BRASIL: 'Sin tierra' en ofensiva nacional por reforma agraria

El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil ocupó hoy oficinas gubernamentales en una decena de capitales estaduales de Brasil, en reclamo de mayores recursos y rapidez en la reforma agraria.

En Campo Grande, capital del occidental estado de Mato Groso del Sur, ocho manifestantes resultaron heridos por la represión policial, cuando invadían una delegación oficial junto con centenares de campesinos.

La Jornada de Lucha Nacional del MST movilizó a miles personas en la ocupación de ocho oficinas estaduales del Ministerio de Hacienda y dos del gubernamental Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), órgano que ejecuta la política agraria.

En algunas ciudades, los manifestantes llegaron a mil, como ocurrió Sao Paulo y Curitiba, en el sur del país. En algunos casos, se impidió a los funcionarios abandonar los edificios por varias horas.

El MST pretende mantener ocupadas las sedes gubernamentales por tiempo indeterminado. Para eso organizó mecanismos de suministro de alimentos, convirtiendo las oficinas en una especie de campamento para centenares de personas.

El objetivo, según los voceros del MST, es presionar al gobierno para que cumpla las promesas de mayor apoyo financiero a los campesinos asentados en el proceso de reforma agraria y a pequeños agricultores.

La situación en el campo es de "aumento de la miseria y riesgo de explosión social", según Gilberto Portes, uno de los coordinadores nacionales del MST, que actúa en Brasilia, especialmente junto a los parlamentarios.

Hasta ahora no se cumplió el aumento del crédito inicial al equivalente de 15.500 dólares y tampoco la reducción de la tasa de interés de 12 a 6,5 por ciento, medidas prometidas por el secretario ejecutivo del Ministerio de Hacienda, Pedro Parente, según el MST.

Por eso sus dirigentes reclaman una audiencia con el ministro de Hacienda, Pedro Malán, quien advirtió que "no habrá ningún diálogo", mientras se mantenga la ocupación de edificios públicos.

Portes dijo que la desocupación de las delegaciones se hará "sin problemas" si se asegura una negociación efectiva de "puntos concretos, planteados desde 1995", como mayores créditos a menor interés para los pequeños campesinos y asentados de la reforma agraria.

En Belo Horizonte, en el centro de Brasil, los 200 campesinos que invadieron la oficina del Ministerio de Hacienda decidieron poner fin a la ocupación, ante el cerco de la policía que impidió la entrada de alimentos en el edificio.

Ese tipo de acción se repite con alguna frecuencia en Brasil, con ocupaciones de sedes del INCRA, de forma aislada.

La ofensiva de esta jornada se distinguió por la movilización simultánea en 10 grandes ciudades, la mayoría en el sur y el sudeste, las regiones más ricas del país. El blanco central fue el Ministerio de Hacienda, porque el principal reclamo es financiero y la respuesta depende de las autoridades económicas.

El ministro de Política Agraria, Raúl Jungman, reconoce que la parte más difícil de la reforma agraria es la consolidación de los asentamientos, no la expropiación de tierras y su distribución a los campesinos sin recursos.

La meta oficial consiste en el asentamiento de 100.000 familias este año, que se sumarán a las más de 180.000 que obtuvieron tierras durante los tres primeros años del gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso.

La meta es considerada insuficiente por el MST. Pero el INCRA destaca que nunca se asentaron tantos campesinos sin tierra en Brasil, recordando que el promedio anterior era de 12.000 familias al año.

Con una fuerte concentración de la propiedad de la tierra, Brasil enfrenta tensiones y luchas por la cuestión agraria desde hace cuatro décadas. La movilización por una reforma agraria fue uno de los motivos del golpe militar de 1964.

El régimen militar reconoció la necesidad de distribuir tierras y adoptó un Estatuto de la Tierra y programas de colonizacin de nuevas fronteras agrícolas que no cumplieron el objetivo.

Desde la restauración de la democracia en 1985 se intenta asentar una parte de los 4,8 millones de familias de campesinos sin tierra.

El gobierno actual logró aprobar una serie de leyes que favorecen la expropiación y la desconcentración de la propiedad, imponiendo fuerte carga fiscal sobre tierras improductivas. Pero no logró neutralizar las presiones del MST que en los últimos años conquistó fuerte apoyo popular. (FIN/IPS/mo/ag/ip/98

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