El fuego que consume los bosques del estado de Roraima, Brasil, no llegará a Venezuela si los vientos del norte ganan la carrera por alcanzar el río Orinoco, afirmó hoy el ministro venezolano del Ambiente, Rafael Martínez.
Mientras, unidades de bomberos y de Defensa Civil cruzaron la frontera, 1.000 kilómetros al sureste de Caracas, para ayudar a extinguir un incendio en la zona brasileña de Bananal, apenas a 21 kilómetros de la población venezolana Santa Elena de Uairén.
Unos 160 bomberos argentinos también se sumaron a los más de 1.000 que Brasil desplegó en Roraima, estado fronterizo con Venezuela y donde según distintos estimados ardieron ya entre 30.000 y 60.000 kilómetros cuadrados, una o dos veces el tamaño de Bélgica.
Martínez dijo que "avanzadas" de los incendios en Roraima en un radio que dista 30 kilómetros de la frontera con Venezuela, en Guaramasen y en el piedemonte de la fronteriza Sierra de Pacaraima, ya fueron controlados.
El ministro descartó asociar los focos de incendio en el estado venezolano de Bolívar (fronterizo con Roraima y cuyos ríos alimentan el Orinoco) con los del otro lado de la frontera y la posibilidad de que se conviertan en una sola gran llamarada.
"Nuestra situación es diferente de la de Brasil por el tipo de vegetación y de intervención humana", explicó. Se trata de una meseta con bosques, la Gran Sabana, manejada bajo régimen de parque nacional.
En segundo lugar, "la situación es favorable para Venezuela por el sentido de los vientos", dijo Martínez. "Los dominantes son los del noreste que avanzan hacia el suroeste, y tienden a internar el fuego en territorio brasileño", agregó.
El fuego en el estado de Roraima, entretanto, no sólo se ha desplazado hacia el norte, sino también hacia el oeste de ese estado brasileño, con unos 20 kilómetros de profundidad en el área protegida por Brasilia como reserva de unos 9.000 indígenas del milenario pueblo yanomami.
En Venezuela viven otros 10.000 integrantes de esa etnia, en el estado de Amazonas, inmediatamente al oeste del brasileño de Roraima y donde están las cabeceras del Orinoco. En Brasil se afectaron áreas de cultivo de otras etnias, como los macuxi y taurepangue.
Autoridades locales y misiones religiosas del sur y sureste venezolano destacaron que los focos de incendio que se han presentado en esas áreas corresponden a pequeñas plantaciones de indígenas o campesinos que han cobrado fuego en un cuadro de sequía generalizada.
Ramón Iribartegui, misionero salesiano en la región, dijo a IPS que, a pesar de que no se registran daños en territorio venezolano, "se ha tendido una capa de calina (aire cargado de humo) que dificulta el aterrizaje de aviones y helicópetros, sobre toda la zona del Alto Orinoco ".
"Esperamos que el fuego sea detenido antes de Parima (sierra en el extremo sur de Venezuela, al oeste de Roraima), con la ayuda de los vientos y, ojalá, de la lluvia", comentóo Iribartegui por teléfono desde el estado de Amazonas.
El problema es que en gran parte de la frontera venezolano- brasileña, donde nacen afluentes de los ríos Orinoco y Amazonas, no llueve hace ocho meses, registro inusual atribuido por los especialistas al fenómeno del Niño.
La Comisión de Ambiente del parlamento venezolano pidió al gobierno decretar el estado de emergencia en toda la frontera sur y sureste, pero el Ejecutivo se ha limitado a constituir una comisión para vigilancia del área con los principales organismos públicos pertinentes.
En cambio, las autoridades regionales decretaron emergencia en el estado de Zulia (occidente petrolero), donde la sequía atribuida al Niño ha implicado un severo racionamiento del agua para consumo humano y agropecuario.
El mapa de Venezuela quedó esta semana dividido entre áreas con drástico racionamiento del suministro de agua, aquellas donde la medida es moderada y unas pocas afortunadas donde el servicio es fluido y constante.
Mientras, se aguarda por la acción de los vientos del norte y se sueña con la lluvia que impida la llegada de la pesadilla ambiental de Roraima. (FIN/IPS/jz/mj/en/98
