La cuestión de los derechos humanos revela un desequilibrio mundial de acuerdo con el cual el Norte industrial juzga al Sur en desarrollo en informes parciales basados en criterios propios, se quejó José Gregori, principal funcionario del gobierno de Brasil en la materia.
Es necesario definir "criterios objetivos" aceptables por todos para evaluar la situación en cada país, reclamó Gregori, Secretario Nacional de Derechos Humanos de Brasil.
Gregori defendió esa propuesta este mes en la reunión anual de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, y sugirió un consejo multinacional para la elaboración periódica de informes mundiales.
"Tienen que ser informes multilaterales, tras definiciones conceptuales", superando la práctica actual de evaluaciones unilaterales de países "del Norte juzgando al Sur", dijo en entrevista con IPS.
Los informes podrían ser divulgados cada dos años, basados en "estadísticas confiables" y con subcomisiones encargadas de cada rubro, sugirió. El índice de criminalidad, medido por la cantidad de homicidios por cada cien mil habitantes, es un criterio ya establecido, reconoció.
Rubros como cumplimiento de derechos de los niños, de los ancianos, de las mujeres, las comunidades raciales y otros sectores vulnerables, así como la violencia en el tránsito, deberían ser incluidos, según Gregori.
Entre las evaluaciones "unilaterales" del Norte, el secretario incluyó los informes de grandes organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW).
El estadounidense James Cavallaro, representante de HRW en Brasil, negó que su organización sea "del Norte" por estar radicada en Nueva York, y recordó en tal sentido que su presidente es chileno y que sus denuncias sobre violaciones de derechos humanos no se limitan al Sur en desarrollo.
"Fiscalizamos también si el Primer Mundo cumple las obligaciones asumidas" al firmar convenciones y tratados internacionales y "somos más exigentes aun con los países ricos, que no pueden alegar falta de recursos", señaló Cavallaro a IPS.
En estos países queda más claro que las violaciones solo persisten "por falta de voluntad política", añadió. El propio Cavallaro, cuando trabajaba en su país, hizo muchos informes sobre los abusos cometidos por la policia de frontera de Estados Unidos contra inmigrantes ilegales.
Los asesinatos y torturas contra los inmigrantes mexicanos quedan impunes, porque en general las víctimas siquiera pueden denunciar o quejarse judicialmente, recordó.
Eso demuestra que "las violaciones, causas y soluciones son parecidas en el mundo entero", así como las víctimas, sean pobres migrantes "sin ninguna protección y siquiera hablando la lengua" de sus verdugos, sean presos o pobladores de las "favelas" (barrios marginados) de Brasil, concluyó Cavallaro.
La situación que impera en los distintos países también comprueba la necesidad de "un control externo" para reducir los abusos de la policía en todo el mundo contra los excluidos.
En cuanto a los criterios para evaluación, Cavallaro recordó la existencia de convenciones y tratados internacionales que definen los derechos humanos que los países aceptaron respetar, y también comités tanto en la ONU como en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Existe, por lo tanto, un sistema multilateral, con normas y organismos definidos y reconocidos, "aunque no perfectos", según el activista.
En materia de derechos humanos "siempre hay un elemento político", admitió, pero estimó que la repercusión de las denuncias sobre "repetidas" violaciones de Brasil "no es mayor que la merecida", teniendo en cuenta que el país tiene peso económico y liderazgo por lo menos regional.
"No cuesta nada", en términos económicos, hacer que la policía no dispare contra sospechosos e inocentes, que no torture, pues al Estado le basta "abstenerse de hacer", destacó Cavallaro, indicando que esa es la prioridad de su HRW en Brasil.
Pero Gregori lamentó la persistencia de evaluaciones parciales, sin considerar los avances y la prioridad concedida por el actual gobierno a la cuestión de los derechos humanos, en un pas que vive una transición y salió de una dictadura militar hace 13 años.
Hay muchas iniciativas en marcha, como la lucha contra el trabajo infantil y la violencia policial, la búsqueda de soluciones para las cárceles superpobladas y la creación del Servicio Civil Voluntario para ocupar y capacitar jóvenes sin enseanza básica, dijo.
El gran reto de su Secretaría es "la pedagogía de los derechos humanos, masificar la conciencia sobre la necesidad de respetarlos", que por ahora "solo existe entre los intelectuales", concluyó Gregori. (FIN/IPS/mo/mh/hd/98