y no de la demanda.
Varios economistas se preguntan de dónde saldrá el dinero para financiar el programa y algunos lo califican de "sueño de infraestructura". De hecho, la cifra anunciada equivale a 80 por ciento del producto interno bruto de China, casi el triple de la inversión en activos fijos del año pasado.
No obstante, se cree que Zhu Rongji ofrecerá una atractiva cantidad de contratos a firmas europeas en la cumbre de Asia- Europa.
Zhu quizá intente utilizar la decisión de China de no devaluar el yuan como carta de negociación para reforzar la solicitud de ingreso del país a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La semana pasada, el viceprimer ministro Li Lanqing declaró a la prensa que "China necesita a la OMC tanto como la OMC necesita a China".
"La OMC como organismo mundial de comercio tendrá dificultad para cumplir su papel sin China, el décimo socio comercial del mundo", dijo Li.
Así mismo, la actitud de Europa hacia China parece ser la más positiva de los últimos tiempos, como lo demuestra una nueva política de la Comisión Europea revelada la semana pasada. La Unión Europea propuso celebrar reuniones cumbre todos los años con Beijing, debido a su creciente liderazgo en el mundo.
Beijing asume su nueva imagen como importante actor internacional y respalda los planes de un fondo multimillonario en dólares para ayudar a las asediadas economías de Asia a reestructurar su sector bancario.
China espera hacer amigos en el sudeste asiático con el empleo de sus reservas financieras de 140.000 millones de dólares, solo inferiores a las de Japón, y también contrarrestar los últimos avances diplomáticos de Taiwan en la región. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/aq-mj/if/98