El desmoronamiento del edificio Palace II, en Rio de Janeiro, desnudó un tipo de empresario que floreció durante el llamado milagro económico bajo el régimen militar, en los primeros años 70.
El edificio se derrumbó parcialmente el 22 de febrero, matando a ocho personas y dejando sin techo a las familias que vivían en sus 176 departamentos.
Lo que quedaba del Palace II fue demolido con explosivos el sábado, ante la inminencia de la caída del resto de la construcción con posibles daños a los edificios vecinos, donde viven cerca de 14.000 personas.
El Palace I, idéntico al II y construido al lado en las mismas condiciones, fue desalojado por la Defensa Civil, por temor a un nuevo desastre.
El derrumbe de grandes inmuebles ocurre con cierta frecuencia en Brasil, en general por la mala calidad de las construcciones. Pero en este caso asombró a la opinión pública la actuación continuada e impune del empresario Sergio Naya, dueño de la Sersan, firma constructora responsable.
Diputado, ingeniero y dueño de varias empresas y por lo menos diez emisoras de radio, Naya declaró poseer una fortuna cercana a los 500 millones de dólares, constituido en parte por miles de departamentos en varias ciudades de Brasil, la mayoría en Brasilia y Sao Paulo, España y Estados Unidos.
Solo en el estado de Florida, Estados Unidos, Naya se enorgullece de haber construído un edificio de 150 millones de dólares y de poseer 700 departamentos. Pero responde a 13 procesos ante la justicia local, principalmente por deudas no pagadas y cuestiones laborales, informó la prensa en Brasil.
Su empresa Sersan enfrenta en Brasil numerosas acciones judiciales. En Brasilia tiene un hotel embargado porque construyó ilegalmente un decimoquinto piso, cuando los planos autorizados solo preveían 14.
Gran parte de su fortuna es producto de negocios en Brasilia, al parecer favorecidos por el régimen militar. Uno de ellos fue la construcción del anexo a la sede de la Cancillería brasileña, en los años 70, que logró sin licitación pública.
Ahora se informa que Naya contaba con el apoyo del general Golbery do Couto e Silva, considerado un "brujo" que manejaba en los bastidores los gobiernos castrenses de los años 70 y hasta el fin del régimen militar en 1985, como creador del temido Servicio Nacional de Informaciones.
En los escombros, ingenieros de la alcaldía de Rio de Janeiro confirmaron la inadecuada calidad del material empleado para la construcción del Palace II, pues descubrieron indicios de se utilizó arena y agua de mar.
El propio Naya firmó como responsable de la construcción en su condición de ingeniero. La empresa Sersan intentó en un primer momento atribuir la culpa del derrumbe a residentes del edificio, a quienes acusó de efectuar obras indebidas en los balcones.
La indignación de la opinión pública aumentó el domingo con la difusión por la televisión, de videos en que el diputado Naya confiesa ilegalidades, como la falsificación de la firma de Newton Cardoso, ex gobernador del estado de Minas Gerais, para poner en ejecución obras públicas en el municipio de Tres Pontas.
"Fantástico", programa de gran audiencia que se emite por la Rede Globo, la mayor red televisiva brasileña, mostró al diputado afirmando: "Yo sí falsifico, firmo por el gobernador". Además aparece ofreciendo ladrillos a la población a cambio de votos, y confesando que usa material ya usado como si fuera nuevo.
En otro video, el diputado sugiere a una cooperativa de costureras que exijan a sus empleados recibos por el doble de sus salarios como "la única forma" para evitar la quiebra.
Además, Naya se vanagloria de haber traído de Estados Unidos, por vías ilegales, varios aparatos de hemodiálisis y otros productos que ofrece a los electores, para asegurarse sus votos.
Ante tantas ilegalidades cometidas y hechas públicas, el diputado Severino Cavalcanti, que ejerce la contraloría de la Cámara de Diputados, anunció que se adoptarían medidas para suspender el mandato de Naya.
Tanto Naya como Cavalcanti pertenecen al mismo partido, el Progresista Brasileño (PPB), donde se concentran los políticos que apoyaron el régimen militar.
El presidente del Senado, Antonio Carlos Magalhaes, defendió la proscripción del diputado ante las pruebas acumuladas de "falta de decoro parlamentario". Es indispensable "defender la imagen del Congreso", argumentó Magalhaes.
La irrupción del nuevo escndalo pone en tela de juicio tanto al parlamento y las empresas constructoras como a las alcaldías, por no inspeccionar la seguridad de los inmuebles, y a la justicia, por la dilación de los procesos.
Hasta hoy no han recibido indemnizaciones quienes compraron departamentos en edificios desmoranados hace varios años en varias ciudades brasileñas y parientes de los muertos.
Milagros económicos bajo gobiernos autoritarios parecen favorecer el surgimiento de ese tipo de empresario sin escrúpulos. La actual crisis en varios países asiáticos lo confirma. (FIN/IPS/mo/mj/ip if/98