El presidente del BID, Enrique Iglesias, afirmó en el informe anual de la institución que el efecto de la crisis económica en Asia oriental será "relativamente menor" en América Latina y el Caribe.
Los mercados de América Latina sufrieron réplicas del terremoto en Asia oriental a fines del año pasado y comienzos de éste, pero la región "demostró estar pronta para afrontar el ataque", dijo Iglesias.
El funcionario fue reelegido para un tercer período al frente del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en la reunión anual de la institución que se realizó esta semana en Cartagena, Colombia.
"La turbulencia financiera asociada con la crisis en Asia (oriental) tendrá efectos relativamente menores en las perspectivas económicas para 1998 para la mayoría de los países" de América Latina y el Caribe, observó Iglesias en el informe anual presentado el lunes en la asamblea de gobernadores.
América Latina alcanzó un crecimiento económico de 5,2 por ciento el año pasado, la segunda tasa desde 1980. La mayor parte de ese crecimiento correspondió al de Argentina (7,8 por ciento) y México (7,1 por ciento).
La inflación continuó cayendo y debería mantenerse en un dígito en los próximos años, de acuerdo con el informe del BID.
La clave para permanecer fuera de la turbulencia es que los gobiernos se mantengan vigilantes del manejo macroeconómico y persistan en las reformas de "segunda generación", destinadas a flexibilizar el mercado laboral y enmendar los sistemas judiciales para asegurar los contratos privados.
"No se trata de desembarazarse de la protección (a los trabajadores) ni de reemplazarlos por otros nuevos", aseguró, por su parte, Ricardo Hausmann, economista jefe del BID.
Hausmann sostuvo que la recapacitaciónn y los seguros de desempleo son ejemplos de "sistemas que protegen a los trabajadores de los riesgos del mercado laboral y no causan problemas", como sí lo hacen las reglas "rígidas" de protección contra los despidos.
La actual base de capital del BID, de 98.500 millones de dólares, triplica la de abril de 1988, cuando Iglesias se hizo cargo del banco.
Los préstamos ascendían entonces a menos de 2.000 millones de dólares al año. En 1997, los créditos aprobados ascendieron a 6.000 millones de dólares. Ese año, el banco desembolsó casi 5.500 millones y acordó más de 1.000 millones en cofinanciamiento adicional.
Por cuanto año consecutivo, el BID superó al Banco Mundial como principal prestamista multilateral a países de América Latina y el Caribe.
Estas cifras parecen insignificantes si se las compara con los 90.000 millones de dólares procedentes de capitales privados que fluyeron a la región el año pasado, pero el BID se distinguió por "un espíritu de solidaridad que protege" a los países más pequeños y pobres, según Iglesias.
Treinta y seis por ciento de los nuevos créditos de 1997 se dirigieron a esos países, mientras casi toda la inversión privada se dirigió a las seis principales economías de América Latina, agregó.
Los préstamos para salud, educación, desarrollo urbano y ambiente representaron 43 por ciento del portafolio de la agencia, según el informe. Los programas de "modernización" del estado, entre ellos los de reformas judiciales y descentralización, constituyeron nueve por ciento.
De todos modos, Iglesias parece más orgulloso por lo que califica de función cada vez más preponderante del banco como "facilitador del sector privado, no su competidor".
La aprobación de préstamos para financiamiento directo a proyectos de infraestructura del sector privado alcanzaron el año pasado una cifra sin precedentes de 320 millones de dólares, cuando en 1996 fueron de 198 millones.
Los préstamos en consorcio concedidos en 1997 por el BID junto con otros bancos alcanzaron 563 millones de dólares, un crecimiento de 136 por ciento respecto del año anterior.
Por cada dólar que el banco aporta para proyectos privados de infraestructura, atrae otros cinco o seis de los inversores, según funcionarios. Pero el sector privado quiere más. (FIN/IPS/tra- en/aa/mk/mj/if dv/98