Los vientos de la crisis de Asia acarrean para América Latina desconfianza, baja en las exportaciones, incertidumbre en el financiamiento y caída del valor de las materias primas, que se traducirá en un enfriamiento de la economía regional este año, según anticipó el SELA.
El crecimiento de la actividad en la región será 1,6 puntos inferior a lo previsto inicialmente, pronosticó el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) en un informe, dado a conocer el jueves en Venezuela, sobre el impacto en la región de la crisis abierta en el sudeste de Asia en julio.
El estudio indica que Chile tendría todos los elementos para ser el país más golpeado por la crisis asiática, entre los siete analizados, pero su solidez financiera y la alta credibilidad sobre su manejo económico lo hacen menos vulnerable que otros ante las perturbaciones.
El SELA, conformado por 27 países latinoamericanos y caribeños, llegó a la conclusión de que Argentina, Brasil y Perú son los países más débiles ante la crisis asiática.
La fragilidad de los dos primeros viene dada sobre todo por sus grandes necesidades de recursos financieros para nuevos proyectos y para restructurar su deuda externa, y en el caso de Brasil se añaden desequilibrios macroeconómicos que buscó corregir el plan lanzado el 10 de noviembre.
Colombia, Chile, México y Venezuela, los otros países estudiados, presentan menor vulnerabilidad. Los tres sudamericanos son afectados sobre todo por la caída de precios de los productos básicos.
Se añade, en el caso de Chile, que se trata de la nación latinoamericana con mayores vínculos comerciales con Asia.
El SELA señala que la fragilidad de México no depende de un sector determinado.
El organismo analizó los costos directos o indirectos de corto plazo bien identificados, pero alertó que los efectos diferidos pudieran ser tan importantes como los más cercanos.
Eso se debe a la globalización y al riesgo de que las economías industrializadas se desaceleren más de lo previsto y no atiendan "los riesgos sistémicos" de su sector financiero.
Durante 1997, la crisis repercutió en las principales plazas bursátiles latinoamericanas, pero no afectó a la economía, que aumentó cinco por ciento, su mejor desempeño en un cuarto de siglo.
La prolongación y profundización de la crisis asiática ensombrecen la situación para este año, porque los canales de transmisión hacia las orillas latinoamericanas son múltiples y crecientes.
Los cálculos realizados por diferentes agencias multilaterales bajaron en enero las expectativas de crecimiento de la región, para situarlo provisionalmente en 3,5 por ciento, 1,6 puntos menos que los pronósticos previos, detalló el SELA.
Los peores resultados económicos van a tenercarácter mundial, pero las economías emergentes como las latinoamericanas soportan además impactos tales como la crisis de confianza general inmediata ante cualquier episodio en un grupo de ellas.
El SELA precisó que el fenómeno conocido como "búsqueda de calidad" provoca un efecto dominó de merma de inversiones y encarecimiento del financiamiento en los países emergentes, que se suma al impacto más directamente económico.
Con base en un análisis econométrico similar al que utilizan las firmas calificadoras, el estudio del SELA estableció que las turbulencias desatadas por la crisis asiática configuran cuatro grupos en materia de riesgo financiero.
En el primero están los menos amenazados, dada su fortaleza monetaria y equilibrio financiero, y engloba a Chile entre los latinoamericanos y a Malasia, Hong Kong y Taiwan, por Asia.
El segundo grupo está conformado por economías relativamente sólidas, pero vulnerables por el desequilibrio comercial potencial y su alto endeudamiento.
En el mismo se ubican China e India, entre los vecinos de la turbulencia, y Argentina, México, Venezuela y Uruguay, si bien este último no entra en el análisis del SELA.
En el tercer grupo aparecen los países donde está el epicentro de la crisis, con excepción de Malasia. Se trata de Tailandia, Indonesia, Corea del Sur y Filipinas.
El último grupo lo integran Brasil, Colombia y Perú, y tiene como carácter un conjunto de desequilibrios macroeconómicos y de volatilidad financiera potencial.
La dependencia comercial del conjunto de la región respecto a Asia es muy manejable, porque sólo 10,27 por ciento de sus exportaciones totales tienen ese destino.
Pero esa dependencia es superior en el caso de Chile, que en 1997 orientó nada menos que 38,7 por ciento de sus ventas a ese continente, seguido de Perú (25,33 por ciento), Brasil (15,28 por ciento) y Argentina (14,99 por ciento).
Además, los países latinoamericanos se vieron afectados porque habían promovido una estrategia para penetrar en Asia que en los ocho primeros meses de 1997 "aceleró significativamente" las ventas a ese destino.
La depreciación del valor de las materias primas había comenzado en 1996, pero la crisis asiática agudizó y aceleró la tendencia, con un especial impacto en el cobre, que exporta Chile, y en el petróleo, del que depende sobre todo Venezuela, seguido de México y Colombia.
Las naciones latinoamericanas lograron disminuir esta decada su de dependencia financiera de flujos volátiles y en 1997, de un total de 73.000 millones de dólares de inversión externa, 44.000 fueron de inversion directa.
Pero la crisis asiática se tradujo en la postergación de planes de inversiones en la región de grandes firmas de Japón y Corea del Sur, dentro de una caída general de flujos de capital a los países emergentes.
El SELA considera más grave la dificultad observada este año en el acceso al mercado internacional de euro-obligaciones, después de que en 1997 los latinoamericanos hicieron emisiones brutas por 53.000 millones de dólares en ese mercado.
Varias emisiones tuvieron que ser postergadas y peor aún fue el fuerte incremento de las primas de riesgo.
El aumento de la prima de riesgo para los países emergentes en el euromercado fue en promedio en enero de 165 puntos. Pero a Brasil se le adjudicaron 204 puntos y a Argentina 197, mientras para los demás, es inferior al promedio, indicó el SELA. (FIN/IPS/eg/ff/if/98
